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Según
un trabajo del Grupo Redes: "El talento que se pierde"
Cada vez emigran más científicos
La tendencia se registra con mayor fuerza entre los jóvenes; por
desaliento y frustración
Entre 2001 y 2002 aumentó un 30% el número de profesores
argentinos en los Estados Unidos
Según otra encuesta, el 61% de los posdoctorandos quiere quedarse
en el extranjero
La mayoría de los argentinos (61%) que realizan estudios de posgrado
en los Estados Unidos tiene interés en quedarse. El dato impresiona.
Pero hay otro aún más inquietante: el 51% tiene planes firmes
de hacerlo.
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"Hay muchas señales de que los jóvenes que se van no
quieren volver -afirma el profesor Mario Albornoz, primer autor de un
trabajo que explora la emigración de científicos, "El
talento que se pierde"-. Una es la mencionada encuesta de la National
Science Foundation, otra, el crecimiento del número de profesores
argentinos en las universidades norteamericanas registrado durante el
último año: pasaron de 638 a 837, un aumento del 31,2%."
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Dado que las fuentes de información son insuficientes, el alcance
de esta tendencia es difícil de precisar, tanto en lo referido
a la cantidad de los que quieren emigrar, como a la composición
interna de ese conjunto, afirma el investigador. Sólo unos pocos
países -principalmente Estados Unidos- poseen registros confiables
del ingreso de extranjeros y disponen de estos datos en bases accesibles.
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Sin embargo, según el trabajo del Grupo Redes, entidad sin fines
de lucro que se dedica a los estudios sociales de la ciencia y la tecnología,
el panorama es preocupante. En 2002, el número de trámites
de convalidación de estudios que se realizaron en el Ministerio
de Relaciones Exteriores, Comercio Exterior y Culto (primera señal
de que el poseedor del título tiene intenciones de marcharse) duplicó,
mes tras mes, el de 2001.
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"Notamos que hay un aluvión de chicos que se van -subraya
Albornoz-. No podemos precisar bien cuántos, porque el registro
del Ministerio no es bueno. Pero hubo una explosión. En el mundo
de la ciencia local, y en el exterior, todos hablan de esto."
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El doctor Ernesto Calvo, director del Laboratorio de Nanotecnología
de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA e integrante
de la comisión de química del Conicet, lo confirma: "De
mi laboratorio, en los últimos meses se fueron dos. Y hay un tercero
al que a pesar de que le ofrecimos pagarle todo el doctorado se quiere
ir. Tiene 26 años, quiere casarse... hay toda una expectativa de
vida. Esta situación, a largo plazo, es grave".
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Claudia Danilowics, profesora adjunta en la Facultad de Farmacia y Bioquímica
de la UBA e investigadora de Conicet, se fue a Harvard a fines de 2001,
donde le va muy bien.
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"Liliana Trevani había hecho desarrollos que en estos días
nos darán una patente -cuenta Calvo-. Pero a su marido no le pagaban
en el trabajo desde hacía muchos meses. Decidió irse a Canadá.
Otra de nuestras becarias, brillante, quería irse a Europa y la
convencimos de que haga la tesis acá. Pero... ¿por cuánto
tiempo? Toda la gente que tenemos nosotros está globalizada. Se
los llevan."
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Los ejemplos son preocupantes y se encuentran a cada paso. Las causas
exceden lo meramente monetario: "Quieren vivir en una sociedad organizada,
que cuida a la gente, con perspectivas de futuro", reflexiona Calvo.
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Otro síntoma de esta tendencia creciente registrada por los investigadores
de Redes es el aumento en el pedido de becarios del Conicet que están
haciendo su posdoctorado en el exterior para retrasar su regreso, y la
disminución de solicitudes de becas de reinserción. El de
los argentinos es el grupo de graduados con mayor propensión a
quedarse trabajando en los Estados Unidos, después de los de la
India, China, el Reino Unido, Perú, Irán, Nigeria y Grecia.
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En contraste, entre los graduados de Brasil, menos del 30% declara interés
por permanecer en el extranjero y un número inferior al 20% tiene
planes concretos para hacerlo. Precisamente a la inversa.
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El trabajo muestra también que los jóvenes que emigran conforman
un grupo de lujo : tomando como patrón el traslado hacia los EE.UU.,
se observa que el porcentaje de profesionales y técnicos sobre
el total de la población económicamente activa de argentinos
es el más alto de la región. Casi el 20%, contra cerca del
2,5% para México, 8,5% para Colombia o 10% para Perú. Dentro
del conjunto de mayores de 25 años, los más altos porcentajes
de graduados universitarios corresponden también a los argentinos:
sólo el 10% aproximadamente tiene menos de ocho años de
estudio.
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"Esto indica que la percepción pública acerca de que
se estaría produciendo una ola de emigración encuentra indicios
de verosimilitud", destaca Albornoz.
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Paradójicamente, mientras los alemanes y los norteamericanos se
preocupan por la falta de científicos, en el país faltan
puestos de trabajo. "Si yo tuviera hoy 33 años, como cuando
regresé al país -duda Calvo-, probablemente no volvería."
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Entre las políticas públicas recomendadas por el trabajo
de Redes figuran: descongelar las vacantes en el sistema científico;
establecer una política de recursos humanos previsible, con mejora
de las remuneraciones y evaluación de rendimiento; estimular el
desarrollo del sector productivo en aquellas áreas intensivas en
conocimiento con el fin de que la empresa privada genere una demanda de
profesionales altamente capacitados.
La
Nacion, 8 de enero de 2003
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