Hwww.oocities.org/es/historiografia/memoria.htmwww.oocities.org/es/historiografia/memoria.htm.delayedx-_J*OKtext/htmlz*b.HWed, 25 Sep 2002 17:50:44 GMTV Mozilla/4.5 (compatible; HTTrack 3.0x; Windows 98)en, *-_J*

MEMORIA EXPLICATIVA DEL PROYECTO Y ESTADO ACTUAL DEL TEMA

HIPÓTESIS Y OBJETIVOS.

La nueva Universidad de Madrid, creada en 1845 al calor de las reformas educativas de Gil de Zárate, tras el traslado, en 1836, de la antigua Universidad de Alcalá de Henares a la capital, supuso el primer intento de creación de una universidad moderna. El nuevo panorama académico se estructura en torno a una serie de cátedras de carácter científico, como física, cálculo diferencial e integral, mecánica analítica y celeste, óptica, astronomía, zoología, fisiología, anatomía comparada, botánica, agricultura experimental, mineralogía y química. A éstas se unieron una serie de cátedras humanísticas: ideología, gramática general, literatura antigua, literatura española, historia general de España, derecho político y público de Europa, estudios apologéticos de la religión, disciplina eclesiástica general y de España, e historia del derecho español. A la propia existencia de una universidad laica hay que añadir la aparición de otras instituciones culturales, tales como la fundación o, más bien, refundación del "Ateneo científico, literario y artístico" en 1835, que vino acompañado del establecimiento de una serie de cátedras tan variadas como la de literatura, que comenzó a impartir Alberto Lista, hacienda y crédito público, literatura extranjera, historia de la medicina, arqueología, moral y educación pública, derecho político, fisiología comparada, literatura extranjera, o perfección de la lengua griega, ésta última a cargo de Saturnino Lozano). Hans Juretschke considera que el éxito del Ateneo se debe a que fue capaz de ofrecer una serie de materias que todavía no estaban representadas en la universidad. De hecho, las asignaturas de literatura española, latina y extranjera, el árabe, griego, la gramática general y la historia son las que terminarían configurando esa parcela del saber que durante muchos años hemos conocido como de Filosofía y Letras. De todo esto conviene destacar ese nuevo contexto en el que encontramos insertas nuestras disciplinas relativas a la filología clásica, incorporadas ahora como tales a la enseñanza superior. En esa Facultad de Letras de la Universidad Central, hervidero de ideas del Madrid de la época, encontramos a ilustres maestros, como los humanistas Alfredo Adolfo Camús y José Amador de los Ríos, el helenista Lázaro Bardón, el hebraísta García Blanco, o el krausista Nicolás Salmerón, catedrático de metafísica. En el contexto que hemos trazado de un conjunto de disciplinas reguladas por el Estado para configurar este nuevo modelo de universidad laica y moderna, es oportuno que hagamos algunas consideraciones acerca de la relevancia de una Cátedra de literatura latina. Quizá no haya texto más ilustrativo para explicar esta novedosa creación que el siguiente de Gil de Zárate dentro del marco general de la nueva instrucción pública en España:

"Hase visto en la sección tercera cómo quedó organizada en los Institutos la enseñanza del latín, y los principios que guiaron en la organización de esta parte principal de los estudios clásicos. Aunque se creyó que aquello era bastante para saber la lengua de los romanos, tal cual hoy se necesita, esto es, no para hablarla y escribirla, cosa desusada en el día y que lo será más en adelante, sino para la cabal inteligencia de los autores más difíciles; todavía se tuvo por insuficiente semejante estudio para aquellos que en sus respectivas carreras necesitan mayores conocimientos, o desean profundizar más en tan interesante materia. Con este objeto, se estableció en todas las facultades de filosofía un curso especial de Literatura latina, asignatura que jamás había existido en nuestras escuelas. Destinado este curso a conocer todos los escritores que han ilustrado la lengua del Lacio, desde el origen de la república romana hasta la edad media, como igualmente a perfeccionarse en su traducción, forma el complemento de una serie de estudios bien graduados desde los rudimentos hasta lo más arduo; resultando de todo una instrucción muy superior a la que en todos tiempos se había podido adquirir entre nosotros, y preferible a la que comprenden los que sólo buscan el arte de chapurrear una jerga bárbara, y sin aplicación alguna en las costumbres literarias de estos tiempos." (Gil de Zárate 1995, p. 117)

