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""Como
cualquier chica de su edad, Eva esta al corriente de las vidas de los actores
de cine. Pide a sus hermanas que la llamen "Norma Shearer" y su
galan preferido es Tyrone Power. Un dia, todavia remoto, Eva satisfara esa
veleidad de niña, haciendose fotografiar en compañia del idolo
en persona, en un suntuoso salon de la Casa Rosada, el palacio presidencial
argentino...."
El
flamante "Cine Crystal Palace", inaugurado en el año 1927. Quiza
haya sido aqui, en la oscuridad de la sala donde Eva soñara actuar
como Norma Shearer
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Es
revelador el testimonio de Eduardo Brossi, compañero de escuela de
Erminda y Eva: "A esas chicas siempre se les podia decir algo, aunque
Juan, su hermano, era un verdadero protector. Las Duarte no eran chicas buscadoras,
aunque todo el grado las pretendia. Recuerdo que un dia por decirles algo
a las chicas, Juan me espero en la esquina de las calles San Martin y 6 de
Agosto. '¿Que les dijiste a mis hermanas?' me pregunto desafiante".
Juan
Ramon Duarte fue el sosten moral de esa familia de cinco mujeres, supliendo
con abnegacion al padre ausente. Juan Ramon y Eva poseian algo en comun que,
al identificarles mutuamente, les diferenciaba de sus hermanas: una actitud
de rebeldia vital que rehusaba acatar la inmutabilidad de la adversidad y
les impelia a la lucha. Para Blanca, Elisa y Erminda la pobreza era un estado
de animo, anclado en su resignada aceptacion; Juan Ramon y Eva la afrontaban
como un trance pasajero y superable; como una injusticia que era imperioso
conjurar.
Juan Ramon fue el confidente y el unico amigo que Eva tuvo.
Asi
unidos y en espera de tiempos mejores, Juan Ramon y Eva compartian el quehacer
rutinario de la familia, siempre asediada por la pobreza, como la pampa por
el viento sur.
En
Eva, tales estrecheces atizaban un prurito escapista transparentado, en forma
subconsciente, en su aficion por las mascaras, el trastrueque de nombres,
la declamacion y, consecuencia logica, el teatro.
Disfrazada
de "hada de la noche", un vaporoso vestido de gasa negra tachonado
de plateadas estrellas, que Juana ha confeccionado con sus manos primorosas,
Eva asiste a un carnaval y se fotografia junto a sus hermanas.
Asi se consuela, quiza, de lo ocurrido el dia de su primera comunion cuando
tuvo que vestir el mismo traje blanco que el año anterior llevara su
hermana Erminda, en identica ceremonia. "Estabas tan hermosa, con esa
expresion grave y resplandeciente que te habia dejado el hecho de recibir
por primera vez la Eucaristia", anota Erminda en su libro de recuerdos
de infancia. Y añade que, despues de la misa, un fotografo ambulante
insistio en grabar unas placas de Eva, que las Duarte no pudieron adquirir
por falta de dinero.
Como
cualquier chica de su edad, Eva esta al corriente de las vidas de los actores
de cine. Pide a sus hermanas que la llamen "Norma Shearer" y su
galan preferido es Tyrone Power. Un dia, todavia remoto, Eva satisfara esa
veleidad de niña, haciendose fotografiar en compañia del idolo
en persona, en un suntuoso salon de la Casa Rosada, el palacio presidencial
argentino.
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Por
esos años, existia en Junin una discoteca que una vez por semana difundia,
a traves de altoparlantes, una "hora selecta" a cargo de aficionados
locales, Eva entre ellos. Luego organizo en su casa una serie de representaciones
pseudo-teatrales a las que denomino "conjuntos filodramaticos". Actores
y publico eran estudiantes del barrio. El infimo producto de las entradas era
enviado a la biblioteca escolar. Activisima y oronda, Eva asumia, ademas, los
papeles de directora, actriz, cajera y tramoyista. Entre halagada e inquieta,
Juana murmuraba: "Esta debio haber nacido hombre". Eva tenia entonces
catorce años.
