Regularizaciones
individuales por arraigo
Inmigración, uno de los grandes retos del mercado laboral español
La
inmigración se ha convertido en uno de los grandes retos del mercado
laboral español. La mano de obra extranjera es básica, ha
contribuido de manera decisiva al desarrollo económico y ha permitido
garantizar la viabilidad del sistema de pensiones a medio plazo.
Sin
embargo, para que su contribución siga siendo efectiva, las reformas
pendientes deben solventar algunos problemas. En primer lugar, es necesaria
una adecuación de las demandas empresariales con los flujos de
inmigrantes. Para ello, el Gobierno aprobará en breve un reglamento
que desarrolla la Ley de Extranjería de 2000 con el fin de conectar
la oferta con la demanda. El objetivo es hacer más eficaces los
instrumentos existentes de regularización de trabajadores extranjeros.
En
segundo lugar, es urgente poner en orden las cifras para aplicar las medidas
adecuadas en la dirección correcta. Los diferentes procesos y el
gran número de extranjeros sin regularizar hacen difícil
saber su número exacto.
Es
complicado poner en marcha políticas que favorezcan la inmigración
y presupuestar gastos que garanticen los derechos cuando dos estadísticas
que pueden aproximarnos al número real de extranjeros muestran
diferencias de un millón y medio de personas.
Estadística
imposible
El padrón municipal, tal vez la estadística que mejor refleja
la realidad, constata que a principios de 2003 había 2,7 millones
de inmigrantes empadronados. Mientras, el censo de población del
INE registra apenas 1.300.000 en 2001.
Las
estadísticas que nos pueden acercar a sus condiciones laborales
muestran que a finales de 2003 había 590.000 ocupados y que los
afiliados a la Seguridad Social superaban los 800.000 —un millón
según datos del 2004 de La Caixa—.
El
tercer gran problema tiene que ver con el actual modelo productivo y la
precaria situación de la población inmigrante en el mercado
laboral.
Por las demandas del mercado, los trabajadores inmigrantes se ven abocados
a la temporalidad y registran elevados niveles de rotación entre
el empleo, el paro y la inactividad, sobre todo entre jóvenes y
mujeres.
Una
buena parte, por las circunstancias, acaban trabajando en la economía
sumergida, cobrando los salarios más bajos y en las peores condiciones.
Por último, la concentración territorial es muy desigual
y la nueva población no se establece en muchas de las zonas donde
las demandas de empleo son más elevadas.
Estos
son algunos de los problemas que ha destacado el Consejo Económico
y Social en un análisis sobre la situación que ocupa 150
páginas y en el que se detallan algunas de sus recetas.
En
el informe, al que ha tenido acceso LA GACETA, se propone un nuevo marco
regulador para el acceso de los extranjeros a España. Asegura que
le actual régimen de concesión de permisos y sistema de
contingente son instrumentos validos, pero apunta que es necesario mejorar
los procedimientos y la gestión.
Para
reforzar la conexión entre oferta y demanda es necesario mejorar
la actuación de los Servicios Públicos de Empleo, así
como reforzar la colaboración entre Inmigración, el Inem
y los agentes sociales.
Insta
a que los empresarios y los sindicatos participen más en la elaboración
de los contingentes y a que se establezcan programas de formación
en origen.
Por último y como alternativa a las regularizaciones extraordinarias,
aboga por la regularización individual por motivo de arraigo y
otras vías que hagan innecesarios los procesos cíclicos
extraordinarios. El objetivo es evitar el llamado efecto llamada de las
regularizaciones extraordinarias.
Enrique Morales, La Gaceta de los Negocios / Periodistadigital.com, 10
de mayo de 2004 |