Este hecho, aunque en apariencia meramente administrativo, responde a una serie de razones científicas y culturales. Entre otras, se ha producido la fragmentación de la literatura en diversas literaturas nacionales, lo que conlleva la superación de la mera oposición entre antiguos y modernos.

Dados, pues, estos presupuestos, partimos del hecho de que el siglo XIX es el siglo de la filología, y que desde finales del siglo XVIII se ha configurado un método histórico que hace posible el nacimiento de nuevas disciplinas científicas, como la historia de la literatura, al tiempo que se comienzan a estudiar las literaturas nacionales. Nuestra hipótesis consiste en plantear la POSIBILIDAD DE LLEVAR A CABO UNA HISTORIOGRAFÍA DE LA LITERATURA GRECO-LATINA A PARTIR DE LOS DIVERSOS DOCUMENTOS RELATIVOS A ESTE ASUNTO ESCRITOS EN LENGUA ESPAÑOLA.

Las propuestas bibliográficas de autores como Julián Apráiz en sus Estudios helénicos en España, Bonifacio Hompanera en su artículo titulado "El helenismo en España durante el siglo XIX" y, sobre todo, Marcelino Menéndez Pelayo en su monumental Bibliografía hispano-latina clásica nos han animado a emprender este estudio general que dará lugar a una obra de conjunto que permita apreciar mejor el peso específico del humanismo clásico en el siglo XIX español.


ESTADO ACTUAL DEL TEMA.

Lo primero que llama la atención a la hora de emprender una historiografía de la literatura clásica greco-latina es la llamativa ausencia de un estudio de este tipo en el ámbito de la historia de la filología clásica en España. Sabemos que en otros ámbitos se están llevando a cabo trabajos de nuestro interés para esta bibliografía, como el estudio de los manuales escolares en España desde 1812 hasta 1939 que ha elaborado José Luis Villalaín Benito.

En el ámbito específico de la historiografía de la historia de la literatura clásica, tenemos obras interesantes para el ámbito italiano, la de como Gian Franco Gianotti ("Per una storia delle storie della letteratura latina"), que muestran claramente las diferentes condiciones históricas que Italia presenta con respecto a nuestro país. Por otra parte, la reciente reedición de la obra del Abate Juan Andrés, Origen, progresos y estado actual de toda la literatura a cargo del grupo de literatura comparada dirigido por el profesor Pedro Aullón de Haro, facilita nuestra labor en lo que al estudio de los antecedentes respecta.

Por su parte, nuestro equipo de investigación viene trabajando desde 1996 en una serie de proyectos de investigación sobre el humanismo en el Madrid de los siglo XVIII y XIX financiados por la CAM. Especialmente, el proyecto que dedicamos a las Cátedras de literatura latina de la Universidad Central de Madrid ha puesto de manifiesto la pertinencia de emprender este nuevo proyecto, ahora bastante más ambicioso, de trazar una historiografía de la literatura greco-latina en el siglo XIX español.

Las fuentes primarias relativas a este período suelen estar olvidadas en los anaqueles de las bibliotecas de filología clásica (es el caso de nuestra biblioteca de clásicas en la Complutense, donde, entre otros documentos, hemos encontrado apuntes de las clases de literatura latina de Camús tomados por Canalejas), esperando la oportunidad de ser reconsideradas en lo que de bueno y de errado tuvieron.


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