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Un
mercado ilegal que crece
Una romería se adueñó de la calle Florida
Vendedores y artesanos ocupan indebidamente el espacio de la peatonal; recorrerla
es como una carrera de obstáculos
Con la llegada de los turistas, mercaderes de todo tipo poblaron las diez
cuadras
Ofrecen desde carteras y ropa de origen dudoso hasta artesanías tradicionales
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Un
nuevo mercado ilegal y libre de impuestos se instaló en pleno centro
de Buenos Aires, funciona a cielo abierto y se diría que casi bajo las
narices del jefe del Gobierno de la Ciudad, Aníbal Ibarra, ya que hasta
el momento no se han obtenido resultados positivos en los operativos encarados
para su erradicación.
Se trata de los vendedores ambulantes, muchos de ellos de ropa de cuero -cuya
mercadería la mayor parte de las veces es de origen ilegal-, y de los
artesanos instalados sobre la peatonal, que convidan a los turistas con precios
más que accesibles, a valor dólar, y al fotógrafo de LA
NACION con una inusitada agresión verbal.
Sucede que Florida, especialmente desde la avenida Córdoba hasta Lavalle,
se volvió en el último año una especie de romería
sin organización alguna, con suciedad, invadida por gente esquiva, que
va desde quienes presionan a los turistas para que ingresen en sus locales a
comprar prendas de cuero hasta los telúricos arbolitos .
A este universo de personajes, muy cercanos al neorrealismo italiano, se suman
las estatuas vivientes que suelen instalarse frente a la entrada de las Galerías
Pacífico y el arpa y la guitarra de dos paraguayos que les arrancan sonidos
interesantes.
También la cantante cuya voz es pretérito, que eligió una
de las ventanas de la tienda Zara para interpretar tangos hermosos, pero muy
mal; los niños "refugiados" que serían falsos rumanos;
los cartoneros, los mendigos y los limosneros...
Buscarles un lugar fijo
"Somos conscientes de que ha crecido el número de artesanos y de
gente que se instala en la calle. En el último mes hicimos seis operativos
e iniciamos reuniones con los comerciantes de la peatonal para encontrar una
solución. Esperamos sumar al diálogo a los artesanos y a los artistas
callejeros y encontrarles un lugar fijo, por ejemplo frente a las Galerías
Pacífico", aseguró Silvana Giúdice, secretaria de
Gobierno y Control Comunal porteño, la funcionaria designada por el jefe
de gobierno para responder a LA NACION ante los reclamos.
Giúdice aseguró que en los próximos días se intensificarán
los operativos. "El problema que tenemos es que vamos una vez a la semana,
en general los fines de semana, y a las pocas horas los puesteros vuelven. Con
los vendedores ambulantes es más complejo, porque la venta clandestina
responde a grandes organizaciones. Estamos estudiando junto con la Justicia
cómo atacar este fenómeno, que afecta a toda la ciudad."
Otras fuentes del Gobierno de la Ciudad contaron a LA NACION que los vendedores
ambulantes, especialmente los artesanos, se han multiplicado en los últimos
20 días debido a las vacaciones de invierno.
"Nos gustaría incorporarlos a las ferias artesanales existentes,
y de alguna manera lo estamos logrando. Estamos haciendo mucho hincapié
en operativos para verificar si la ropa es legítimamente fabricada y
la comida, apta para el consumo."
Y agrega: "No tenemos tantos inspectores, a esos tipos los sacás
de la calle hoy y a los cinco minutos están instalados en la siguiente
esquina". |
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Florida
2002:
vendedores
ambulantes, niños "refugiados"
que serían falsos rumanos; cartoneros, mendigos y limosneros...
Centenares de vendedores sin permisos y artesanos sin puesto fijo
se instalan a diario en el centro de la peatonal; los turistas creen
que es una atracción más de esta ciudad
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Feria persa
LA NACION recorrió Florida el viernes por la tarde, cuando la zona
se convertía en otra zona pauperizada que aún se codea con
cierto esplendor del pasado: niños cartoneros hurgando en la basura,
turistas con dólares, señoras comprando regalos para el Día
del Niño y ejecutivos con paso apurado.
Y descubrió lo que ya se sospechaba: hay mafias que dominan el mercado.
"Son los vendedores de ropa -dijo Esteban, artesano, 26 años-;
ellos no quieren que estemos acá y nos hacen de todo. Por eso yo
para el lado del barrio chino no voy..."
¿Barrio chino? Sí, los artesanos llaman de ese modo a las
dos cuadras sobre Florida desde Tucumán a Corrientes. Tierra de nadie.
