Un
buque hospital acude al rescate de la embarcación, en la que no
hay supervivientes
Un barco avista una patera con 10 cadáveres al suroeste de Canarias
Periodistadigital.com,
España
20/01/05
El
buque portacontenedores Safmarine Nimba, de nacionalidad belga, avistó
ayer una patera a la deriva, con al menos 10 cadáveres a bordo,
a unas 300 millas (540 kilómetros) al suroeste de la isla de Gran
Canaria, frente a las costas del Sáhara Occidental, al norte de
Mauritania.
El
capitán del Safmarine Nimba dio aviso de su hallazgo a Salvamento
Marítimo, dependiente del Ministerio de Fomento, ya que por las
características de su barco le resultaba imposible rescatar a los
náufragos.
Según
la información facilitada por el mercante belga, a bordo de la
embarcación no parecía haber ningún superviviente.
Las fuentes consultadas no pudieron precisar la procedencia de los fallecidos
o si entre los mismos había mujeres o niños.
El
buque hospital Esperanza del Mar, del Instituto Social de la Marina, se
dirigía anoche hacia la zona del avistamiento, a donde se esperaba
que llegase en torno a las cinco de la pasada madrugada, mientras el Safmarine
Nimba permanecía a un costado de la patera para no perderla.
Cementerio
de África
Según la Delegación del Gobierno en Canarias, 129 personas
perdieron la vida el año pasado mientras intentaban cruzar clandestinamente
en patera los 100 kilómetros que separan el archipiélago
de las costas del continente africano, aunque sólo se recuperaron
los cuerpos de 68.
Se
trata de la cifra más alta de los últimos años, ya
que en 2003 la cifra de muertos fue de 80 (con 28 cuerpos recuperados);
en 2002, de 75 (35 cuerpos); y en 2001, 112 (86 cuerpos).
Muchos
de los fallecidos en la travesía son enterrados en los municipios
majoreros de Antigua y Tuineje. El presidente del Cabildo de Fuerteventura,
Mario Pérez, ha bautizado como el "cementerio de África"
esta construcción donde en los últimos cinco años
han recibido sepultura unos 150 subsaharianos.
Cada
entierro cuesta unos 600 euros. Los cuerpos de los infortunados son introducidos
en nichos de 2,10 metros de largo, 75 centímetros de ancho y 60
de alto, bajo la inscripción "inmigrante sin identificar"
y la fecha del óbito. Todos los cadáveres son sometidos
a una autopsia y los forenses conservan una muestra de ADN de cada uno
de ellos.
En
los últimos años, ninguno de los fallecidos ha sido reclamado
por sus familiares.
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