Capítulo Diez

La Guerra de los Astros

Después de que los que habían ido de camping acabaron el desayuno a la mañana siguiente, caminaron con la intención de buscar un buen lugar para pescar. Siguieron el sendero a lo largo de la orilla del río hasta que llegaron a un lugar retirado y agradable, a la sombra, cerca de donde el río doblaba.

Una vez que hubieron empezado a pescar, Jamie se volvió hacia su padre y le preguntó: "Papá, ¿Puedes contarnos más cosas sobre Daniel?”

Brian añadió: “¿Estamos acercándonos ya al final del libro?”

Darryl sacó su Biblia y haciendo pasar las páginas llegó al capítulo diez de Daniel. "Nos quedan tres capítulos del libro de Daniel. Estos tres capítulos tratan acerca de la última visita celestial que recibió Daniel. El capítulo diez es la introducción a la visita, mientras que los capítulos once y doce contienen el mensaje profético que recibió y luego, los versículos restantes del capítulo doce acaban el libro de Daniel."

"¡Introducción, eso suena aburrido!" dijo Brian que estaba ansioso por oír más sobre la profecía del futuro y no una introducción.

"Brian," le dijo Jamie regañándole. "Di-s nos dio todas las Escrituras para enseñarnos cosas importantes y estoy segura de que aprenderemos algo de ellas”.

"Tienes razón, Jamie. Ahora oremos y luego podremos empezar. Brian, ¿te gustaría orar por nosotros?”

Inclinaron sus cabezas y Brian oró diciendo: "Querido Di-s, ayúdanos a entender esta importante profecía, amen”.

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En el tercer año de Ciro, rey de Persia, fue revelada palabra a Daniel, llamado Belsasar. La palabra era verdadera y el conflicto grande, pero él comprendió la palabra y tuvo inteligencia en la visión. En aquellos días Daniel estuvo afligido por espacio de tres semanas. No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con perfume, hasta que se cumplieron las tres semanas. El día veinticuatro del primer mes, estaba yo a la orilla del gran Río Hidekel. Alcé mis ojos y mire, y vi un varón vestido de lino y ceñida su cintura con oro de Ufaz. Su cuerpo era como de berilo, su rostro parecía un relámpago, sus ojos como antorchas de fuego, sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido, y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud. Solo yo Daniel vi aquella visión. No la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que se apoderó de ellos un gran temor y huyeron y se escondieron. Quedé, pues, yo solo ante esta gran visión, pero no quedaron fuerzas en mí, mis fuerzas se cambiaron en desfallecimiento, pues me abandonaron totalmente. Pero oí el sonido de sus palabras; y al oír el sonido de sus palabras caí sobre mi rostro en un profundo sueño. 1

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Darryl comenzó a explicar diciendo: "Antes de que Daniel recibiese esta visita, el Rey Ciro permitió a los cautivos judíos regresar a Israel. Muchos de ellos no regresaron a Israel, sino que decidieron quedarse en Babilonia. Daniel mismo no regresó a Israel."

Jamie meneó la cabeza en un gesto de incredulidad. "¿Por qué no regresaron? ¡Yo hubiera sido la primera en marcharme a casa si me hubiesen capturado!”

"En el caso de Daniel, es posible que aún ocupase un puesto en el gobierno y no pudiese marcharse. No olvidéis que han transcurrido 70 años y la mayoría del pueblo, que había sido capturado, probablemente se había muerto ya o eran demasiado viejos para hacer el viaje de regreso. Los más jóvenes, que habían nacido durante la cautividad, no poseían fuertes vínculos de unión con su patria y es posible que no sintiesen el deseo de hacer un viaje largo y peligroso para regresar a Israel. Una vez en Israel, se hubieran tenido que enfrentar con la tarea de reconstruir Jerusalén y otras ciudades. Creo que Daniel debió sentirse desanimado por el reducido número de personas que decidieron hacer el viaje de regreso a Israel. Estaba pasando tiempo en oración y ayuno para que aumentase el número y por la seguridad de aquellos que se disponían a regresar. En el capítulo nueve vimos que cuando Daniel comenzó a orar, Di-s envió a Gabriel con una respuesta. Gabriel llegó de inmediato, pero en este caso vemos que a Daniel le llevó tres semanas obtener una respuesta. En unos minutos, veremos por qué llevó tanto tiempo.”

"Perdona," interpuso Elizabeth, "hemos hablado con anterioridad acerca del Río Eufrates y ahora vemos que Daniel está junto al Río Tigris y sabemos que estos dos ríos fluían por el jardín del Edén”.

"¡Yo no sabía eso!" exclamó Jamie.