O mejor dicho, de vendedores de ropa y de cueros que no admiten diálogo,
que acusan a los periodistas de "escupir el asado" y que, de alguna
manera, cultivan cierta empatía con la policía.
"Yo hace 20 días que estoy acá y vendo esculturas de
vidrio soplado -dice Germán, ubicado entre Viamonte y Córdoba-.
Yo me enteré por un amigo y me vine."
A su lado, Hernán -gorro de lana tejido, llegado hace poco de Bariloche,
maestro de profesión hasta que la crisis lo dejó fuera del
sistema educativo- dice que esta semana viene floja porque no hay turistas.
"Se fueron, qué sé yo, igual me quedo. Hago Florida,
a veces Dorrego, y algo vendo."
¿Qué venden? Carteras, sahumerios, lámparas a 12 pesos,
cinturones, discos pintados, remeras con duendes estampados y bijouterie.
Alejandro, encargado del puesto de diarios de Florida y Viamonte, asegura
que los artesanos no influyen en las ventas. Viendo a tanta gente comerciar
ilegalmente en Florida, un espacio público que el Gobierno de la
Ciudad no puede cuidar, la pregunta es cómo actuar. Un funcionario
porteño dijo, simplemente: "No tenemos tantos inspectores, pero
nos preocupa la venta ilegal de comida, que puede ser grave para la salud,
no la de ropa o de sahumerios".
Alejandra
Rey, La Nacion, 11 de agosto de 2002
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Amenazaron
a un fotógrafo, lo que constituye un síntoma de gravedad Un policía lo invitó
a alejarse y no sancionó al vendedor
El
fotógrafo de LA NACION comenzó anteayer su recorrida por
Florida a las 19. A falta de luz natural, el reportero debió
apelar al flash y el lamparazo se volvió en su contra: dos vendedores
ambulantes de ropa de dudosa procedencia, instalados en Florida casi
esquina Lavalle, se acercaron para decirle que se fuera.
.
La respuesta del fotógrafo fue clara: Estoy haciendo mi
trabajo, y el retruco, también: Cada vez que vienen
ustedes a nosotros nos levantan. Andate, flaco, no j...
.
El reportero, que aseguró que no fue agredido físicamente
sino sólo de modo verbal, quiso dar explicaciones, pero por sobre
el hombro del ambulante vio al policía de la cuadra hacerle una
seña clara, esa que, con la mano moviéndose de abajo a
arriba, significa andate.
(N. de la R.) No es una anécdota;
es un síntoma de gravedad. La actitud del agente policial que
invitó a alejarse de Florida a uno de nuestros reporteros gráficos
y no a quienes pretendían intimidarlo refleja un valor cultural
propio de estos tiempos, en el que es natural legitimar el predominio
de los que se apropian de manera ilegal de espacios públicos.
Hoy, la suerte de esos ámbitos se rige por la voluntad del más
fuerte y prepotente, la calidad de vida urbana se degrada y caen de
hecho las garantías constitucionales. En el incidente relatado,
aparentemente de tono menor, se descalificó el derecho de la
prensa a informar.
.
Los principales destinatarios de la protesta por tan deplorable situación
deben ser los gobernantes, en este caso los de la Ciudad de Buenos Aires.
Basta, por otra parte, caminar de noche por las calles porteñas
para inferir que tales gobernantes pasarán a la historia por
haber acostado a la Reina del Plata en la inmundicia y levantarla todos
los días, preguntándose cuántas nuevas gradas bajará,
hacia un pozo profundo y sucio, después de haber sido el orgullo
de la civilización americana.
.
El desinterés por el orden público se ha hecho un hábito
que costará erradicar. Así es como las mafias han organizado
la vida callejera, impuesto su ley en crecientes esferas y extendido
su brazo hasta lo que eran apacibles zonas rurales, como si nada pudiera
haber quedado fuera del radio de su siniestra influencia.
.
¿Habrá por lo menos un candidato presidencial con el coraje,
la determinación y la comprensión suficientes para restaurar
el Estado de Derecho que yace detrás de lo que comienza a ser
una falsa fachada de república? ¿Habrá disponible
un nuevo Sarmiento, que demuela esta Argentina del éxodo y la
exclusión y abra paso a otra Argentina, con visión clara,
enérgica y orgullosa de su destino y del lugar que no debió
haber perdido?
.
Cuanto mayor sea el número de argentinos indiferentes a estas
preguntas más responsable será la sociedad de la continuidad
de sus propios padecimientos.
Un
panorama similar se observa en muchos lugares de Buenos Aires, especialmente
en el barrio de Once, para leer la nota, por favor, haga clic aca
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