Un caso muy conocido de un
líder que cuenta con un alto grado de Inteligencia Emocional influyendo en
resultados positivos es Gerald Grinstein, ex Director Ejecutivo de
Western Airlines y el ferrocarril Burlington Northern. Grinstein cuando
aceptó tomar el cargo en estas compañías, tuvo que construir una afinidad
entre él y los trabajadores para poder levantar a la compañía de la crisis
económica en la que se encontraba. Realizó varias acciones que incluían
convencer al personal en que una reducción de costos era necesaria para
obtener una compañía más solvente y estable. Entre estas acciones se
encontraban conocer al personal, realizar viajes donde él podía conocer
los sentimientos y preocupaciones de los que integraban a la compañía,
etc. A través de esta práctica, Grinstein logró no solo estabilizar las
empresas, sino hacerlas rentables. En el caso de Western Airlines pudo
vender la compañía a Delta Airlines en 860 millones de dólares, y con
Burlington Northern realizó la compra de Santa Fe Pacific para formar la
red ferroviaria más grande en Estados Unidos. Su gran lema es “Para
ser duro no hace falta ser un cretino”.
Aquellos ejecutivos dentro
de las empresas que desarrollan esta Inteligencia Emocional tienen mayor
capacidad de manejar las relaciones, trabajan más productivamente, atraen
más negocios, producen mejores resultados e incrementan las ganancias.
Esto fue el resultado de un estudio que determinó que aquellos ejecutivos
que fueron entrenados o recibieron alguna capacitación en desarrollar las
habilidades de la Inteligencia Emocional hicieron crecer sus empresas en
Estados Unidos en un promedio del 18.1%, comparado con el 16.2% de
aquellos que no fueron capacitados.
La Inteligencia
Emocional nos marca que los ejecutivos aprenden a apoyar a una persona
a desarrollarse y crecer, sin tener la necesidad de manipular la
personalidad de la misma, lo cual permite incrementar la retención del
personal, aumentar ventas y mejorar los resultados
financieros. |