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Llegó de Estados Unidos la argentina deportada
Su esposo, Marcelo Saldaño, regresará en los próximos
días
Después de diez meses de ausencia, ayer por la mañana llegó
al país la joven cordobesa Natalia Muesa, deportada desde los Estados
Unidos. En septiembre último fue detenida y procesada por su condición
de inmigrante ilegal, al igual que su esposo, Marcelo Saldaño,
que regresará en unos días.
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"Lo que vivimos no se lo deseo a nadie. La vida de los inmigrantes
ilegales es muy dura", fueron las primeras palabras de la joven,
de 26 años, al arribar al aeropuerto internacional de Ezeiza, donde
el padre y la madre estaban esperándola ansiosos.
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"Si no me voy ahora no me voy más", dijo que pensó
antes de tomar la decisión de alejarse de familiares y amigos.
Renunció a su trabajo -su marido ya había sido despedido
del suyo-, armaron las valijas y se fueron. Pero no los esperaba el paraíso.
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Una vez instalados empezaron a realizar tareas de limpieza en el aeropuerto
internacional de Palm Beach. Tenían un permiso de residencia, pero
cuando se les venció apelaron a papeles falsos provistos por un
gestor.
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En septiembre un operativo conjunto del FBI y del servicio de Migraciones
arruinó sus planes. Saldaño y cinco compañeros, también
argentinos ilegales, fueron detenidos en la terminal aérea. Natalia
estaba de franco. Al principio la joven evadió a la Justicia hasta
que días después decidió presentarse ante las autoridades
estadounidenses, asesorada por el consulado argentino en Miami y el abogado
cubano que éste puso a su disposición. Quedó detenida
en la cárcel de mujeres de West Palm Beach por falsificación
de documento público (la green card y el carnet de seguro social).
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A mediados de noviembre Natalia y su marido recibieron una notificación
de la Corte Federal de la ciudad: ya habían cumplido la pena impuesta
y quedaban en condiciones de ser deportados. Fueron trasladados hasta
un centro de detención de inmigrantes en Miami, donde permanecieron
hasta que se completaron los trámites.
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El gran alivio para Natalia llegó ayer, cuando abrazó a
sus padres. Todavía falta una parte para dar por terminada la historia:
el reencuentro con su esposo, que, asegura, es hoy lo que más quiere.
La
Nacion, sabado 14 de diciembre de 2002
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Natalia
llega a Cordoba rodeada de su hermano y sobrinos
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FUE
ACUSADA Y PROCESADA EN MIAMI POR SER INMIGRANTE ILEGAL
Regresó
la joven detenida en los Estados Unidos
Natalia
Muesa fue recibida ayer por sus padres en Ezeiza. Desde allí, viajó
a Córdoba. Se había ido para ayudar a su familia. Estuvo
presa tres meses.
Natalia Muesa, 26 años, cordobesa, dice que el viernes 6 de
setiembre a las 8.05, le cambió la vida. Fue cuando se enteró que Marcelo
Saldaño (26), su marido, otro cordobés como ella, había sido detenido
dos horas antes en el Aeropuerto de West Palm Beach, en el estado de la
Florida, en Estados Unidos.
"Habíamos imaginado vivir cinco años allá, juntar una platita, tener un
hijo y volver a la Argentina, comprar una casa y quedarnos para siempre
acá... Ahora no digo más qué voy a hacer; nunca me imaginé que no iba
a poder estar ni un año, que iba a estar prófuga del FBI, que iba a estar
tres meses presa. Lo único que quiero es a mi negro (Marcelo), a mi familia
y tener un hijo", confiesa.
Apenas bajó del avión y pasó por la manga, se abrazó con sus hermanos.
Lloró. Mirta, una tía que tiene a su hijo de 28 años en las islas Canarias
(España), le dio una bandera argentina. Ella la agarró y volvió a llorar.
En marzo, cuando salió de la Argentina, en medio del peor momento de la
crisis, se había llevado una: "te cuesta dejar el país", se justificó.
Natalia llegó en un rato a las calles angostas del barrio Parque Liceo
donde vivió siempre. Algunos vecinos se dieron cuenta que era ella la
que iba en el asiento de atrás del VW verde y la saludaron desde la vereda.
