"...Sentenciaron
que se estaba ante «un hecho criminal que, como tal, era imprevisible».
Olvidaron
aclarar que la inescrupulosidad del encargado de un local que ni siquiera
tenía renovada su habilitación fue facilitada por la ausencia
-o la corrupción- del Estado a la hora de efectuar los debidos
controles"
Fernando Laborda
La Nacion, Domingo 9 de enero de 2005
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