Amanecer del Hombre
Oriente Antiguo
Grecia
Roma
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Siglo de Pericles
La victoria sobre
Persia y la constitución de la Liga Deliática brindaron a Atenas una
gran cantidad de posibilidades, hábilmente explotadas por una brillante
personalidad: Pericles, perteneciente a la distinguida familia de los
Almcméonidas, la misma de Clistense. De origen y maneras aristocráticas,
la elegante sobriedad de su verbo le valió el apelativo de “El
Olímpico”. A pesar de que sus convicciones le aproximaban al pueblo. Se
rodeó de artistas y filósofos, embelleció Atenas y dio su nombre a toda
una epoca, pese a que su gobierno personal, desde el cargo de estratega,
duró tan sólo 14 años (443 – 429 a.C.).
Pericles afianzó y perfeccionó la democracia, permitiendo a los menos
adinerados participar en el Gobierno. Consolidó el poder de la bulé,
sede de la política externa e interna, pero sujeta a la aprobación de la
ecclesia, que se reúne más de cuarenta veces al año, en tanto que el
aerópago, bastión de los adinerados, desde 464 a.C. sólo se hacía cargo
de los crímenes de sangre. De otro lado, se promovió el poderío naval
ateniense y la artesanía y el comercio se desarrollaron notablemente. En
la construcción de barcos y de obras públicas halló trabajo el pueblo, a
la vez que los excedente de población eran desviados con la fundación de
Cleruquías (colonias militares formadas por ciudadanos atenienses), que
a su vez permitían controlar las rutas marítimas, vigilar a los aliados
y expandir el comercio.
A esta
época corresponde también un notable desarrollo cultural: el teatro
griego se enriqueció con los aportes de Esquilo, Sófocles y Eurípides,
los tres randes trágicos, y del comediógrafo Aristófanes, Herodoto,
Tucidides y Jenofonte (algo posterior) destacaron en historia, a la vez
que el célebre Hipócrates ponía las bases de la medicina moderna, y
Sócrates y Platón revolucionaban el pensamiento helénico, al tiempo que
las grandiosas obras de fidias y Mirón hacían de Atenas la más bella de
las polis griegas.
Las guerras del Peloponeso
Entre el 431 y 404 a.C. prácticamente todo el mundo helénico participó
en una guerra fratricida que culminó con la ruina de Atenas y el inicio
de la hegemonía espartana. Este conflicto llamado Guerra del Peloponeso,
tiene su origen en la rivalidad que enfrentaba a las dos principales
polis: Atenas y Esparta con sus respectivas Ligas de ciudades, la
Delioática y la Peloponésica. Pese a que, de ambas potencias, na era
continental y la otra marítima, la presentación al lado de Esparta de la
polis comerciantes de Corinto y Megara, rivales de Atenas, aumentaba las
fricciones. Además, Atenas tendía a promover (o imponer) gobiernos
democráticos en su Liga, lo que ocasionaba que los partidos oligárquicos
o aristócratas acudieran a Esparta en demanda de socorro. De hecho, con
el tiempo, toda polis que deseaba separarse de Atenas acabó pidiendo la
protección de Esparta.
Ya
entre los 457 y 445 a.C. Esparta y Atenas se enfrentaron en una lucha
que culminó con la firma de la Paz de Treinta Años, que reconocía a cada
polis su respectiva Liga y área de influencia. Pero la rivalidad
ático-corintia hizo entrar el frágil equilibrio alcanzado. Atenas
auxilió a Córcira, rebelada contra su metrópolis, Corinto (437 a.C.);
en 432 a.C.. Atenas exigió a su aliada Potidea que rompiera con su
metrópolis, Corinto y derribara sus murallas. Por último, en 432 a.C.
Atenas prohibió a su Liga el comercio con Megara, que años atrás se
había pasado al bando espartano, la Liga del Peloponeso, reunida ese
mismo años, acodó declarar la guerra.
Primera guerra del Peloponeso
Atenas tiene la ventaja aparente: con su
imensa fortuna y su dominio del mar puede esperar tras sus murallas sin
enfrentar al potente ejército espartano, mientras bloquea y devasta el
Peloponeso. Pero al refugiarse en la ciudad, la sobrepoblación hizo
estallar una peste que costó la vida a Pericles (429 a.C.), a la vez que
el abandono de los campos arruinó las plantaciones de olivos, base del
comercio ático. Sin embargo, Atenas obtuvo algunos triunfos,
principalmente en Esfactería, que permitieron firmar la Paz de Nicias
(421 a.C.), una tregua para rehacer su poderío.
Segunda
Guerra del Peloponeso
Aparece ahora en Atenas Alcibíades, discípulo de Sócrates, capaz de
convencer al pueblo de dirigir una expedición a la inmensa isla de
Sicilia, a fin de asestar un duro golpe al comercio de Corinto y
liquidar de una vez la lucha. Pero apenas salida la fuerza naval mandada
por Alcibíades, en Atenas sus rivales lo acusaron de sacrilegio y lo
revelaron. Huyó entonces Alcibiades a Esparta, donde traicionó a su
patria con sus más clarividentes consejos. La expedición, mandada ahora
por Nicias, fracasó por completo, asestando un duro golpe a Atenas.
Tercera guerra del Peloponeso
La guerra, sin embargo, no pudo
resolverse rápidamente: con extraordinario heroísmo Atenas recuperó sus
fuerza y pudo resistir aún ocho años al punto que Esparta decidió pedir
la alianza de Persia para conseguir el oro indispensable para construir
una flota de guerra. Pero el retorno a Alcibíades a Atenas logró
prolongar la lucha, hasta que en Esparta apareció el genial y ambicioso
Lisandro, en el preciso momento en que una derrota poco importante de a
Atenas dio la oportunidad da los rivales de Alcibiades para alejarlo del
poder. Sin un enemigo de su talla, Lisandro pudo obtener finalmente el
triunfo decisivo en Egospótamos y entrar en Atenas (404 a.C.) quién
perdió su Liga, su flota, sus murallas, su gobierno democrático y su
autonomía. Esparta inició su hegemonía, que tampoco duraría mucho.
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