Simón Royo Rebelión
De la histeria entorno a las Brujas de Salem al Macarthismo, la persecución de todo ideario anarquista o socialista y la censura más férrea hacia todo lo relacionado con la igualdad social, han sido características destacadas de los Estados Unidos de Norteamérica. Actualmente en ese país tan supuestamente garante de las libertades individuales y de los derechos civiles, el simple hecho de buscar un libro, rastreándolo mediante diversos procedimientos a través de una biblioteca, puede llevarte a una lista negra de posibles terroristas: "Por ejemplo, un gran jurado federal autorizó seguimientos, a mediados de los años 90, para localizar quiénes habían realizado búsquedas de los libros mencionados en el Manifiesto de Unabomber" (Revista Time. Mayo 12, 2003: "Checking What You Check Out", p.44). Eso demuestra, como el documental de Michael Moore Bowling for Columbine ha puesto recientemente de manifiesto, que la exacerbación del miedo y de la histeria mediante la continua insistencia en que se vive en un estado de perpetua inseguridad, -con la consiguiente persecución, en círculos concéntricos cada vez más amplios, de toda disidencia-, forman parte esencial del plan Imperial para globalizar el planeta. Un no declarado estado de excepción permanente es su resultado. Theodore Kaczynski tuvo la mala suerte de ser demasiado inteligente. Ingresó a los 16 años y se graduó en ciencias por Harvard a los 20, siendo luego Profesor de Matemáticas en la Universidad de Berkeley (California). Más conocido como Unabomber, fue capturado en 1996 tras haber sido buscando por el FBI durante 18 años, debido a los atentados que fue perpetrando a lo largo de ese periodo (1978-1995) mediante cartas bomba fabricadas de modo artesanal (sin usar la tecnología); con las que asesinó a tres personas e hirió (mutiló) a otras 29, todas ellas relacionadas con la tecnología y con la industria. En 1995 se hizo público su extenso Manifiesto de 30.000 palabras (del que mostramos más abajo el parágrafo 1 de los 232 que contiene) cuando obligó al New York Times y al Washington Post a publicárselo bajo la amenaza de atentar contra ellos si no lo hacían. Ambos diarios accedieron a publicar parcialmente el escrito que actualmente en su integridad puede encontrarse en Internet. El Manifiesto de Unabomber comenzaba con las siguientes palabras: "1.La Revolución Industrial y sus consecuencias han sido un desastre para la raza humana. Han incrementado enormemente la esperanza de vida de aquellos de nosotros que vivimos en países «avanzados», pero han desestabilizado la sociedad, hecho la vida irrealizable, sometido a los seres humanos a indignidades; han extendido enormemente el sufrimiento psíquico (en el Tercer Mundo el sufrimiento físico igualmente) y han infringido severos daños en el mundo natural. El continuo desarrollo de la tecnología empeorará la situación. Vejará a los seres humanos con mayores indignidades e infringirá un mayor daño en el mundo natural, acarreará probablemente una mayor dislocación social y un mayor sufrimiento psicológico, y podrá incrementar el sufrimiento físico incluso en los países «avanzados»" (Manifiesto de Unabomber: Introducción, parágrafo 1. Traducción del inglés nuestra). Una vez capturado a Unabomber le fue diagnosticada una "esquizofrenia paranoide" por la psiquiatra federal del gobierno de los Estados Unidos, si bien eso no impidió su condena a reclusión de por vida, ni que fuese también declarado, por la misma psiquiatra, Dra. Sally Johnson, como: "mentalmente competente para defenderse a sí mismo", -como era el expreso deseo del encausado. Se defendió entonces a sí mismo renunciando a un abogado, sorteó la pena de muerte y fue condenado a cadena perpetua. De entre los "terribles" y escasos libros o revistas que mencionaba en su extenso escrito Unabomber podemos citar, a riesgo de engrosar el Índice de listas del terrorismo internacional, los siguientes títulos: -"Violence in America: Historical and Comparative Perspectives" edited by Hugh Davis Graham and Ted Robert Gurr. -Chester C. Tan, "Chinese Political Thought in the Twentieth Century". -Eric Hoffer's "The True Believer". -L. Sprague de Camp, "The Ancient Engineers", Ballentine