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dos días de las elecciones: el seguro triunfo de Sharon genera pocas
expectativas Pesimismo de los argentinos en Israel Son más de 70.000 en el país y, como la mayoría de los israelíes, creen que no hay posibilidad de cambios La reelección del premier del Likud genera resignación entre quienes esperan el fin de la violencia Sin embargo, muchos connacionales se han volcado en los últimos años hacia la derecha JERUSALEN.- "Las elecciones no van a cambiar nada. Son elecciones inútiles. Sharon, que no pudo dar ninguna solución, va a ganar y el proceso de paz va a seguir totalmente estancado... Sin líderes que se pongan a hablar, ni del lado israelí, ni del palestino, los pueblos son los que pagan las consecuencias." . Daniel Alaluf, un argentino de 24 años, sintetiza claramente la resignación y el pesimismo que siente la mayoría de nuestros connacionales (más de 70.000) ante las elecciones de pasado mañana. . Como ocurre con los israelíes, nadie tiene expectativas. Y es lógico. Los sondeos indican que el Likud, el partido de derecha del premier saliente Ariel Sharon, ganará la mayor cantidad de bancas de la Knesset (Parlamento), lo que, para ellos, significa que el conflicto con los palestinos seguirá en un callejón sin salida, la economía, empeorando, y la situación social, deteriorándose. . "Los argentinos siempre tuvieron la tendencia de votar a la centroizquierda, pero con la violencia de los últimos años cada vez se vuelcan más a la derecha", explica Daniel, que seguirá fiel al partido Meretz, una agrupación pacifista de izquierda muy seguida por la gente joven. "Mucho no va a influir, pero por lo menos en el Parlamento la oposición a Sharon va a ser más grande", dice. . A diferencia de las últimas elecciones, en febrero de 2001, cuando Sharon aplastó al laborista Ehud Barak, esta vez no se vota en forma directa al premier. Tras un cambio del sistema electoral, sólo se renovarán las 120 bancas de la Knesset. Vista la fragmentación política de la compleja sociedad israelí -que se traduce en la existencia de 28 partidos en carrera- y que el Likud, según los sondeos, ganará un máximo de 34 escaños, Sharon sólo podrá formar gobierno aliándose con otras fuerzas. . Fiel reflejo del desencanto que provoca una realidad cada vez más dura -hay guerra, la desocupación trepó al 13% (algo inaudito en este país) y aumentó la pobreza-, Marcelo Boczkowski, un porteño de 39 años que vive en un kibbutz, cuenta que no irá a votar. "Votaría Meretz, como hice siempre, pero por primera vez en mi vida no voy a votar a nadie, porque ningún candidato me satisface", dice a LA NACION. . "Creo que nunca en Israel hubo una elección de esta naturaleza. Hay una desilusión total en el electorado, que va a seguir votando a la derecha porque no ve alternativas", dice José Koren, presidente de la Asociación de Amistad Argentino-israelí. Tras destacar que tradicionalmente los argentinos votaban por el laborismo -que con Amram Mitzna como candidato se prepara para una de sus mayores derrotas- Koren apunta que la mayoría de los nuevos inmigrantes -el año último, unos 6000- suele inclinarse por la derecha. En lo que considera "una aberración", los recién llegados son inscriptos en el registro electoral a los tres meses del arribo y votan "sin conocer la realidad". . "Los que vinimos hace 30 años a Israel vinimos a un Estado diferente. Ahora estamos en un punto sin retorno, sin horizonte", se lamenta Koren. . El rabino Mario Ablin, abogado y presidente de la Casa Argentina de Jerusalén, tampoco oculta su desencanto. "No puedo decir nada optimista, y no tengo expectativas, lamentablemente. No hay visos de que la situación se arregle, pero pienso que a la larga, si se logra desmantelar el aparato terrorista palestino, puede abrirse una ventana de diálogo", opina. Ablin está convencido de que para poder llegar a un proceso de paz "hay que adentrarse en la lucha y derrotar al enemigo". "No me convertí en ultraderechista -aclara-, pero me adapto a la realidad." . Gabriel Justman, de 29 años y que votará por segunda vez consecutiva a Sharon, piensa parecido: "Israel necesita un gobierno fuerte, que pueda pararse frente al enemigo". . Por Elisabetta Piqué, La Nacion, 26 de enero de 2003 |
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