REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD YACAMBU
DIRECCIÓN DE POSTGRADO
MAESTRÍA EN GERENCIA Y FINANZAS DE LOS NEGOCIOS
EXTENSIÓN DE ESTUDIOS VIRTUALES
BARQUISIMETO - VENEZUELA
RESUME E INFOGRAFIA PARA FORO 2
AUTOR: Lic. CELIÁN VIVAS
ASIGNATURA: PLANIFICACIÓN
FACILITADOR: Dra. LEONOR DILLON
MAYO 2005
INFOGRAFIA
Portal de la Comisión Económica para los países de América Latina y el Caribe (CEPAL)
http://www.monografias.com/trabajos14/bloquesintegracion/bloquesintegracion.shtml
Bloques de integración de América latina y el caribe: Participación en el comercio internacional 1991 – 2000
Lo que este estudio se propone en general es conocer con mayor grado de análisis, tanto el aspecto cuantitativo como cualitativo de la inserción comercial de las economías latinoamericanas y caribeñas, tanto en función de los mercados mundiales, como en lo referente al intercambio interregional. Es de considerar que ya existen estudios que han profundizado en los alcances y consecuencias que tuvo el proceso de liberación comercial y fortalecimiento de las exportaciones en otras variables económicas (tales como crecimiento, empleo y valores agregados en la oferta de bienes). De lo que se trata aquí es más bien de establecer la calidad y tendencias de la inserción comercial latinoamericana considerando tanto los países como los grupos de los tratados subregionales.
http://www.revistainterforum.com/espanol/articulos/030402mujer.html
Globalización, Mujer y Desarrollo en América Latina y el Caribe
En el principio de este nuevo milenio determinar el aporte de la mujer en lo que se refiere a economía, sociedad y política es como tratar de cuantificar con precisión cuantos granos de arena hay en las playas de América Latina y el Caribe.
http://www.imf.org/external/np/vc/2000/070400s.htm
América Latina ante las urgentes tareas de la globalización
La evolución reciente de varios países de América Latina ha hecho correr mucha tinta en relación con la percepción de crecientes amenazas para la estabilidad económica regional. Este cambio trae consigo la oportunidad de dar un salto cuántico en los resultados económicos de la región, siempre y cuando esas sociedades demuestren ser capaces de avanzar sostenidamente en las reformas modernizadoras, tanto las de índole económica como las de tipo social.
http://www.tierramerica.net/2001/0121/noticias4.shtml
AMÉRICA LATINA: Globalización no se conjuga con equidad
SANTIAGO,
La globalización no ha contribuido a corregir las desigualdades sociales existentes en América Latina, según Víctor Tokman, director regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y Emilio Klein, investigador de la misma entidad. En un estudio difundido por la revista de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Tokman y Klein analizan los efectos de la globalización sobre el empleo, el ingreso y la equidad, así como los cambios ocurridos al alero del proceso globalizador en las estructuras sociales.
http://www.sela.org/public_html/aa2k/es/cap/N58/rcap58-5.htm
Globalización y regionalización: una visión desde América Latina y el Caribe
Del fantasma de Seattle al espíritu de Bangkok; Edición Nº 58. Enero - Abril 2000. es un resumen del texto preparado por la Secretaría de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) para la X UNCTAD.
http://alfaomega.com.mx/shopsite_sc/store/html/product695.html
AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE EN LA ERA GLOBAL
Una visión de conjunto - Vulnerabilidad externa y política macroeconómica - Inserción en los mercados globales de bienes y servicios - Fortalecimiento de los sistemas de innovación y del desarrollo tecnológico - Globalización y desarrollo social - Globalización y sostenibilidad ambiental - Migración internacional y globalización - Los efectos de la globalización en las economías del Caribe. OCAMPO, José Antonio y MARTIN, Juan
RESUMEN
“La precisión, continuidad y cumplimiento de las líneas criticas en la ejecución es la fuerza conductora atrás de cualquier cambio de estrategia”
INTRODUCCIÓN
Inmersos, al igual que las demás naciones del mundo en la Globalización, los países de América Latina y el Caribe enfrentan hoy enormes desafíos que demandan acciones coordinadas en los planos nacional, regional e internacional. Esto recoge una lección esencial de la historia: ante procesos de raíces tan profundas como la globalización, no caben las actitudes que lo ignoran y/o que lo resisten. Las metas deseadas son el desarrollo de una globalización más sólida y la mejor inserción de los países en dicho proceso.