edition. -"Seeking the Criminal Element", by W. Wayt Gibbs, Scientific American, March 1995. -Philip B.Heymann of Harvard Law School, quoted by Anthony Lewis, New York Times, April 21, 1995 . Libros y revistas que no parecen extremadamente nocivos para la salud mental de los individuos, pero que como fueron leídos por Unabomber, pasaron a ser sospechosos, así como quienes los buscasen y consultasen. Estos últimos podrían haber llevado hasta su captura, aunque finalmente fue su hermano, David Kaczynski, quien lo entregó al FBI. Así que mucho cuidado para quien busque información sobre Ben Laden o Al'Quaida, pues puede pasar a una base de datos de personas sospechosas. No estoy de acuerdo completamente con Rousseau, Heidegger o Unabomber en lo que respecta a sus consideraciones acerca de la técnica, y tampoco comparto los métodos del último para enderezar las cosas. Porque aunque la tecnología, en un mundo capitalista, falto de cooperación y privatizados los medios de producción, termine siendo más nociva que beneficiosa para la mayoría de la humanidad, bien pudiera ser positiva en otro mundo posible. La censura global también se encarga de que la visión egoísta y depredadora del ser humano sea considerada como la única posible, silenciándose todo discurso que argumente en contrario. Por eso, incluso entre las filas de la disidencia, se filtra la nefasta ideología según a cual todo lo deciden las bombas y el dinero y nada las palabras y la política. Y no es que no cuente lo primero pero eso no quiere decir que haya que descartar lo segundo. La práctica de la censura se sigue ejerciendo como antaño, pero ahora esa persecución supone un simple residuo arcaico dentro de la más vasta microcensura existente. Porque lo cierto es que no suele hacer mucha falta censurar historias como la de Unabomber, ni perseguir a quienes busquen las lecturas que el personaje pudiera indirectamente recomendarnos, ya que pocas personas han oído hablar de él y muy pocas conocen bien su caso. Y eso es porque, en la actualidad, hay una censura especial y novedosa que coexiste con la antigua censura inquisitorial y que se ejerce tanto mediante la saturación como mediante el vacío. El mecanismo de la censura por saturación se ejerce mediante la proliferación de la información inane en una abundancia imposible de procesar, mediante un bombardeo mediático insistente y repetitivo que impide el pensamiento crítico y fomenta la apatía y la renuncia a querer saber la verdad. Esa es la diferencia entre un mundo en el que se perseguían en un Índice de la Inquisición a libros considerados peligrosos y otro en el que los libros "peligrosos" son imposibles de encontrar entre miles y miles de volúmenes y de páginas Web. Un mundo globalizado en el cual, una vez encontrada, con suma dificultad, la información, resulta de tal magnitud su cantidad, que es finalmente imposible discriminar entre la relevante y la irrelevante, pues toneladas de la segunda ocultan a la primera. Javier Tomeo lo expresaba muy acertadamente no hace mucho al comparar nuestra actualidad con la descrita en la antiutopía de Ray Bradbury Fahrenheit 451: "Esa es, a mi juicio, la principal diferencia entre la sociedad que describe Bradbury y la nuestra. Allá los libros se queman porque se consideran peligrosos. Aquí se editan a borbotones por inocuos. Allá se niega a los ciudadanos su derecho a que, por medio de la lectura, se formulen preguntas. Aquí, recurriendo a una publicidad alienante, se les obliga de hecho a que lean libros que puedan aparcarles definitivamente en la vía del conformismo y de la rendición incondicional. Cierto que en este país siguen publicándose cierto número de novelas que, al margen de su calidad, proponen al lector algunas preguntas, pero esas novelas son cada vez menos, se han convertido en productos minoritarios, y cabe la posibilidad de que quienes los escriben mueran pronto por inanición" (Javier Tomeo Sumisión al sistema. El Mundo 12-1-2003). No hace falta que los mercaderes persigan o manden asesinar a los poetas, quemen sus libros y torturen a sus seguidores, basta con hacerles el vacío, fomentar una política de la indiferencia y del aislamiento, premiar la mediocridad y el