Hay medio millón de aspirantes
Más argentinos que podrán ser europeos

Descienden de países que integrarán la UE

“Buenos días, ¿hablo con el consulado? Mire, mi abuelo nació bajo el imperio austro-húngaro... ¿Usted me podría informar si ese territorio pertenece a un país que va a entrar el año que viene en la Unión Europea?”

La disparatada consulta se registró en el consulado de la República Checa en Buenos Aires, pocos días después de que el Consejo Europeo de Copenhague aprobó las negociaciones de ampliar las fronteras políticas del Viejo Mundo e incorporar a la Unión Europea a diez países del este del continente y del sur del Mediterráneo, a partir del 1° de mayo de 2004. Desde ese día, el 13 de diciembre pasado, muchos de los 500.000 argentinos descendientes de checos, húngaros, polacos, eslovacos, lituanos, letones, estones, eslovenos, chipriotas y malteses se trepan a las ramas de su árbol genealógico con la ilusión de encontrar algún documento que les permita tramitar el pasaporte europeo.

Según explicaron a LA NACION representantes de las embajadas y consulados de los diez países europeos del Este y del sur del Mediterráneo que serán nuevos miembros, durante los últimos meses se recibió un verdadero aluvión de pedidos de averiguación y trámite de ciudadanías. .

En la embajada de Polonia tuvieron que suspender la atención directa al público y sólo se reciben consultas con entrevistas pactadas. Debieron hacerlo hace dos meses para evitar que todas las noches un campamento de más de 200 personas durmiera frente a la entrada, en Alejandro María de Aguado al 2800. Por estos días no se consiguen citas hasta septiembre. Para este año hay agendados casi 7000 pedidos, a razón de 25 por día. .

"Recibimos más de 300 pedidos en la embajada, y las llamadas y mails por consultas son incesantes. Este tipo de trámite hace un año era muy esporádico", explica la vicecónsul checa, Daniela Plockova. .

"Desde que empezó a hablarse de la fecha de ingreso de Lituania se triplicaron las consultas. Todo se agravó por la crisis argentina. Tramitamos entre 150 y 200 ciudadanías por mes, recibimos entre cuatro y cinco pedidos por día. Así, comprobamos que la colectividad lituana es mayor de lo que creíamos, unas 30.000 personas ", explica el cónsul de ese país en Buenos Aires, Algimantas Rastauskas. En la mayoría de los casos se trata de descendientes que no conocen el idioma de sus ancestros ni guardan las tradiciones. Su pretensión no es mudarse al país de sus abuelos, sino tener permiso para residir en Europa . .

"Florecieron estonianos como hongos. Teníamos registros de 130, pero somos muchos más, 200 por lo menos. Pero ya no les interesa Estonia, les interesa el pasaporte europeo. Llama gente que jamás mantuvo relación con la colectividad. En algunos casos, los resultados fueron positivos. En otros, no; no poseían documentación y además porque los interesados deben viajar a Estonia y tramitar la ciudadanía allí", explica el cónsul de ese país, Peet Pullisaar.

Volver a Polonia Conseguir el pasaporte de uno de estos países no es nada sencillo y los requisitos de la ley de ciudadanía varían de país en país y según el año de nacimiento del antepasado

"Muchos quieren volver a Polonia. Y muchos otros ser europeos. Algunos vienen con papeles que creen documentos, pero como no hablan ni leen polaco desconocen que lo que traen son las cuentas de un zapatero", ilustra el consejero consular polaco, Jaroslaw Grabowiecki. "Pero no es nuestro papel juzgar las motivaciones. Más allá de su religión o etnia, si acreditan su condición de polacos debemos darles la ciudadanía." .

En el consulado de Eslovaquia se iniciaron más de 300 trámites de ciudadanía. Pero sólo el 10 por ciento reunió los requisitos que establece la ley. .

"Es mucho más sencillo tramitar el Estatuto del Eslovaco en el Exterior, que permite trabajar y residir legalmente allí. Se otorga hasta la tercera generación y las condiciones son más flexibles. Pero hasta ahora nadie se interesó por esa posibilidad. Porque sólo permite vivir en Eslovaquia. Y la idea de quienes vienen es entrar en la Unión Europea, vivir en Italia o en España o en países desarrollados. No en Eslovaquia", asegura la cónsul de ese país, Miriam Cenjelova. .

Podrían aplicar sanciones La Unión Europea recordó en Copenhague que durante los tres primeros años de la ampliación los Estados miembros actuales podrán aplicar salvaguardias contra los nuevos socios en el caso de que incumplan las normas del mercado común o las disposiciones en materia de inmigración.

"Aún no definió si desde el comienzo los ciudadanos de los países nuevos miembros van a poder trabajar y residir libremente en los demás países comunitarios. Pero la mayoría de los que inician el trámite de ciudadanía lo ignora, y muy pocos preguntan al respecto. La mayoría se porta como que siempre mantuvo las costumbres, que quiere retomar relaciones con sus raíces", explica la diplomática checa.

