Alejandro Magno
y la Hegemonía Macedónica
Alejandro III Magno (356 a.C.-323 a.C.), rey de Macedonia (336-323
a.C.), conquistador del Imperio Persa, y uno de los líderes militares
más importantes del mundo antiguo, es quizás una de las figuras más
atractivas de la Historia.
Hijo de
Filipo y Olimpia, muy pronto su padre lo asoció a tareas del gobierno
nombrándolo regente.
Fue
educado como príncipe heredero y desde sus primeros años recibió una
sólida formación atlética y militar. A los catorce años fue puesto bajo
la tutela del filósofo Aristóteles quien continuó con la educación
griega que estaba recibiendo e incentivó su interés por diversos ámbitos
del conocimiento como la geografía, la medicina, la poesía, la zoología
y la botánica.
Después
del asesinato de su padre el año 336 a.C., Alejandro Magno heredó el
reino cuando solamente tenía veinte años. En el 338 a.C. dirigió la
caballería macedónica en la batalla de Queronea.
Toda la
Grecia sometida por Filipo se alzó en armas, pero Alejandro dio pruebas
de su fuerza militar: tomó y destruyó Tebas, y se hizo nombrar general
de los griegos, título que ya había ostentado su padre. Consolidada así
la hegemonía macedónica, Alejandro quedaba libre para empezar la guerra
contra Persia.
Cuando
todo el imperio persa cayó en sus manos, Alejandro adoptó el tipo de
corte y la condición de un príncipe oriental, factor que provocó una
violenta oposición entre el grupo de sus generales macedonios, y una
conjura contra él, resuelta con la ejecución de uno de sus generales,
Parmenio.
Al
sentirse halagado por la sumisión de los persas y por su elevación a
personaje de rango divino como gran rey, prefirió la continuación de la
política tradicional persa en lugar de continuar con su idea primitiva,
y mientras su ejército y todos los griegos consideraban cumplido su
deber de destruir al enemigo ancestral, Alejandro se decantó por llevar
la conquista a territorios situados más al oriente.
Invadió
Bactriana, se casó con la princesa Roxana, y llevó a su ejército a
atravesar el Hindukush y a dominar el valle del Indo, con la única
resistencia del rey indio Poros en Hidaspes.
A sus
treinta y tres años su Imperio se extendía hasta el valle del Indo por
el Este y hasta Egipto por el Oeste donde fundó la famosa ciudad de
Alejandría.
Como
político y dirigente tuvo el gran proyecto de unificar Oriente y
Occidente en un imperio mundial. Hizo que unos 30000 jóvenes persas
fueran educados en la lengua griega y en las técnicas militares
macedónicas. Fundó unas 70 ciudades, por todo el imperio, destinadas no
sólo al ejército, sino a ser centros de difusión de la cultura griega.
El griego se convirtió, entonces, en lengua universal.
Con sus
acciones extendió ampliamente la influencia de la civilización griega y
preparó el camino para los reinos del periodo helenístico y la posterior
expansión de Roma. Volvió al griego com lengua universal. |