conformismo. Basta con el desprecio para que los grandes escritores terminen muriendo de hambre y de abandono, sin que nadie se sienta responsable y a nadie se pueda señalar con el dedo. Pero es que el responsable de censurar y perseguir u omitir y aislar a la palabra disidente no es ninguna persona en concreto, aunque algunas tengan nombre y apellidos, sino un sistema económico-social determinado, que conocemos como capitalismo. Theodore Kaczynski podría haber sido un benefactor de la humanidad si se le hubiese dejado hablar públicamente, si se le hubiese escuchado, si no se le hubiese empujado a la violencia, pero la sociedad capitalista le convirtió en un criminal. El fenómeno se complica cuando nos damos cuenta de que la prohibición y persecución significaban antaño que se había hecho mella en el sistema y se amenazaban sus fundamentos, mientras que ahora todo puede salir a la luz porque, aunque molesto, ya no amenaza los fundamentos de un sistema que carece de fundamentos. La censura se ha vuelto, como la guerra, una censura preventiva. Libertad de expresión sólo significa que la censura no es oficial, sino que permanece encubierta y se ejerce con métodos sutiles: "Hay países en los que existe la censura, y entonces es necesario luchar para evitarla y para escribir, en lo posible, todo lo que uno pretende escribir, a pesar de todo. Hay países en los que existe libertad de expresión, en los que no se da una censura oficial, pero la libertad del periodista está limitada por los intereses de la cabecera para la que trabaja. En muchos casos, el periodista, especialmente si es joven, debe afrontar muchos compromisos y usar diversas tácticas para evitar el choque directo, y así ir tirando. Pero no siempre es posible, y éste es el motivo por el que se dan tantos casos de persecución. Son tácticas de persuasión indudablemente muy distintas de las acciones violentas de las que hablábamos antes: asumen la forma del despido, de la marginación efectiva de la vida laboral, de la amenaza de naturaleza económica" (Ryszard Kapuscinski Los cínicos no sirven para este oficio. Sobre el buen periodismo. Editorial Anagrama. Barcelona 2002, pp.56-57). En realidad sólo los cínicos sirven para multitud de oficios además del de periodista en la sociedad capitalista. En la empresa privada resulta obligado autocensurarse ante el continuo chantaje de los garbanzos. El triunfador será el más hipócrita y el más cínico, aunque hoy se denomina pragmatismo a lo que antes se llamaba contemporizar. No sólo la amenaza de despido pende sobre el apóstata sino también la amenaza del vacío, la amenaza de la difamación y la amenaza de la criminalización. Hay muchas formas de censura en la actualidad, la indiferencia de los grandes medios pertenecientes a grandes corporaciones es una de ellas, la saturación de información publicitaria, superficial e inane de esos mismos medios es otra, la amenaza de despido es una más. Entre todas ellas, como náufragos en el océano, las informaciones críticas contra el poder establecido y las informaciones relevantes, profundas y de fondo, flotan a la deriva, o navegan abriéndose paso a través de los medios alternativos y minoritarios. A veces alguna de esas informaciones alcanzan una corriente profunda y emergen con fuerza, causando un gran impacto. A veces permanecen subterráneas, visibles para los topos o se pierden para siempre. En estos momentos, en este mismo instante, alguien, oculto, solitario, lleno de pasión y de talento, escribe palabras de acero contra este mundo mentiroso y atroz. No se le puede aún perseguir, ni censurar, porque todavía nadie le conoce. Pero de hecho se le tiene ya preventivamente perseguido y censurado. Un escudo de vacío ya lo envuelve y millones de réplicas a su grito de protesta se le adelantan sin cesar. Quizás este y otros muchos caigan y perezcan o quizás sean engullidos por la espiral de la violencia. Pero fecundarán entonces el suelo con su sangre y con sus lágrimas. Y de esta tierra dura y seca, humedecida e impregnada de bilis negra y libertaria, por cada uno que caiga o se destroce, surgirán luego otros diez y alguno de ellos alcanzará a dar en el blanco.
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