Memorable
fue para Eva el 20 de octubre de 1933, dia en que debuto en el tablado escenico,
ante publico juvenil, desempeñando un trivial papel en la comedia "Arriba
estudiantes", compuesto por los alumnos de la Escuela Normal de Junin,
a la cual ella no pertenecia. Nunca mas logro conjurar la fascinacion de las
candilejas.
Si
hubiese que indentificar las motivaciones psicologicas que impulsaron a Eva
hacia el teatro, cabria citar como obvio su afan por sumergirse en un mundo
onirico, contrastante con su gris realidad cotidiana. Para ella, el teatro
significaba evasion. Ahi podia transformarse en heroina o princesa y soslayar,
asi fuera fugazmente, su condicion de chica pobre, confinada a los extramuros
sociales. Derivada de la anterior, al segunda era de orden material: intuia
que la unica senda escapatoria de esa vida erizada de apremios y humillaciones,
conducia al teatro.
Su
avidas lecturas de revistas y su aficion por la radio, la habian familiarizado
con el ambito artistico porteño y con los exitos de actrices y cantantes
en boga. En improbable que en aquella epoca temprana, la jovencita Eva Duarte
concibiera la profesion teatral como un arbitrio para desfogar angustias existenciales
o inquietudes esotericas, por mas que ella escribiria despues: "Recuerdo
que, siendo chiquilla, siempre deseaba declamar. Era como si quisiese decir
algo a los demas, algo grande, que yo sentia en lo mas hondo de mi corazon".
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Julio
Otero, vecino de Junin, que frecuento a Eva adolescente, dice que ella "tenia
esas cualidades naturales de las personas que adivinan el sentir de la gente".
Tales dones la prevenian, sin duda, contra el chato futuro que la aguardaba
en Junin. Si virtuosa, concluiria casandose con algun obeso ganadero; si desprejuiciada,
corria el albur de duplicar el destino de su madre. "Yo me casare con
un principe o con un presidente", confio un dia a su hermana Erminda.
Años
despues, confeso: "Por eso me escape de mi casa. Mi madre me hubiera
casado con alguien del pueblo, cosa que yo jamas habria tolerado".
Fibra
esencial de su ego era el ansia indomita de libertad: ser dueña de
si misma, sin amos ni sujeciones, asi provinieran de su propia madre. Ese
inconformismo visceral engendraria sus futuras rebeliones y signaria su destino.
Ella lo dijo: "He vivido siempre en libertad; como los pajaros me gusta
el aire libre del; bosque. Ni siquiera he podido tolerar esa especie de esclavitud
que es la vida paterna o en el pueblo natal".
Ya
vimos su casa materna. Un hogar solidario pero asimetrico por la falencia
paternal. Una madre autoritaria y abnegada, demasiado absorbida por minusculos
quehaceres domesticos para consagrar a sus hijas la ternura que estas reclamaban.
Siendo Eva quien mas se le asemejaba, esa afinidad temperamental termino por
provocar la desavenencia.
Ambas
eran ambiciosas; mientras la ambicion de Juana se cifraba en el logro de un
pasar exento de estrecheces materiales (mejor vivienda, matrimonios convenientes
para sus hijas), la de Eva desbordaba tales objetivos y apuntaba a metas mas
relumbrantes.
Ambas
eran tenaces; mientras la tenacidad de Juana entrañaba un implicito
acatar del orden social existente (riqueza para unos pocos y pobreza para
los demas), la de Eva hervia de insumisión a algo que ella juzgaba
injusto, ergo, inaceptable.
Ambas
eran valientes; mientras el coraje de Juana se diluia y remansaba en la cotidianeidad
de sus desvelos (sesiones de costura hasta la madrugada), el de Eva era vibrante
y tenso, como lo mostraria dolorosamente en los años finales de su
breve existencia.
Juana
y Eva eran independientes; pero mientras Juana permaneceria prisionera de
su pasado, Eva lo superaria para dispararse hacia el porvenir, con el fulgor
y la fugacidad de un meteoro que se extinguiera en su propia llama.
Juana
no alcanzaria a desbordar la cronica provinciana; Eva asombraria a su siglo.
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