La Choza: El arte de la vida y  la vida del arte

Por un momento se dijera que entre aquellas columnas alzadas por la gratitud de unos hombres de fe, palpita todavía el Dios que los condujo a hospitalarios suelos... en tanto, el viento encrespa las frondas cercanas y me traen el eco de lejanas e inmemoriales plegarias como en una perenne letanía "Padre nuestro que estás en los cielos..." ¿cuántas y cuántas oraciones, súplicas e invocaciones guardaban celosamente sus muros? plegarias de agradecimiento por un buen parto, esperanzas por una buena cosecha, oraciones fervorosas por el restablecimiento de un ser querido o la franca contritud de sinceras confesiones...

¿de quienes se trataba? ¿de cuales hazañas, dolores o milagros habían sido agonistas o testigos? No lo sabría nunca, por más que mi mano repasara afanosa la piedra en busca de algo... pero... cómo no sentir en ese atardecer tibio y luminoso la nostalgia de aquellos tiempos y sentirnos al mismo tiempo, criaturas de otras edades?...