En la muerte de un jacobita
Luis Infante
La noticia de la muerte, el 30 de agosto
último, de David Lumsden of Cushnie
me llega por diversas fuentes. La última, el cuaderno
de bitácora que Gerald Warner (otro antiguo legitimista y amigo del
Carlismo) tiene en la edición electrónica del Daily Telegraph.
Conocí a David Cushnie hace ya dos décadas, con
ocasión de una cena de gala —la Cena de la Rosa Blanca— de la Royal
Stuart Society (a la misma, mucho más combativa bajo la dirección de su
Secretario Principal, el también recordado David Vessey, q.s.g.h.,
pertenecíamos entonces varios carlistas). En Londres, aquella tarde, me había
reunido previamente con S.A.R.
Don Sixto Enrique de Borbón (también descendiente de los Estuardo, por su abuelo el Duque
Roberto de Borbón Parma), a quien acompañé a la cena, celebrada en el
Brown’s Hotel, donde en el siglo XIX se habían alojado varios miembros de la
Dinastía legítima española. David Cushnie enseguida
se acercó a saludar y a compartir sus recuerdos carlistas. Era un tipo
simpático y lleno de energía, una especie de encarnación de la vieja Escocia.
En su querida Escocia falleció, en Fort
William, adonde había acudido a la asamblea anual de la 1745 Association,
de la que era presidente. Como correspondía a un noble escocés y al gran
defensor que fue de la Santa Misa
tradicional, el 10 de septiembre su funeral se ofició por el rito romano de
siempre, primera celebración del mismo en la Catedral católica de Edimburgo
desde la revolución litúrgica de Pablo VI.
David Cushnie había nacido en la India, de
familia militar, en 1933. Su vida de deportista, de estudioso, de conspirador,
de restaurador, da para llenar un libro. Su bondad le hizo aceptar algunas órdenes
de fantasía (como la supuesta Constantiniana de San Jorge que otorga el
autodenominado Duque de Calabria que reside en Madrid), que añadió a sus
verdaderas órdenes (como la de Malta), títulos y distinciones. Además de las
asociaciones ya citadas, fue cofundador del Castles of Scotland Preservation
Trust —una especie de Hispania Nostra
escocesa— y dirigía o participaba en varias otras. Su muerte repentina es un
duro golpe para Escocia y para la causa de la Cristiandad y la Legitimidad. Requiescat in pace.
© 2008 Agencia
FARO