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Los
cromagnones somos metafísicamente inocentes. El jefe de gobierno de
la capital cromagnona, uno de los dirigentes principales de una alianza política
que causó uno de los mayores incendios de la historia nacional, se
presentó a la campaña para su reelección diciendo: "Mientras
yo era alcalde de la capital de Cromagnonia ocurrió uno de los mayores
desastres de la historia del país, cuyas peores consecuencias superamos
gracias a nuestra labor tan esforzada".
Coherentemente,
cuando una discoteca de la ciudad Buenos Aires Tóxicos se le incendia,
el alcalde cromagnon declara a la prensa internacional, lleno de orgullo:
"Nuestros sistemas de emergencia se desempeñaron brillantemente".
Así, de amianto, es el progresismo en la República Cromagnon.
Fernando
A. Iglesias, La Nacion, Domingo 9 de enero de 2005
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