"Cuando echo una ojeada al período entre 1910 y 1930 en que pasé de la infancia a la adolescencia y a la juventud, me quedo pasmada ante las laguna de mi memoria. Por ejemplo, en la Semana de mayo, tan llena de acontecimientos importantes, mis seis años nada recuerdan del misterioso cometa que nos mostró papá desde la azotea entre las cuatro y las cinco de la mañana. Su deslumbrante cola y su belleza en la serenidad del alba se esfumaron por completo, para dejar como centro de todo a la Infanta de España, tal vez porque se llamaba Isabel como yo, y era tanto más gorda, tanto más vieja y tanto más famosa. Aun la veo pasar en su carroza junto a un señor de galera alta y también recuerdo el desfile que yo admiraba prendida de las rejas del balcón. Pero todavía faltaba otro programa: la recorrida nocturna por las calles, plazas y avenidas para ver la iluminación; ese techo de bombitas de colores encendidas me dió la impresión de que el cielo bajaba a nuestra altura con todas sus estrellas, y esto dejó en la oscuridad definitiva al cometa del alba. El Centenario había terminado para mis seis años..." de «Dos décadas en el recuerdo» por Isabel Molina Pico, revista Todo es Historia, octubre de 1980. |
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