EN TODO EL AÑO VIAJARON UNAS 1.500 PERSONAS Más de quinientos argentinos emigraron este mes a Israel Este contingente es el último que lo hace gracias a un sistema de beneficios especiales. Israel: cuántos son los que vuelven La fila casi no avanzaba. Aun así, era difícil encontrarle el final. A cada minuto se sumaban más viajeros y valijas al grupo de argentinos que partieron ayer del aeropuerto de Ezeiza con un destino común: Israel. El vuelo era uno de los últimos en transportar argentinos con el sistema de beneficios especiales que ese Estado otorgó por dos años y que termina a fin de mes. En diciembre ya viajaron 500 personas, en todo el 2003, cerca de 1.500. Estas son las cifras que maneja la Agencia Judía para Israel. "Para nosotros esas garantías son un privilegio. Estamos agradecidos.", dijo Jose Lewin, de 50 años, que viajaba junto a su esposa. José es electricista y según contó, "el trabajo acá anda muy mal". Algo molesto, opinó: "Acá han robado tanto, tanto, que siento que nos están echando. Ya llegará el momento que no haya a quién robar. Con respecto a su partida, se mostró más entusiasmado: "Nos vamos con mucha esperanza, por las posibilidades de progresar económicamente". José no era el único con mirada optimista. Las sonrisas, saludos y fotos eran mucho más numerosas que las lágrimas. "Yo, como abuelo, quiero que se vaya. Se va a hacer más hombre", dijo Moisés Goldfarb junto a Fabio, su único nieto varón. Con la secundaria recién terminada, Fabio admitió que decidió irse "hace un mes, cuando mis viejos empezaron a presionarme con los estudios, el trabajo y esas cosas". Se irá solo, dejando a toda su familia, padres incluidos, en su Corrientes natal. Su equipaje, modesto y prolijo, lleva "lo necesario. Un poco de ropa y no mucho más", según relató. A pocos metros, dos atiborrados carritos, y unos cuantos bolsos más, contrastaban con la prolijidad de Fabio. Detrás de esos bultos, se asomaba la numerosa familia Orovtz. Claudio, de 42 años, intentaba ordenar a sus cuatro hijos, dos gemelos y dos chicas. Después de conseguirlo, relató: "Mi historia es como la de cualquier argentino: laburé, me echaron, protesté y no hubo respuestas. Este año vamos a probar suerte en Israel". Allá, en un kibutz, está su sobrina, la única persona conocida. "No sé bien cómo ubicarla pero sé que nos vamos a encontrar", dijo. De todos modos, aclaró: "No sabemos bien si queremos que este viaje sea para siempre. Nosotros somos de acá", enfatizó para rápidamente agregar: "En realidad, somos un matrimonio rioplatense. Mi mujer es uruguaya". Lorelei es su nombre y ella era la encargada de cargar con el bolso del mate. Graciela Golonbek, de 45 años, viajará con su hijo, Bruno. Forman parte del grupo Alma, orientado a recibir en Israel a familias uniparentales. "Todo empezó con un llamado telefónico. Después fui a escuchar sobre la propuesta y ahora terminé viajando", explicó Graciela. Entre los más rezagados, resaltaba una enorme jaula amarilla. Adentro viajará Lucas, el perro de "Matías", como sólo quiso identificarse el joven de 28 años. "Siempre supe que el perro se iba conmigo", contó. Se irá a juntarse con sus padres. En su caso, el motivo del viaje es "pura convicción". Después de meses de ser mantenidas en la nebulosa, Clarín tuvo ayer acceso a los números oficiales de argentinos "retornados". Sobre un total de 8133 inmigrantes argentinos que llegaron a Israel en los años 2001-2002, sólo 524 decidieron abandonar ese país. Y, entre ellos, si bien la mayoría retornó a la Argentina, una minoría siguió su camino hacia EE.UU. o Europa. Las dificultades de los inmigrantes argentinos en Israel, en la actual crisis económica de la sociedad israelí, así como las causas que los han llevado a tomar esa decisión, fueron tratadas ayer por la comisión de absorción de inmigración del Parlamento israelí. La reunión, que contó también con la presencia de representantes de diferentes ministerios encargados de facilitar la absorción de los inmigrantes y voluntarios de la OLEI (Organización Latinoamericana en Israel), acordaron que el endurecimiento de la crisis y los recortes presupuestarios en Israel junto con el mejoramiento de la economía argentina, influían tanto en la reducción del número de inmigrantes como en el incentivo para volver al país. Eli Cohen, el subdirector de la Agencia Judía, la ONG encargada de ayudar a los judíos a emigrar, comentó que "cada uno de los inmigrantes que retorna es un duelo personal. Pero, pese a la difícil situación, más del 93% se queda en Israel. Además dice el 85% se decla ra satisfecho con la decisión de haber emigrado a Israel, y esto no es poco. DESDE ISRAEL: Shlomo Slutzky, Clarin, Martes 23 de diciembre de 2003 ORIENTE MEDIO: DESEMPLEO E INSEGURIDAD Cientos de argentinos regresan al país por la crisis en Israel Son entre 600 y 1.000 personas, según las fuentes. El retorno forzado a la Argentina se debe a que no han podido encontrar trabajo. Y a la situación de inseguridad por el conflicto con los palestinos. Felisa Schwalb tiene 58 años. Llegó a Israel en octubre de 2002 como parte de una ola de inmigrantes que, hasta ese año, incluía a otros 6.300 argentinos. Ahora se siente desilusionada. Ella y su marido tenían trabajo en la Argentina: Felisa era masajista y su esposo fabricaba y vendía artículos para el baño y el hogar. "Si decidimos venir a Israel es por nuestros nietos y por nuestros tres hijos. Pero resulta que los tres están mal y lo más triste es que, pese a todo nuestro amor al lugar, no podemos oponernos a la decisión de nuestro hijo de volver a la Argentina". Felisa es uno de los argentinos entre 600 y 1.000, según las fuentes que, tras haber inmigrado a Israel escapando de la crisis económica en Argentina, ahora han emprendido el regreso a su país de origen ante la falta de trabajo y la situación de inseguridad en la zona como consecuencia de la "Intifada" o rebelión palestina. Se trata de inmigrantes de origen judío que llegaron a Israel acogiéndose a la Ley del Retorno y que no han podido soportar los embates de la crisis de la economía israelí, informó ayer el diario Maariv.
