ESPAÑA
CONTRADICTORIA: POLÍTICA VERSUS NECESIDADES DE LA POBLACIÓN Por Sandra Brun, desde Barcelona-España Especial para Agencia NOVA
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Está clara la política implementada por el equipo de José María Aznar en materia Inmigración: si no pertenece a la Comunidad Europea, nadie se queda en España sin permiso de trabajo. La ley del 11 de enero de este año así lo confirma, pero más allá de esta interpretación de la realidad se encuentra la de los empresarios y ciudadanos comunes, quienes aguardan la llegada de mano de obra joven desde el extranjero. Las fronteras españolas se han cerrado para aquellos inmigrantes que no pertenezcan a esta nacionalidad o a la Comunidad Europea- que años atrás podrían haber iniciado un trabajo por las tierras de sus abuelos. Esto gracias a la ley implementada este año, donde se incorpora un sistema de cupos, para lo cual hay que inscribirse en los países de origen y a partir de esa lista aguardar que el consulado o embajada llame al solicitante y otorgue la visa correspondiente. Quienes vivimos en países latinoamericanos sabemos que por estos momentos aguardar este llamado no es más que una quimera, pero realmente el no cumplimentar esta normativa hace imposible el trabajo y la subsiguiente manutención. Los empresarios están perseguidos por las constantes inspecciones que se han acentuado, por lo que ya nadie quiere correr el riesgo de multas o la clausura del comercio. Por otro carril corren las necesidades de los ciudadanos mayores de 60 años. En el marco de las Segundas Jornadas de Inmigración, que se realizan en la ciudad de Cerdanyola del Vallés, Jesús, un catalán de pura cepa, afirma que el gobierno conservador se equivoca en cerrar las fronteras porque España es un país viejo que no va a tener con qué pagarnos la jubilación en pocos años más. Esta necesidad de la población se hace sentir y se nota, sobretodo en las calles, por donde las personas que se pueden observar corresponden a una población envejecida y que no tiene miras de recibir jóvenes que absorban la carga de un futuro para los viejos españoles. En el medio de esta disyuntiva se encuentran los empresarios y los movimientos obreros. Por lo bajo, son sus representantes quienes confirman que la Ley de Cupos es un fracaso desde el vamos, y a la cual los propietarios de los comercios y posibles contratantes de mano de obra van a poner el pie para que tropiece y caiga, en los próximos meses, porque no queremos que desde los consulados se nos diga quién va a venir a trabajar a nuestra empresa. Somos nosotros quienes esperamos decidir nuestra planta de trabajadores. La ley parece concebida para el fracaso, pero, mientras tanto el gobierno español se ampara en la protección de la industria y de los ciudadanos, ampliando los controles en las calles y condenando a los inmigrantes que no están en condiciones de tramitar la ciudadanía o lograr el permiso de residencia y trabajo, a un círculo vicioso del cual es imposible salir. Cualquier trámite que se desee realizar se inicia desde el país de origen, y poca es la ayuda que los consulados latinoamericanos dan a sus hijos cuando llegan a la madre patria. Te tenés que volver e iniciar los papeles en Argentina es la frase que constantemente se escucha de boca de los secretarios del consulado ubicado en Paseo de Gracia, en el corazón de Barcelona, demostrando el reconocimiento inmediato de las leyes de Aznar y el desconocimiento de la realidad de quienes intentan un futuro, aunque sea en medio del dolor por la distancia y la indiferencia de los gobiernos. Caminar hoy por las calles españolas con la mochila esperando un trabajo, significa encontrarse en el equilibrio imperfecto entre las ambiciones políticas del actual gobierno nacional y las necesidades de la población envejecida.
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