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DEL LIBRO
GRAU EL PIONERO MUNDIAL DE LOS
DERECHOS HUMANOS
En 1879 Chile declaró la guerra al
Perú y a Bolivia. El conflicto se desarrolló en dos ámbitos. Primero en el mar y luego
en tierra.
La guerra marítima tuvo como
escenarios las costas del Perú, Bolivia (que en ese entonces poseía
litoral) y Chile.
La campaña marítima duró 5 meses,
de mayo a octubre y, durante ese tiempo, el capitán de navío Miguel
Grau, al mando de un pequeño y débil blindado llamado “Huáscar”,
enfrentó a la moderna escuadra chilena que contaba con dos
poderosos acorazados.
Durante cuatro meses, Grau impidió
que el ejército chileno de 14.000 hombres acantonado en la
desértica ciudad de Antofagasta, pudiera iniciar la invasión del
Perú.
Cercado por toda la escuadra
chilena en punta Angamos, el 8 de octubre de 1879, prefirió morir
antes que rendirse.
Como homenaje póstumo se lo elevó
al grado honorario de Gran Almirante del Perú.
Estando aun en vida y luchando
contra sus eventuales enemigos, la esposa del comandante Prat, héroe
chileno muerto en el combate de Iquique, lo llamó Caballero de los
Mares. Y así fue conocido desde entonces.
En un reciente referéndum, el Perú
proclamó a Grau como “El peruano del milenio”.
Grau trató durante el conflicto de
imponer un sentido humanitario a las acciones. Ya sea contra el
enemigo rendido o contra las poblaciones del litoral chileno, siempre su
generosidad fue la nota dominante.
En las cartas que enviaba a su
esposa se condolía mucho de los males de la guerra. Por todas esas
razones se ganó el respeto de hasta sus eventuales enemigos.
La generosidad de Grau, llegó a
extremos tales, que muchos aseguran que si hubiera tenido otro
comportamiento, es posible que la guerra habría tenido otro
desenlace. Después de Angamos la guerra tomó un giro cruel y
despiadado
En el mundo, son muchos los
personajes que en un determinado momento se encontraron ante un
dilema donde la propia vida entraba en juego y al preferir el
sacrificio, ganaron la gloría y se convirtieron en héroes.
El caso de Grau, es diferente. Día
a día, y durante cinco meses realizó actos de sublime heroísmo.
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Monumento a Grau en la Av. 137 de Miami, U.S.A. |
Todo lo que tiene relación con Grau
se sublimiza.
Su infancia es una verdadera fuente
de inspiración para la juventud actual de todas las naciones el
mundo. Es en verdad algo subyugante. El niño Miguel forjó su
carácter en medio de los grandes elementos: el mar y el cielo. Cuando llegó a Paita y conoció el mar, sintió hacia él una profunda
atracción. Desde ese momento quedó marcado su destino.
Carente desde niño de los afectos
maternales, fue embarcado con autorización de su padre como grumete
en un barco velero cuando solo tenía 9 años y no obstante que
naufragó en su primer viaje, persistió en seguir su vida de marino.
A los 19 años era un conocedor de todos los secretos del
mar. Entonces decidió ingresar en la marina nacional, siendo la
mayor parte del tiempo comandante del “Huáscar”, barco que ha
compartido su gloria.
Grau no heredó nada de nadie. Todo
fue fruto de su esfuerzo y un atributo de Dios a lo que ayudó su
excepcional naturaleza.
En Miami, en la avenida 137 hay un
monumento a Grau donde se le rememora como Pionero de los Derechos Humanos en América.
Y esa es la idea, que se reconozca a
Miguel Grau como:
PIONERO DE
LOS DERECHOS HUMANOS EN EL MUNDO.
Reynaldo
Moya
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