Las personas que han retornado a la Argentina integraban el contingente de 7.000 argentinos que llegaron a Israel en los últimos dos años, en el marco de un vasto programa de las autoridades del Estado judío. Para atraerlos, se les concedió una ayuda financiera más allá de los habituales beneficios otorgados a los inmigrantes de origen judío. Daniel, un joven de 35 años con el pasaje de regreso a la Argentina en la mano, dijo a Clarín: "Pensé que sería difícil, pero no tanto". Como su madre, Daniel ve el peligro de los atentados como algo secundario. "El principal problema es la falta de trabajo", sostiene. El joven inmigrante aclara que "en Israel hay buena gente, pero también la hay muy mala". Aludió así a los empleadores que se aprovecharon de inmigrantes como él para aminorar costos y aumentar ganancias. Golpeado por estos sinsabores y dolido por dejar en Israel a sus hermanos y padres, Daniel explica que no logró integrarse y en un perfecto hebreo dice: "Acá no soy Daniel, sino mi número de identidad". Israel acogió en los últimos trece años a más de un millón de inmigrantes procedentes en su mayoría de la ex Unión Soviética, aunque el conflicto armado con los palestinos desde setiembre de 2000 ha supuesto un golpe mortal para la economía de este país, que vive la peor recesión desde hace 53 años. Según el Maariv, el gobierno de derecha liderado por Ariel Sharon no ha sabido dar respuesta a las necesidades de empleo de los latinoamericanos, cuya situación será analizada hoy en una sesión especial en la Comisión parlamentaria de Inmigración. El diario subrayó como condicionantes de la decisión de retorno de cientos de inmigrantes la profunda recesión económica en Israel y la mejoría paralela de la situación en Argentina tras la llegada al poder del presidente Néstor Kirchner. "Vamos de un trabajo a otro por el sueldo mínimo. Y eso cuando hay trabajo porque hay temporadas que ni eso tenemos", dijo un inmigrante argentino, casado y padre de tres hijos, que en Buenos Aires era propietario de una tienda de ropa. Según dijo el inmigrante, que reside en el norte de Israel y pidió no ser identificado, "he estado meses sin siquiera decirles a mis padres en Buenos Aires que no tenía trabajo, por la vergüenza". Muchos inmigrantes argentinos suelen decir que "si han de ser pobres prefieren serlo en Argentina, donde por lo menos comprenden el idioma". El rabino Mauricio Balter, a cargo de la comunidad argentina en Kiriat Bialik, dijo a Clarín que "la situación en Israel está muy difícil. Hoy explica los trabajos están ocupados por inmigrantes rusos, de grupos difíciles de penetrar". Y resume así el dolor de los que retornan: "En la Argentina por lo menos sabían cómo arreglarse en la indigencia". PUNTO
DE VISTA Paula Lugones. plugones@clarin.com Los israelíes viven angustiados por la posibilidad de un atentado terrorista a la vuelta de la esquina, pero también por una economía deteriorada a niveles alarmantes. El PBI cosechó niveles negativos los últimos dos años y las inversiones extranjeras huyeron del país. El desempleo trepa al 13% y hay sectores como el turismo, la construcción y la alta tecnología que están muertos. En este contexto, no es raro que la pobreza afecte hoy a un tercio de los niños y un 20% de los adultos. Con brazos abiertos, Israel recibió a miles de argentinos que huían de la debacle argentina. Pero, a pesar de la buena voluntad, muchos no pudieron encontrar allá lo que aquí les faltaba. Shlomo Slutzky. TEL AVIV. Clarin, 22 de diciembre de 2003 |
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