Al cerciorarse Eva de los linderos de su encumbramiento social,
retornó, ulcerada, a sus vertientes originales. Aprendió
a odiar y descubrió el rencor. Y como era de talante combativo,
desde aquel fiasco disparó contra la clase social que la
repudiara, la energía vital, la intransigencia y la pasión
que inflamaba sus actos cuando su médula emocional había
sido herida.
"Y
me pregunto: ¿por qué hubiese podido rechazarme la
oligarquía?, ¿por mi origen humilde?, ¿por
mi actividad artística? La verdad es otra.
Yo
que había aprendido de Perón a elegir caminos poco
frecuentados, no quise seguir el antiguo modelo de esposa de presidente.
Además, quien me conozca un poco, sabe que yo no hubiera
podido jamás representar la fría comedia de los salones
oligarcas". Tal vez sí, tal vez no. A veces se odia
lo que no se puede amar.
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"yo
no hubiera podido jamás representar la fría
comedia de los salones oligarcas..."
A
veces se odia lo que no se puede amar... |
A
partir de aquel ludibrio, el epíteto "odiados oligarcas"
brotó con frecuencia en sus discursos, impregnados de vitriólico
rencor. Fustigó sin pausa a la alta sociedad, sin pedir ni
dar cuartel y empleando las armas que el poder político libraba
en sus manos.
Ya
no se trataba únicamente de coadyuvar la política
social de Perón, ni de ejecutar sus designios; era una vendetta
personal, una guerra privada, unalucha por motivaciones propias
y el ajuste de cuentas con una minoría social de recalcitrante
soberbia.
Contraatacó
la aristocracia bonaerense esgrimiendo las armas que le eran propias:
el desdén, la arrogancia, el chiste cruel o la anécdota
ofensiva y, como corolario, el vacío social absoluto. Eva
fue condenada hasta el fin de sus días a una suerte de leprosería,
de la cual que ni despúes de muerta sería dada de
alta. El conflicto quedó planteado definitivamente en esos
términos.
Mucho
se especularía en los años siguientes sobre cuál
habría sido el curso de la historia argentina contemporánea,
si las altas clases sociales, en lugar de repudiarla despectivamente,
hubiesen accedido a mantener una relación por lo menos desprovista
de acrimonia y si, lejos de ridiculizarla y difamarla, le hubieran
otorgado las pleitesías a que tenía opción
en su calidad de esposa del presidente.
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"Prejuiciosa
y conservadora, acaso el curso de la historia hubiese sido
otro si , lejos de ridiculizarla y difamarla, esta clase social
le hubiera otorgado
los honores que en calidad de esposa del presidente
le correspondian" |
Pero
eso habría sido demasiado esperar de una casta abroquelada
en su poder económico y en sus prejuicios. De cepa reciente,
la aristocracia argentina -hijos y nietos de inmigrantes- carecía
de la madurez que dan los siglos para comprender y tolerar. Quizás
la ruptura era inevitable porque, en el fondo, los ancestros habían
sido semejantes.
Cierta
vez, habiendo trascendido que Eva Perón asistiría
a una velada de gala del teatro Colón, ciertos abonados enviaron
a sus palcos a las doncellas y demás personal de servicio.
Cuando
Eva se hizo presente en "Harrod's" donde se efectuaba
un desfile de modelos, varias damas de la sociedad se retiraron
bruscamente del local.
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