Tramitar la ciudadanía letona puede resultar bastante improbable. La cónsul Mirtza Zalts asegura que también en esa sede diplomática aumentaron las consultas, aunque consideró que conseguir la ciudadanía letona es "prácticamente imposible, porque es difícil que el gobierno letón considere justificado que alguien que tiene pasaporte argentino necesite otro".
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El secretario de la embajada de Eslovenia, Anita Pipan, informó que también allí las solicitudes diarias duplican las recibidas el año último.
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El consulado de Chipre directamente no está tramitando ciudadanías.
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"Durante los últimos meses se incrementó el interés y muchos chipriotas dieron señales de esto en el consulado. Pero ocurre que desde octubre de 2000, Chipre emitió un comunicado en el que informó la adopción de una política migratoria según la cual en este consulado sólo se tramitan visas de trabajo", aseguró Sebastián Kirichuk, asistente consular de Chipre.
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Por Evangelina Himitian, La Nacion, 13 de enero de 2003


Unos quieren recuperar su identidad y otros, emigrar

No todos los que piden la nueva ciudadanía desean viajar

Pamela Tracz: "Mi abuelo era polaco, aunque en realidad nació bajo el Imperio Austro-Húngaro, y viajó a América entre las dos guerras mundiales, sin escapar de nada en particular, sino que después de terminar el secundario zarpó con el hermano en busca de aventuras", cuenta Pamela Tracz, que el año último empezó el trámite de la ciudadanía.

"Mi tío abuelo terminó en Canadá y él, acá, en Buenos Aires. En la época de la Segunda Guerra, mi abuelo formó parte de una organización que recibía a polacos emigrantes y los relocalizaba", relata.
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Pero cuando solicitó la partida de nacimiento al pueblo natal de su abuelo Juan, se llevó una sorpresa. "Durante años en mi familia creíamos que éramos descendientes de polacos, pero cuando comenzamos los trámites nos enteramos de que el pueblo donde nació mi abuelo quedó del lado de Ucrania, luego de los reajustes territoriales, por lo que no podemos solicitar la ciudadanía."
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"Yo me digo: si el principio que rige para la ciudadanía es el de la sangre, entonces no tendría que haber problema porque mi abuelo tenía la nacionalidad polaca, por más que ese pueblo haya quedado en otro país."
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Esteban Pfeiffer: A los 57 años, Esteban Pfeiffer, empresario, comenzó a tramitar la ciudadanía húngara. La que le legó su madre. Aunque en realidad él nació en Austria, debe elegir aquella opción porque perdió esta ciudadanía, cuando se nacionalizó como argentino, ya que sus padres decidieron apostar por este país hace más de medio siglo.
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Aunque nunca pensó en irse de la Argentina, asegura que el desorden jurídico del país, la inestabilidad de las instituciones y la corrupción política lo llevaron a pensar en otras opciones.
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Así, en octubre último reunió la documentación requerida y empezó el trámite. Y espera la respuesta para los primeros días de febrero próximo. "Sobre todo por mis tres hijos, porque ahora está todo muy difícil acá", asegura.
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Cora Borenstein: Cora Borenstein tiene 21 años, estudia abogacía y trabaja en el Ministerio de Salud. Desde hace un año también es ciudadana polaca. "Como tenía toda la documentación de mi abuelo, que había nacido en Varsovia, no me hicieron ningún problema. Y en dos meses me entregaron el pasaporte. Ahora creo que es mucho más largo el trámite, porque hay mucha gente", cuenta.
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La familia de Cora era judía. Sin embargo, no emigró por la persecución antisemita sino por falta de oportunidades de trabajo.
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"Se dedicó al comercio. Vino acá por la misma razón por la cual muchos hoy se van para Europa", asegura, aunque confiesa que por el momento no está en sus planes irse.
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"Cuando me enteré de la posibilidad de tramitar el pasaporte de la Comunidad (europea) quise dejar abierta esa posibilidad. No creo que iría a vivir a Polonia. Trataría de buscar un país con mayor similitud idiomática. Allá hasta el alfabeto es distinto y mi abuelo no hablaba polaco sino idish", concluye.
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Arturo Krivaner: "Mi decisión de sacar la ciudadanía no obedece a que dentro de un tiempo la República Checa entre en la Unión Europea. No representa para mí tener un pasaporte o un pasaje directo a Europa, sino mantener las raíces de mis ancestros... Aunque es bastante difícil que me crean, ahora, con mi condición de desempleado", asegura Arturo Krivaner, de 28 años, y padre de un bebe de un año y diez meses.
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"Mi abuelo nació en Zactcany en 1903, y vino a la Argentina a los 24 años. Conservo toda la documentación y en noviembre comencé el trámite. Supongo que para fin de año tendré la respuesta, pero no tengo apuro. Cuando obtenga la ciudadanía, no emigraré como extranjero hacia otras tierras, haciendo lo que uno no hace en su país. Prefiero seguir luchando y haciendo lo que haría en cualquier otra parte del mundo, para que esta situación que estamos viviendo los argentinos cambie", expresa.
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Federico: Desde octubre último, Federico, de 29 años y estudiante de ingeniería, espera cada día la respuesta por correo diplomático. Es la carta que dirá si el gobierno polaco le reconoce los derechos como ciudadano.
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Hace sólo unos meses recordó la existencia de una bolsita en la que los padres guardaban los documentos de su abuelo, que llegó a este país en 1923.
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"Se me ocurrió desempolvar los viejos papeles y buscar antecedentes de mis abuelos. Y entonces encontré que tenía la mayoría de la documentación necesaria para empezar el trámite, excepto la partida de nacimiento de mi abuelo. Tuve que solicitarla a Brzest, el pueblo de mi abuelo, hoy Bielorrusia.
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"Estoy esperando la respuesta... Hubo muchos archivos que fueron destruidos desde entonces, espero que éste no sea el caso. Mi idea es tener la ciudadanía europea como una herramienta, en caso de que yo o mis hijos la necesitemos", cuenta.
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