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FORO CLARIN DEBATE: LA EMIGRACION ¿Considera
justos los requisitos impuestos a los argentinos para ingresar a España?
CARTAS Mensaje de solidaridad desde España Juan Carlos García Lorenzo Puedo asegurarles que, como español, me sobrecoge la tremenda amargura que desprenden muchos de sus mensajes. Desde España somos muchos los que seguimos con angustia la situación argentina y nos gustaría ayudar en lo posible. Es cierto que se dan situaciones de rechazo a los extranjeros en este momento (aunque es opinable si se debe considerar a un argentino como extranjero en España, yo no lo creo), pero no especialmente respecto a los argentinos. Creo que España debería hacer una auténtica excepción con Argentina es estos momentos difíciles y abrir las puertas de entrada en el país. Me temo, de todos modos, que la única solución para Argentina está en una auténtica refundación de la república sobre las bases de una mayor justicia, transparencia e igualdad, desterrando a tanto político corrupto y vendepatrias. Argentina tiene la capacidad de ser un país del que todos sus ciudadanos se sientan orgullosos.
Sí, me parece justo de la misma manera que tendrían que hacerlo las autoridades argentinas con los que ingresan en la actualidad, del mismo modo que lo hicieron anteriormente, cuando se produjeron las grandes migraciones. Soy descendiente de españoles y hablo con conocimiento de causa: en la década del 40 los que llegaban tenían que contar con trabajo seguro y tener aquí parientes directos (hermano/a, esposo/a, padre) que se hicieran cargo. No llegaba cualquiera. No hay derecho a que los extranjeros les saquen el trabajo a los nativos. ¿O no sería diferente nuestra situación si se hubieran controlado las últimas inmigraciones? Yo tengo doble ciudadanía y no se me pasa por la cabeza emigrar. Hay que trabajar por el país de uno. Es injusto querer hacer sacrificios en el exterior, si no empezamos por casa.
Si las condiciones que impone el reino de España son justas o no es una cuestión que atañe, creo, a los súbditos de la Corona. Asumo que el trato a los extranjeros será igualitario para todos aquellos que llegan a España con carencias en lo que hace al cumplimiento de los requisitos para permanecer y trabajar en ella. Argentinos, colombianos, peruanos, marroquíes y otros. Alguna vez Argentina recibió con toda generosidad a quienes vinieron a buscar paz y trabajo. También se acordó de ellos cuando necesitaron el alimento que no tenían. Por supuesto que no es cuestión de debe y haber. Sin duda, los que ejercen el poder en España están muy contentos y conformes con su brillante manejo de este asunto de la extranjería pero en poco igualan a sus antepasados emigrantes, siempre amables y trabajadores. La calidad y la clase no se compran en El Corte Inglés.
Yo viví un año en España y puedo decir algo. España atraviesa un estado de amnesia. Olvida el exilio español. Esta semana se cumple un nuevo aniversario de la Guerra Civil Española. La frontera con Francia era un campo de dolor, y los españoles cargados de amargura dejaban España. Uno de ellos era mi padre. Las personas mayores me dijeron que sólo Argentina les dio de comer cuando morían de hambre después de la Guerra. La gente joven nada sabe de entonces y vive los placeres de la vida en un país estable. La UE pone sus normas de convivencia, que pueden ser compartidas o no por nosotros. A mis compatriotas les digo que la única salida no es el aeropuerto. Estudiantes
que repasan la historia Es injusta
la postura de España. ¿Por qué nos tratan así?
Argentina albergó a sus antepasados sin requisitos. En el pasado
lejano los colonizadores exterminaron física y culturalmente a
los aborígenes, legítimos habitantes de estas tierras. Y
más cerca, las empresas españolas compraron empresas argentinas
y las vaciaron o hicieron su negocio. Por todo lo expresado nos duele
la mezquindad española de este momento. Nuestra rica Madre Patria
de hoy no reconoce a su hija pobre.
Lo consideramos injusto, porque a principios de siglo muchos españoles vinieron a la Argentina en busca de un futuro mejor ·ya que la situación en su país de origen no era de bienestar· y cuando ellos ingresaron a nuestro país no se les exigió ningún requisito. En cambio, en España hay una gran cantidad de trabas y resulta muy complicado entrar. Y los argentinos que buscan nuevos horizontes no pueden encontrar allí un lugar que los cobije. Por otro lado, consideramos que tiene su lado positivo porque sirve para el control de migraciones.
Todos los países del mundo tienen leyes y normas para recibir inmigrantes. Hay que realizar trámites de acuerdo a las exigencias de cada uno. España no rechaza a ninguna persona que las cumpla. Yo, como español que vine con mis padres en el año 1950, tuve que solicitar una reclamación de un familiar directo, una hermana de mi madre, y previa tramitación en el Consulado argentino en Vigo vinimos a la Argentina como residentes legales. Argentina también tiene leyes al respecto, pero las autoridades no las aplican, y así confunden a la gente que se aventura creyendo que en todas partes es igual. Trabajar
para que las puertas no se cierren Si yo trabajo y me esfuerzo por construir y mantener mi casa, no voy a permitir que nadie que pueda causarle un daño de cualquier tipo entre en ella. Y me preguntaría qué imagen estamos dando al mundo para que tomen estas medidas. Si pensáramos que merecemos dirigentes honestos, que merecemos un país donde la educación, la salud, el trabajo son primordiales, que merecemos un país poderoso en lo político, en lo económico, en lo social, no votaríamos a ladrones, narcos, ineptos, mafiosos, genocidas. Somos cómplices, sea porque elegimos o porque nos abstenemos. La imagen ante el mundo es nuestra, nosotros decidimos darla. Si nos cierran las puertas no es culpa de ellos, es responsabilidad nuestra. O hacemos el teatrito de la pobre víctima inocente (muy argentino, por cierto) o nos preguntamos qué imagen queremos dar al mundo para actuar en consecuencia. Mientras no salgamos todos a defender nuestros derechos, a trabajar por un país honesto, las puertas se nos van a seguir cerrando, no por culpa de los demás sino por decisión nuestra. Clarin, Domingo 3 de noviembre de 2002 |
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