Apocalipsis 6:9-11 Y cuando él abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido muertos por la palabra de Dios y por el testimonio que ellos tenían. Y clamaban en alta voz diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre de los que moran en la tierra? Y les fueron dadas sendas ropas blancas, y fuéles dicho que reposasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completaran sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos.
Juan ve las almas de los que han muerto durante la tribulación por causa de la "palabra de Di-s" y su testimonio. Estas personas, tanto judías como gentiles, se volverán creyentes durante la tribulación.
Se encuentran debajo del altar, lo cual concuerda con el hecho de que la sangre de los sacrificios del Tanaj (Antiguo Testamento) fue derramada debajo del altar (Ex. 29:12; Lev. 4:7)
A lo largo de los siglos ha habido mártires, pero a estos mártires no se les incluye aquí. Claman a Di-s para que vengue su sangre "sobre aquellos que habitan en la tierra", lo cual indica que sus ejecutores se encuentran aún con vida.
Habrá muchas personas que depositen su fe en Y'shua durante el periodo de la tribulación, pero da la impresión de que la mayoría de ellas morirán. (Véase Apo. cap. 7 y13)
Reciben vestiduras blancas, que simbolizan la justicia. Parece ser que reciben un cuerpo temporal, probablemente como el que los creyentes del periodo del Tanaj recibieron al llegar al cielo en lugar de cuerpos glorificados, que no recibirán hasta después de la tribulación. (Apo. 20:4-6 más sobre esto en el capítulo 20)
(Compare con lo que dice en Mat. 24:9)
Apocalipsis 6:12-17 Y miré cuando él abrió el sexto sello, y he aquí fué hecho un gran terremoto; y el sol se puso negro como un saco de cilicio, y la luna se puso toda como sangre; Y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera echa sus higos cuando es movida de gran viento. Y el cielo se apartó como un libro que es envuelto; y todo monte y las islas fueron movidas de sus lugares. Y los reyes de la tierra, y los príncipes, y los ricos, y los capitanes, y los fuertes, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; Y decían á los montes y á las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos de la cara de aquél que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero: Porque el gran día de su ira es venido; ¿y quién podrá estar firme?
El sol se puso negro como tela de luto. La luna se vuelve como la sangre. Las estrellas del cielo caen sobre la tierra, entonces el cielo se replegó como un pergamino y todo monte y toda isla fueron removidos de sus lugares.
¡Este es un terremoto sin precedente alguno!! Da la impresión de que los volcanes estallarán al mismo tiempo y habrá además olas gigantescas.
Las gentes de la tierra parecen darse cuenta de que ha llegado el día de la ira divina y no quieren enfrentarse con Di-s, pero sí claman pidiendo que las peñas caigan sobre ellos.
El "día de la ira" no es un día de 24 horas, es lo mismo que el “día del Señ-r”.
Habrá una gran pérdida de vida debido a este juicio, aunque la Biblia no nos dice cuántos perecerán.
En la actualidad cuando hay un terremoto o algún otro desastre, como una inundación, guerra, hambre, etc., etc. otras naciones acuden a prestar o a enviar su ayuda, pero durante la tribulación creo que todo el mundo se concentrará en su propia supervivencia y nadie podrá ayudar a nadie.
(Compare con lo que dice en Mat. 24:7)