El
domingo 1 de junio fallecio Edgardo D'Alessandro. Nacido
en 1934 y residente en La Fraternidad fue un conocido radical
de pura cepa, que llego a ocupar el cargo de concejal.
Sus
restos fueron velados en la Cocheria Bressani donde concurrieron
centenares de personas a rendirle su emocionado adios
¿Como
comenzar a describir a una persona que se es profundamente
querida y respetada? ¿Como comenzar a escribir su
despedida? ¿Como hacerlo sin caer en 'lugares comunes'
y los acostumbrados ordinarios panegiricos?
Solo
aquel que haya conocido, si quiera por algunos instantantes
a Don Edgardo D'Alessandro podria coincidir en referir de
el las mas nobles cualidades que demostraron haberse hallado
en presencia de un hombre que nada escondia tras de si.
Un
genuino hombre de campo, simple, honesto, franco; sin hipocresias;
huyendo siempre de la vanidosa y seductora atraccion de
la figuracion y de la siempre cenagosa ambicion por lo material.
Edgardo
fue un militante radical de pura cepa, 'caudillo' si se
quiere y en su mas bello sentido, de la zona de La Fraternidad,
donde habia trabajado, residido y crecido su familia; donde
fuera, como dijimos, apreciado y respetado; donde su mano
generosa jamas se negaba.
 |
Don
Edgardo D'Alessandro en primer plano durante una
reunion radical |
Edgardo,
quien llego a ocupar el cargo de concejal de General Rodriguez,
presto a este la sencillez, sentido comun y rectitud tan
necesarias cuando, desafortunadamente, tantas veces adolecio
este recinto.
Con
sentido de conciencia por la dignidad de su cargo y sus
principios que siempre le regieron, D'Alessandro se limitaba
a recorrer en colectivo el trayecto entre su domicilio y
el H.C.Deliberante; austero en su modo de vida, comprendia
absolutamente la dimension de su cargo y el sentido de ocuparlo:
el integro y honesto recato ante las dificiles circunstancias
por la que atravesaban quienes lo habian elegido para que
lo detentara.
Su
"Rancho" en La Fraternidad era sinonimo de festivos
encuentros entre correligionarios, donde asado, camaraderia
y entusiasmo por el devenir de su adorado General Rodriguez
eran los objetivos y puntos en comun de sus invitados, que
siempre encontraban sus puertas abiertas y dispuestas para
cualquier proyecto o emprendimiento.
Una
sonrisa nos reconforta ahora, al recordar sus bromas y sus
inolvidables encuentros; una sonrisa nos reconforta al tener
plena conciencia y convencimiento que, mas alla de sus intimas
decepciones o frustraciones, Don Edgardo tuvo una vida feliz,
viendo a crecer a su hija y su nieta; rezongando tambien,
por los dislates a que la dirigencia rodriguense sometia
y castigaba un futuro prometedor; pero persuadido de que
siempre se debe y puede luchar por el presente y el futuro,
comprometiendose, libre y sinceramente, no dandose por vencido.
Es
en esta triste hora que mas alla de finalizar nuestra despedida,
recobramos su imagen y sus valores, tomandolos como bandera
y divisa; como aliento y ejemplo; como resorte y estimulo
a nuestros deberes como ciudadanos, a nuestra conciencia
y como deber y compromiso a su memoria.
 |
Edgardo
D'Alessandro y Rosita Ladus durante una reunion
radical en el "Rancho de D'Alessandro"
en La Fraternidad |
|