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INMIGRACION CLANDESTINA: ESTE AÑO HABRIAN
LLEGADO ENTRE 3 Y 4 MIL MENORES
En
Francia, el fenómeno desconcierta al gobierno
Los
"pasadores" de chicos mueven al año un mercado de 115
millones de euros. (Clarin, 14
de setiembre de 2003, María
Laura Avignolo)
La llegada de chicos inmigrantes solos a Francia se ha convertido
en un verdadero fenómeno, que desconcierta a las autoridades. Al menos
1.400 menores han ingresado al país vía el aeropuerto parisino de Charles
de Gaulle, los puertos y diferentes puntos fronterizos en el año 2001.
Este año, se calcula que entre 3.000 y 4.000 niños solos habrían llegado
a Francia.
Ochocientos de estos chicos están bajo la tutela de la protección judicial
de la juventud, pero los demás se escapan para vivir en casas tomadas,
fábricas clandestinas o en casas de familiares, si vienen de Africa
del Norte.
Los que llegan representan 75 nacionalidades, pero hasta ahora hay un
solo latinoamericano: un adolescente boliviano. El 17% son rumanos, el
13% viene de China; un 11% proviene de Marruecos, el 7% de Albania y el
6,52% de Congo, según un estudio de Angeline Eriemble para el Estado francés.
El 40% tiene entre 15 y 16 años, un 16%, entre 13 y 14 años, y un 11%,
menos de doce años. Por cada ocho varones que arriban, llegan dos chicas.
Son los conflictos étnicos, el reclutamiento forzoso para guerras civiles
o milicias, el hambre y la necesidad de dar a sus familias una vida mejor
lo que fuerza a los adultos responsables de estos chicos a enviarlos a
Europa.
Las autoridades han establecido diferentes categorías para quienes emprenden
la aventura de viajar solos, en manos de pasadores o de mafias que los
guían en el trayecto. Los "exiliados" son los que llegan escapando de
guerras o conflictos. Sus padres han sido asesinados o se separaron de
ellos en el éxodo. Mayoritariamente proceden de Africa, Afganistán e Irak.
Las chicas escapan de matrimonios forzados, mutilación o ausencia de
derechos.
Los "enviados" son mandados por sus padres y huyen de la miseria. Tratan
de estudiar la lengua, en un paso que los puede salvar a todos en su país
de origen. Los chinos llegan bajo esta categoría y hasta aterrizan en
el aeropuerto de Roissy con el certificado de nacimiento traducido al
francés. Son quienes piden ayuda al Estado y se presentan sin problemas
en los tribunales.
Los "explotados" están en manos de los traficantes de drogas y prostitución.
También pueden ser delincuentes o dedicarse a la mendicidad, forzados
por los traficantes. La mayoría son rumanos o africanos. Los "fugados"
escaparon por conflictos familiares o de institutos de menores.
Otra categoría son los "errantes", que saltan de un país a otro. También
están los que llegan a concretar un "reagrupamiento familiar", que no
ha sido autorizado por las autoridades migratorias. Los casos típicos
son los de Sierra Leona y Costa de Marfil.
El mercado de los "pasadores" de estos chicos es de 115 millones de
euros al año. Es a ellos a quienes se debe pagar "la deuda" de haberlos
pasado y la conexión local de esta mafia puede usar la violencia contra
su familia.
Generalmente la mafia vende un servicio completo, que incluye pasaje,
alojamiento, acceso a la seguridad social del Estado, la enseñanza de
la lengua y hasta la nacionalización francesa. Esa es la razón por
la que estos chicos huyen de las instituciones que los protegen para poder
trabajar ilegalmente y pagar la deuda.
El 45% de los menores que llegan se fugan de los lugares donde los aloja
el tribunal y de las familias designadas especialmente para acogerlos.
El 11% de los recién llegados demanda tutela judicial, el 5% solicita
la nacionalidad francesa y el 2,6% pide asilo.
Los organismos defensores de los niños exigen que los chicos que llegan
no sean detenidos en el aeropuerto de Roissy, como hacen con los adultos
inmigrantes, por más de 48 horas. Si los retornan a sus países, el peligro
es que caigan nuevamente en manos de la mafia, porque nadie chequea su
destino exacto o dónde está su familia.
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