Apocalipsis Capítulo 22

Apocalipsis 22:1-2 DESPUÉS me mostró un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. En el medio de la plaza de ella, y de la una y de la otra parte del río, estaba el árbol de la vida, que lleva doce frutos, dando cada mes su fruto: y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.

El río del agua de la vida procede del trono de Di-s. El Arbol de la Vida crece en las orillas del río. Bueno, la última vez que vimos el árbol de la vida fue en el Jardín del Edén. Di-s colocó a un ángel a la entrada al jardín para impedir que Adán y Eva pudiesen volver a entrar en él y, al hacerlo, evitó al mismo tiempo que pudiesen comer del Árbol de la Vida y que viviesen eternamente. Pero ahora que el pecado ha sido eliminado así como la naturaleza de pecado de la humanidad, se nos permitirá comer del árbol, que cada mes lleva un fruto diferente.

Si estudiamos el versículo, recuerde que dice: "que fluye del trono de Di-s Y del Cordero.

Y

Apocalipsis 22:3-5 Y no habrá más maldición; sino que el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán. Y verán su cara; y su nombre estará en sus frentes. Y allí no habrá más noche; y no tienen necesidad de lumbre de antorcha, ni de lumbre de sol: porque el Señor Dios los alumbrará: y reinarán para siempre jamás.

Afirma: "¡De nuevo el trono de Di-s y del Cordero! Pues hay un solo trono para los dos. ¿Por qué? Manifiesta el misterio de la deidad. ¡¡El Señ-r es uno!!! Sin embargo, están el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, cosa que leemos en Apocalipsis 3.

Y'shua declara que se sentó con el Padre en su trono. Juan afirma que ha visto a alguien sentado en el trono y a continuación ve un cordero y una vez más, en Apo. 5 vuelve a afirmar: Cantad alabanzas al que se sienta en el trono Y al Cordero. Es posible que más adelante trate acerca del misterio de la trinidad, pero es uno de los más profundos misterios de Di-s y no le podemos encasillar y, actualmente, no le podemos entender completamente.

En Apo. 22: 3-5 no existe ya ninguna maldición. Esto se referiría al castigo impuesto por desobedecer a Di-s en Génesis 3:14-19. Tampoco hay espinos y cardos. Además, antes del pecado cometido por Adán y Eva, Y'shua acostumbraba a descender y visitarles por las noches, pero debido a su pecado la comunión que habían disfrutado con él quedó rota. Ahora Y'shua morará con ellos para siempre, por toda la eternidad y le veremos cara a cara, en toda Su gloria. Esto era algo que nadie podía hacer y vivir. Cuando Y'shua vino a la tierra, tomó forma de hombre y Su estado glorificado quedó prácticamente oculto a la humanidad. Pero aquí le veremos en toda Su gloria. Leemos de nuevo que no habrá ya más noche y que la gloria de Di-s les iluminará. ¡¡Ellos reinarán (esos somos nosotros) para siempre jamás!!

Apocalipsis 22:6-7 Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor Dios de los santos profetas ha enviado su ángel, para mostrar á sus siervos las cosas que es necesario que sean hechas presto. Y he aquí, vengo presto. Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.

A Juan se le dice de nuevo en Apocalipsis que lo que acaba de ver es "fiel y verdadero".

Y'shua nos dice: "Bendito el que escucha las palabras de esta profecía".

Apocalipsis 22:8-9 Yo Juan soy el que ha oído y visto estas cosas. Y después que hube oído y visto, me postré para adorar delante de los pies del ángel que me mostraba estas cosas. Y él me dijo: Mira que no lo hagas: porque yo soy siervo contigo, y con tus hermanos los profetas, y con los que guardan las palabras de este libro. Adora á Dios.

Esta es la segunda vez que Juan hace esto. (Véase Apo. 19:10) y vuelve a ser de nuevo reprendido por el ángel. Si yo hubiera sido Juan, hubiera eliminado estas dos escenas del libro, pero sin embargo, Juan escribe obedientemente acerca de sus propios fallos.

Apocalipsis 22:10-17 Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro; porque el tiempo está cerca. El que es injusto, sea injusto todavía: y el que es sucio, ensúciese todavía: y el que es justo, sea todavía justificado: y el santo sea santificado todavía. Y he aquí, yo vengo presto, y mi galardón conmigo, para recompensar á cada uno según fuere su obra. Yo soy Alpha y Omega, principio y fin, el primero y el postrero. Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad. Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, y los disolutos, y los homicidas, y los idólatras, y cualquiera que ama y hace mentira. Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente, y de la mañana. Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga: y el que quiere, tome del agua de la vida de balde.

A Juan se le dice aquí que NO selle el libro porque el "tiempo está cercano". Al final del libro de Daniel, a Daniel se le instruyó que "SELLE" el libro hasta el "tiempo del fin" lo cual es sumamente interesante. Y'shua dijo esto hace 2.000 años sobre los tiempos del fin y le dijo que no sellase el libro, de modo que ¡debe de faltar muy poco para que este libro se cumpla! (Sonría)

Se nos recuerda una vez más las consecuencias de rechazar a Y'shua y las recompensas de aceptarle como nuestro Mesías.

Apocalipsis 22:18-19 Porque yo protesto á cualquiera que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere á estas cosas, Dios pondrá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro.

Se nos advierte acerca de la gravedad de añadir o eliminar porciones de las Escrituras a fin de que concuerden con nuestros propios planes personales y estoy convencida de que esta advertencia se aplica a toda la Biblia y no está limitada al libro de Apocalipsis.

Apocalipsis 22:20-21 El que da testimonio de estas cosas, dice: Ciertamente, vengo en breve. Amén, sea así. Ven: Señor Jesús. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.