Inicialmente Di-s había llamado a toda la nación de Israel a ser una nación de sacerdotes, que fuesen Sus representantes en el mundo, cosa que debía realizarse santificando a todos los varones primogénitos. (Ex. 13:11-13, 22:29, 34:19 y Núm 18:15)
Exodo 19:5-6 Ahora pues, si diereis oído á mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros seréis mi reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás á los hijos de Israel.
Parece ser que antes del episodio del carnero de oro Aarón y sus hijos habían sido escogidos para ministrar en el templo como sacerdotes. Los varones primogénitos del resto de las tribus debían ministrar a los sacerdotes.
Exodo 28:1 Y TU allega á ti á Aarón tu hermano, y á sus hijos consigo, de entre los hijos de Israel, para que sean mis sacerdotes; á Aarón, Nadab y Abiú, Eleazar é Ithamar, hijos de Aarón.
El privilegio de ser un reino de sacerdotes dependía de la obediencia de ellos al pacto. En Exodo 32 leemos de qué modo quebrantaron este pacto cuando la nación adoró al carnero de oro, aboliendo de ese modo su posición privilegiada como un reino de sacerdotes. Fue en ese momento cuando fueron escogidos los levitas por encima de los primogénitos de la nación.
Ex 32:26 Púsose Moisés á la puerta del real, y dijo: ¿Quién es de Jehová? júntese conmigo. Y juntáronse con él todos los hijos de Leví.
Los sacerdotes, los hijos de Aarón, ministraron a Di-s y el resto de los levitas ministraron a los sacerdotes.
Estas eran las labores que debían realizar los sacerdotes:
La tarea de desmontar y volver a erigir el tabernáculo era trabajo de los tres hijos de Levi: los cohanitas, los gersonitas y los meraritas. (Núm 3 y 4)