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Nueva York, el español ya es el idioma extranjero más estudiado
y la lengua madre de dos millones de personas El español, el segundo idioma más hablado de la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, es el idioma extranjero más estudiado y la lengua madre de 2,1 millones de sus habitantes, aunque su uso decae a medida que la primera generación inmigrante queda atrás y avanza en el escalafón social. Según el último censo, correspondiente al año 2000, el 26 por ciento de los 8 millones de neoyorquinos son de origen hispano. En el total de Estados Unidos, los hispanos son ya la primera minoría con 35,3 millones de habitantes, el 12,5 por ciento. “La fortaleza del español como segunda lengua en Estados Unidos descansa en los números y cuenta con la ayuda de que, al tratarse de un país angloparlante, no compite con el inglés como segunda lengua, como sí ocurre en los países no anglófonos”, explicó Lluis Agustí, director de la biblioteca del Instituto Cervantes de Nueva York (www.institutocervantes.org), fundado en 1991. Con más de 3.400 alumnos en la mayor ciudad norteamericana, el Instituto Cervantes lidera la enseñanza del español en la ciudad y acaba de estrenar una nueva sede en el centro de Manhattan, cuya biblioteca lleva el nombre del escritor argentino Jorge Luis Borges. La biblioteca contiene más de 70.000 documentos en tres grandes áreas: literatura española e hispanoamericana del siglo XX y XXI, cómics españoles y latinoamericanos, y cine, con la mayor colección de películas en español de libre acceso de Nueva York. El estudiante neoyorquino de castellano se encuentra además con un entorno propicio que incluye dos periódicos de amplia presencia: "El Diario" (www.eldiariony.com), con una circulación de 52.000 ejemplares y "Hoy" (www.holahoy.com), de 91.000. Hay al menos tres cadenas de televisión (o más de 25 por cable mediante suscripción) y decenas de miles de hispanos trabajando en el sector servicios. En un año de elecciones presidenciales los políticos contribuyeron a llamar la atención sobre el ascenso de los hispanos al multiplicar los guiños dirigidos a su comunidad, de enorme potencial electoral, como nunca antes lo habían hecho. El gobernador de Nueva York, George Pataki; y el embajador estadounidense ante la ONU, John Negroponte, hablan correctamente español, mientras que el presidente George W. Bush se atreve con cada vez más frases. El alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, empresario poco proclive a la pirotecnia política, no lo habla, pero acaba de aprobar una ley que supondrá la traducción automática al español de todas las ordenanzas y leyes relacionadas con los servicios sociales. Sin embargo, es difícil encontrar gobernantes hispanos elegidos fuera de circunscripciones de abrumadora mayoría latina. Los apellidos de procedencia iberoamericana escasean en las cúpulas financieras y políticas, pese al gusto estadounidense por la "discriminación positiva" (o discriminación a favor de los discriminados). "Lo normal es que si a un inmigrante le va bien, deje de utilizar el español, al menos en el ámbito laboral y, lo que es más importante, sus hijos lo abandonen definitivamente en beneficio del inglés cuando funden su propio hogar", dice Agusti. En ese sentido cabe recordar los ejemplos del yiddish, el griego, el italiano o el gaélico, cuyos hablantes llegaron por millones a Estados Unidos en sucesivas oleadas migratorias sin poner nunca en peligro la hegemonía del inglés. “Mis abuelos eran italianos, pero no hablaban italiano en casa porque querían que fuera estadounidense", explicó Robert Contiguglia, presidente de la Federación Estadounidense de Fútbol, ilustrando la tendencia del inmigrante a dejar su bagaje biográfico en el barco que lo trae a su nueva casa. El asunto abre la puerta a la burla fácil y mordaz, como ocurrió con un artículo aparecido en febrero de 2003 en la revista "Vanity Fair", escrito por el australiano Barry Humphries. El periodista le respondió a una lectora que le preguntaba si debía aprender español: "Olvídate del español. No hay nada que merezca la pena leer en este idioma excepto 'Don Quijote', pero si escuchas rápidamente el CD de 'El hombre de la Mancha', está solucionado", arrancó. Y siguió: “Había un poeta llamado García Lorca, pero yo en tu lugar lo dejaría para los intelectuales. Y en cuanto a todo el mundo hablando este idioma, ¿quién, de entre las personas con las que desesperadamente quieres charlar, habla español? ¿La mucama? ¿El jardinero?.” Contra lo que sugiere Humphries, en el ámbito académico el interés por el español goza de muy buena salud, como prueban la docena de paquetes con libros y películas que el Instituto Cervantes despacha a diario a departamentos de la lengua en todo el país. O los 12.500 miembros de la Asociación Norteamericana de Profesores de español y Portugués, y la vitalidad de la Hispanic Society (www.hispanicsociety.org), una institución centenaria dedicada a difundir la cultura y el arte clásicos, que como el idioma que pregona, tiene cada vez más adeptos. Fuente: AFP. Clarin, Lunes 9 de febrero de 2004 |
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