la inteligencia emocional resultó tener el doble
de importancia que los demás, para trabajos en todos los
niveles.
Así mismo, mis análisis demostraron que
la importancia del papel que tiene la inteligencia
emocional aumenta a medida que se llega a los niveles
más altos de las empresas, en los cuales eran
insignificantes las diferencias en las destrezas
técnicas. En otras palabras, cuanto más alto sea el
rango de una persona con desempeño estrella, con mayor
frecuencia sus capacidades de inteligencia emocional
surgían como la principal razón de su
efectividad. Cuando comparé los actores estrella con
los actores promedio en posiciones de liderazgo, casi el
90% de la diferencia en los perfiles se le atribuía a
factores de inteligencia emocional y no a habilidades
cognoscitivas.
Otros investigadores han
confirmado que la inteligencia emocional no sólo
distingue a los líderes sobresalientes, sino que puede
estar unida al desempeño sobresaliente. Los hallazgos
del desaparecido David McClelland, el reconocido
investigador en comportamiento humano y organizacional,
son un buen ejemplo. En su estudio de una empresa global
de alimentos y bebidas realizadas en 1996, McClelland
encontró que cuando los altos gerentes tenían una masa
crítica de capacidades de inteligencia emocional, las
divisiones que dirigían superaban las metas de ganancias
en un 20%. Mientras tanto, las divisiones con líderes
que carecían de esa masa crítica quedaban por debajo de
las metas en un porcentaje similar. Vale la pena anotar
que los hallazgos de McClelland mantuvieron su validez
en las divisiones de esa compañía de Estados Unidos,
Asia y Europa.
Autoconciencia
La
conciencia de sí mismo es el primer componente de la
inteligencia emocional, lo que tiene sentido si uno
recuerda que el oráculo de Delfos aconsejaba "conócete a
ti mismo" miles de años atrás. Significa tener un
profundo entendimiento de nuestras emociones,
fortalezas, debilidades, necesidades e impulsos. Las
personas con una fuerte autoconciencia no son demasiado
críticas ni tampoco tienen esperanzas irreales. Más
bien, son honestos consigo mismos y con los
demás. |
Autorregulación.
Los impulsos biológicos de la
autorregulación manejan nuestras emociones. No los
podemos dejar de lado, pero sí podemos hacer mucho para
manejarlos. La autorregulación, que es como una
conversación interna continuada, es el componente de la
inteligencia emocional que nos libera de ser prisioneros
de nuestros sentimientos. Quienes están comprometidos
con esta conversación sienten -como cualquiera- mal
humor e impulsos emocionales, pero encuentran la manera
de controlarlos y canalizarlos en forma
útil.
Motivación
Si hay una
cualidad que casi todos los líderes poseen es la
motivación. Los líderes son impulsados a alcanzar logros
por encima de las expectativas propias y las de los
demás. La palabra clave aquí es lograr. Muchas personas
son motivadas por factores externos, como un salario
alto o el status que resulta de tener una posición con
un título llamativo, o formar parte de una empresa
prestigiosa. En contraste, quienes tienen potencial para
ser líderes se motivan por un deseo profundamente
enraizado de tener logros, por el hecho mismo de
alcanzarlos.
Empatía
De todas las
dimensiones de la inteligencia emocional, la
empatía es la más fácil
de |
reconocer. Todos hemos
sentido la empatía de un profesor o un amigo sensible y
nos ha golpeado su ausencia cuando estamos con un jefe o
entrenador insensible. Pero cuando se trata de negocios,
raramente oímos que las personas sean elogiadas o
recompensadas por su empatía. La palabra misma parece
alejada de la vida de los negocios y fuera de lugar
entre las duras realidades del mercado. Pero la empatía
no tiene que ver con aquel sentimentalismo estilo "yo
estoy bien, tú estás bien". Para un líder, la empatía no
significa adoptar las emociones de otros como propias y
tratar de complacer a todos. Esto sería una pesadilla y
haría la acción imposible. Por el contrario, significa
considerar los sentimientos de los empleados, junto con
otros factores, en el proceso de tomar decisiones
inteligentes.
Habilidades sociales
Los
tres primeros componentes de la inteligencia emocional
son todos habilidades de automanejo. Las dos últimas,
empatía y habilidades sociales, tienen que ver con la
capacidad de las personas para manejar las relaciones
con los demás. Como componentes de la inteligencia
emocional, las habilidades sociales no son tan sencillas
como parecen. No es sólo un asunto de ser amistoso, a
pesar de que las personas con altos niveles de
habilidades sociales son rara vez inamistosas. Por el
contrario, la habilidad social es amistad con un
propósito: conducir a las personas hacia la dirección
que usted desee, ya sea un acuerdo para una nueva
estrategia de mercadeo o entusiasmo frente a un nuevo
producto.
Es importante hacer énfasis en que la
construcción de la inteligencia emocional propia no
puede ocurrir sin un sincero deseo y un esfuerzo
concertado. Un seminario breve no ayudará; tampoco puede
uno pretender que la solución sea comprar un manual de
cómo hacerlo. Resulta mucho más difícil aprender a tener
empatía - interiorizar la empatía como una respuesta
natural hacia las personas-, que volverse diestro en el
análisis de regresión estadística. Pero puede lograrse.
Ralph Waldo Emerson escribió: "Nunca una cosa grande se
consiguió sin entusiasmo". Si su meta es convertirse en
un verdadero líder, estas palabras le servirán como guía
en sus esfuerzos para desarrollar alta inteligencia
emocional. |