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SOCIEDAD:
REGRESO SIN GLORIA
La
bronca de los jóvenes rechazados por España
Con una
mezcla de frustración y enojo, llegaron ayer a Ezeiza los 13 argentinos
"no admitidos" al arribar a Madrid como turistas. Entre otros
inconvenientes, les retuvieron el equipaje en Barajas.
Argentinos
rechazados en España
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Barcelona, Alicante, Tenerife, Madrid. El casamiento de una
tía, la casa de un amigo, vacaciones planeadas desde hace tiempo. Nada
sirvió. Las puertas de España se les cerraron en las caras apenas pisaron
el aeropuerto de Barajas. Por las ventanas, a lo lejos, los contornos
de Madrid se dilatan en una larga espera. Otro avión. Otra vez Argentina.
Se contaron trece el miércoles y uno el martes. Pero pueden ser muchos
más los argentinos a quienes se les niegue la entrada a España en los
próximos días. Ayer el grupo de trece "inadmitidos" del miércoles volvió
a aterrizar en Ezeiza.
La razón del "no pasarás" —según el acta de Notificación de Resolución
Denegatoria de Entrada y Retorno, firmada por funcionarios españoles—
es que tal o cual persona, "no reunía el requisito de presentar documentos
que justifiquen el objeto y las condiciones de la estancia prevista".
El papel con sello oficial invoca leyes. Pero la selección de quién se
queda y quién se va puede resultar un tanto arbitraria en los pasillos
de Barajas, según la experiencia contada por los argentinos con categoría
de retornables. Se piden 30 euros por día; se exige pasaje de ida y vuelta;
se reclaman reservas de hotel; se requiere un seguro médico y "una carta
de invitación" de un residente en España legalizada ante escribano.
Pero nada de eso, ni todo eso junto, parece bastar. Siempre habrá una
exigencia más. Y cada día se hace más complicado para los argentinos que
llegan a España como turistas. Pablo Poggio, 21 años, de Mar del Plata,
es uno de los rechazados. De regreso, no sabe qué le molesta más, si la
frustración o el enojo.
El miércoles a las 8 de la mañana (hora de España), Pablo se bajó del
avión de Iberia que lo llevó desde Buenos Aires a Madrid. Su destino final
era Barcelona. La excusa del viaje: el casamiento de una tía que vive
en esa ciudad. Pero también Pablo se había llevado la ilusión secreta
de probar suerte en España. "Acá no tengo trabajo y pensé que allá podría
conseguir algo."
El viaje de vuelta se estiró más de la cuenta porque la niebla paralizó
el aeropuerto de Ezeiza durante tres horas. Y los vuelos se desviaron
a Montevideo. A la distancia, parecía un esfuerzo inútil haber juntado
peso por peso, haciendo trabajos de cerrajería para llegar a los 2.534
pesos que Pablo pagó por el pasaje. Y a eso le sumó 300 dólares.
En el aeropuerto de Barajas quienes después serían inadmitidos eran separados
de la fila de Inmigración. Después, cada uno pasó un interrogatorio: de
dónde venía, para qué, cuánta plata traía, dónde se iba a alojar. "Para
pasar pedían 2.000 euros, una carta de invitación de un conocido que viviera
ahí o la reserva de un hotel", agrega Pablo. Y para él, eso fue demasiado.
Lo abrumó escuchar esa cifra, lejana de sus escasos dólares.
El candidato a la inadmisión, según los relatos, es al voleo. Quizá por
"portación" de cara, pinta o procedencia. "Desde el primer momento ellos
sospechan que uno les está mintiendo. Pensé que los españoles eran buena
gente. Pero me sentí manoseado. Mis abuelos eran italianos y vinieron
acá... La verdad es que me dejaron helado", se atropella Pablo al contar.
El vuelo 6841 de Iberia, que trajo a los argentinos "no admitidos" por
España, salió el miércoles de Madrid poco antes de la medianoche española.
Los retornados llegaron a Ezeiza apenas con algún bolso de mano o una
mochila: por absurdo que parezca y sin que se les explicaran las razones,
el equipaje quedó en Barajas. Las autoridades migratorias les aseguraron
a los rechazados que sus valijas les serían enviadas en breve y que las
recibirían en sus domicilios de la Argentina.
Ya varias organizaciones españolas y argentinas habían denunciado estas
inadmisiones, que se vienen repitiendo desde el 27 de setiembre. Hasta
antes de esa fecha la situación que ahora viven también los argentinos
que llegan como turistas a Madrid era una experiencia frecuente para viajeros
de otras nacionalidades de América latina. Pero las medidas restrictivas
y rechazos de turistas sospechados de aprovechar esa condición para quedarse
en España como ilegales casi no se aplicaban a los argentinos. Ahora se
espera que haya gran cantidad de rechazos de viajeros provenientes de
países de Iberoamérica —incluida la Argentina— en los próximos
días.
Ante esta situación, el 4 de octubre la Embajada Argentina en Madrid presentó
una protesta formal ante el gobierno español y pidió que de concretarse
nuevos rechazos se les permita intervenir oficialmente. Pero nada de eso
ocurrió. En todo el tiempo que estuvieron demorados en el aeropuerto,
antes del regreso a Buenos Aires, no pudieron llamar por teléfono a nadie.
Y tampoco ninguna persona que se identificara como del Consulado argentino
se acercó para asistirlos.
"Dime la verdad: ¿a qué vienes?", era la pregunta reiterada por las autoridades
migratorias a los argentinos, que después de ser separados del control
fueron llevados a unas dependencias del mismo aeropuerto. Y según contaron,
fueron encerrados, bajo llave, en dos salones, donde había otros latinoamericanos
inadmitidos. El lugar tenía camas cuchetas y un baño con ducha de donde
sólo salía agua fría.
Daniel Colassi, de 32, de Mar del Plata, asegura que sólo tenía planes
turísticos en España. Dice que no hubo maltratos, pero no sabe cómo definir
el encierro durante todo el día sin nada para tomar. Recién a media tarde
les sirvieron algo para comer.
Damián Castro, de 26, empleado de Direc TV, también había planeado unas
vacaciones en Alicante, con la invitación de un amigo que vive en esa
ciudad. Llevaba 700 dólares para los 13 días que pensaba quedarse. También
lo bocharon.
Su amigo en Alicante escribió la carta requerida, la envió por fax al
aeropuerto pero la rechazaron porque no estaba certificada por un escribano.
Damián sonrió al repasar la carrera contra reloj que eso significó para
él, atrapado sin salida en el aeropuerto, y para su amigo, que hizo todo
lo posible por liberarlo.
Desde hace semanas situaciones semejantes se repiten al llegar a Madrid
muchos vuelos que salen de Buenos Aires. Los argentinos que llegaron ayer
contaron que algunos funcionarios del aeropuerto español les comentaron
que las restricciones empezaron por las protestas de otros países europeos
que ven en España la puerta de entrada que usan miles de inmigrantes latinoamericanos.
Sin valijas, sin rumbo, con bronca. Otro avión. Otra vez en la Argentina.
Alba Piotto, Clarin, Viernes
11 de octubre de 2002
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