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LONDRES.-
En la campaña previa al ballottage donde sería derrotado
en forma masiva, el candidato presidencial de la ultraderecha francesa
Jean-Marie Le Pen fue duramente criticado por su política antiinmigratoria.
Esta se reducía a favorecer la repatriación de los asilados
en aviones de la fuerza área francesa y, más perverso aún
para sus detractores, a vincular el otorgamiento de ayuda humanitaria
a los países del Tercer Mundo a que éstos aceptaran acoger
a los retornados. Un filósofo galo calificó su sugerencia
como el "renacer del colonialismo y de un tráfico de esclavos
a la inversa".
Dos semanas más tarde, el líder de una de las naciones más
civilizadas del planeta parece estar a punto de proponer exactamente lo
mismo. O al menos eso es lo que asegura el matutino británico The
Guardian, que ayer publicó lo que asegura es un "plan secreto
del primer ministro Tony Blair para erradicar desde la raíz el
problema del aluvión de demandantes de asilo".
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Aviones de la Fuerza Aérea
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El texto, hasta ahora no desmentido por Downing Street, sería un
borrador elaborado por el Ministerio del Interior bajo órdenes
del primer ministro. Entre sus principales premisas figuraría la
expulsión masiva de inmigrantes ilegales en aviones de la Real
Fuerza Aérea y el otorgamiento de ayuda al desarrollo sólo
a aquellos países dispuestos a "colaborar", ya sea recibiendo
a los repatriados o derivando a los inmigrantes hacia otros confines.
Esta medida estaría particularmente dirigida a naciones como Somalia,
Sri Lanka y Turquía.
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En el último de los casos, las negociaciones se centrarían
en el desvío de los inmigrantes ilegales, muchos ellos de origen
kurdo, hacia el norte de Irak y Afganistán.
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Aquellos países que se nieguen a cooperar podrían ser sancionados
mediante el rechazo a conferir visas a funcionarios de sus gobiernos.
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Blair le habría pedido también al Ministerio de Defensa
que evalúe la posibilidad de desplegar en el este del Mediterráneo
buques de guerra para interceptar pateras, es decir los barcos empleados
por los traficantes de seres humanos para desembarcar su "carga"
procedente de Africa, Asia y Europa del Este en el territorio de la Unión
Europea.
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La idea, sin embargo, parece poco factible no sólo a raíz
de las diferencias en velocidad y maniobrabilidad de los dos tipos de
naves sino también ante la carencia de buques de la Royal Navy,
actualmente abocada a operaciones bélicas en la lucha anti-terrorista
global.
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Todas estas ideas se sumarían al ya confirmado plan de construcción
de "villas" para inmigrantes en distintos puntos del país
-la mayoría en apartadas zonas rurales- donde los extranjeros serán
alojados por un máximo de seis meses, en condiciones similares
a las de un prisionero con libertad condicionada, mientras se analizan
sus demandas de asilo.
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Gran Bretaña se encuentra, junto con Alemania, al tope de la lista
de países europeos que atraen al mayor número de refugiados,
con un 14,5% del total en el año 2001.
Austria, Dinamarca, Francia, Alemania, Luxemburgo, España y Suecia
han registrado un aumento en las demandas durante el último año
pero, aún así, continúan siendo primordialmente países
de tránsito y no de radicación.
Esta diferencia irrita particularmente a los británicos en lo que
respecta a la responsabilidad de sus vecinos franceses. Es por eso que,
de acuerdo con The Guardian, Blair habría propuso, sin éxito,
la colocación de policías y oficiales de aduana británicos
en el aeropuerto Charles De Gaulle con vistas a impedir el trasbordo de
ilegales a vuelos dirigidos a Londres.
Campo
de refugiados
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El 15 de mayo último el gobierno británico reclamó
formalmente a su par francés el cierre del campamento de refugiados
de Sangatte, en el que unas 1500 personas (kurdos y afganos en su mayoría)
esperan a diario la más mínima oportunidad para cruzar el
cercano túnel del Canal de la Mancha ya sea a pie o escondidos
en los vagones de trenes que hacen el trayecto.
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La queja británica fue elevada también a la Comisión
Europea, la cual advirtió que, de no hallar una pronta solución,
Francia podría ser sancionada.
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En su primera visita al campamento, el ministro del Interior francés,
Nicolas Sarkozy, se mostró ayer favorable a la clausura. "Debemos
actuar y pronto porque el tema está exasperando a nuestros ciudadanos",
sostuvo.
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Aún así, el funcionario advirtió que el cierre será
producto de una "solución global" al dilema inmigratorio
y se negó a ponerle fecha definitiva hasta cumplidas las elecciones
legislativas del 9 y 16 de junio, que confirmarán o rechazarán
la composición actual del gobierno francés para los próximos
cinco años.
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Por Graciela Iglesias, Corresponsal en Gran Bretaña.
La Nacion, 23 de mayo de 2002
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