En el barrio la estaban esperando.
Casi 24 horas antes, en el consulado en Miami, tomó el teléfono y llamó
a sus padres en Córdoba para avisarles que salía rumbo a Ezeiza: "Mami,
salgo esta noche, quiero que me esperen con un asado y papas fritas y
Pepsi ; mañana quiero estar con todos", le pidió. Obviamente que la madre
le respondió que sí. Los empleados del consulado escucharon la conversación
y la complacieron en parte: le trajeron una latita de Pepsi. Durante los
casi tres meses que estuvo detenida sólo había podido tomar agua, justo
ella que ama las gaseosas.
—¿De qué no te vas a olvidar?
—De que tuve las piernas y las manos encadenadas, del ruido terrible
que hacían esas cadenas; de la verguenza que me daba llevarlas; de esos
gritos, gritos y más gritos que escuchaba en la prisión; de saber que
tanta gente sufrió por mí; de que estuve sin ver al Negro durante meses.
La entrevista se detiene cada vez que viene algún sobrino, alguna amiga.
Hasta llega una con su hijo que también había sido deportada hace algunos
meses. "Siempre nos pasó lo mismo, esto también", se decían al mismo tiempo.
Y se reían del drama mientras se abrazaban.
"Voy a sentar a toda mi familia y contarles todo lo que me pasó una sola
vez, después no quiero hablar más. Escribí un diario de 180 hojas con
todo los detalles. Si quieren saber más, que lean. Viví cosas inimaginables",
relata.
"Muchas veces tuve miedo. Había mujeres que eran amigas y de pronto se
peleaban a las trompadas como si fueran hombres, se gritaban. Yo decía:
si ellas se tratan así..., pero gracias a Dios nunca se metieron conmigo,
era horroroso. La pase muy mal, los guardias te gritaban todo el tiempo
por cualquier cosa, estaba muy angustiada, lloraba como loca. Rezaba mucho
y con Marcelo nos escribíamos todos los días y nos dábamos fuerza, son
ya 100 días sin vernos. Esas cartas me daban fuerza".
Está
en el país la cordobesa detenida en Miami por ilegal
Natalia
Muesa, la joven argentina que estuvo detenida en Miami por ser inmigrante
ilegal, llegó ayer a la Argentina y fue recibida por sus padres,
con quienes viajó luego a Córdoba.
Muesa llegó al Aeropuerto Internacional de Ezeiza a las 10, en
el vuelo 943 de la empresa aérea American Airlines, en compañía
de otra argentina, de nombre Gloria, que estaba en las mismas condiciones
que ella.
En diálogo con los medios, Muesa recomendó a quienes piensan
en irse del país que "traten de cuidarse" y agregó
que "lo que vivimos no se lo deseo a nadie".
En cuanto a su estadía en prisión, manifestó: "No
me voy a poder borrar en mi vida esas esposas y cadenas que te ponen,
las puertas que se golpeaban fuerte, los gritos... y uno que no entendía
nada", dijo con la voz quebrada, ante la consulta de los medios.
Explicó que se había ido de la Argentina "para ayudar
a su familia, para recompensarlos" por todo lo que hicieron por ella
y agregó que lo que más desea es estar con su marido, a
quien no ve desde hace tres meses.
Los padres de la joven deportada, quienes la esperaron en el salón
VIP del aeropuerto de Ezeiza, junto con empleados de Cancillería,
relataron que el jueves en comunicación telefónica les había
pedido que la esperaban "con asado y papas fritas".
El papá, en tanto, señaló que la espera fue larga
ya que siempre le decían que llegaba en una fecha, pero ese día
pasaba y su hija no llegaba nunca.
Leyenda: Natalia Muesa junto a su padre en Ezeiza responde a la requisitoria
periodística. "Los que quieren irse del país que se
cuiden mucho", advirtió
Sabado
14 de diciembre de 2002
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"No olvidare que tuve las piernas y las manos encadenadas,
del ruido terrible que hacían esas cadenas; de la verguenza que
me daba llevarlas; de esos gritos, gritos y más gritos que escuchaba
en la prisión... Viví cosas inimaginables"
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