En el transcurso de los últimos 15 años, los gobiernos de los países de América Latina y el Caribe han hecho cambios trascendentales en sus regímenes comercial y cambiario. Estos cambios se han enmarcado dentro del proceso de extensas reformas macroeconómicas emprendido para mejorar el funcionamiento de los mercados nacionales, reorganizar el sistema de incentivos para el sector privado, eliminar la predisposición contra las exportaciones y ayudar a incrementar la competitividad internacional de las unidades de producción ubicadas dentro de las fronteras nacionales. Se han reducido los aranceles promedio, así como también el grado de dispersión en torno a la tasa arancelaria promedio. Igualmente, se ha eliminado la mayoría de las medidas administrativas y no arancelarias que inciden en las importaciones y se han disminuido los diferentes niveles arancelarios, lo cual ha hecho posible que los países latinoamericanos adopten estructuras arancelarias más uniformes.
Como resultado de estos cambios en materia de políticas públicas, el crecimiento económico en los países de América Latina y el Caribe ha pasado a depender del grado, la intensidad y la calidad de su integración en una economía que se ha vuelto tanto globalizada como regionalizada.
La reciente crisis financiera internacional y el dramático derrumbe en los precios de los productos básicos son un testimonio elocuente de la importancia que tiene expandir y diversificar las exportaciones para lograr que una estrategia de desarrollo liderada por las exportaciones genere un crecimiento sostenido. El acceso confiable a los mercados de bienes y servicios y la demanda externa dinámica son factores esenciales para aumentar el nivel efectivo de exportaciones en cualquier rubro de bienes exportables, siempre y cuando la producción nacional sea eficiente. La reciente crisis ha atraído la atención hacia la vulnerabilidad externa de la mayoría de las economías de la región, en términos tanto financieros como productivos.
Por otra parte, los países de América Latina y el Caribe, al igual que otras naciones en desarrollo, están en una situación particularmente desventajosa para enfrentar las crecientes críticas provenientes de las sociedades de las economías avanzadas con respecto a las condiciones laborales, la protección del medio ambiente y la calidad de las instituciones políticas y legales en sus países. Se sabe que la región tiene el peor índice de distribución de los ingresos y la riqueza entre los países en desarrollo. La magnitud de la disparidad social en la región, la debilidad de sus instituciones económicas, legales y sociales y el cada vez más frágil aparato estatal contribuyen a crear una dramática necesidad de realizar reformas profundas.
Durante la última década, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha argumentado a favor de una nueva ola de reformas en esta región, luego de las reformas estructurales en las áreas de estabilidad macroeconómica, apertura externa y racionalización del Estado. Sin embargo, estas reformas no pueden verse limitadas simplemente a una mayor liberalización de los mercados, sino que debe buscar de una manera pragmática una relación creativa entre el Estado, el mercado y la sociedad civil para hacer posible el desarrollo de una amplia agenda que incluya la equidad y la cohesión social, la sustentabilidad ambiental y el desarrollo democrático.
AMÉRICA LATINA Y LA INTEGRACIÓN GLOBAL
Siguiendo las tendencias generales de la economía mundial, en los años 90 el comercio en América Latina aumentó a unas tasas sistemáticamente mayores que el PIB. Sin embargo, es necesario hacer dos advertencias. En primer lugar, en los años 90, las tasas de crecimiento en América Latina fueron moderadas, con la notable excepción de Chile. El crecimiento promedio de la región (3,5 por ciento anual) no sólo sigue siendo más lento que el nivel considerado por la CEPAL como deseable para reducir la brecha que separa a la región de la mayoría de los países altamente desarrollados (de 6 a 7 por ciento anual), sino que además es más bajo que la tasa promedio (5,5 por ciento anual) registrada por la región entre los años 50 y 70. Lo cual también refleja la dificultad de recuperar los niveles de inversión registrados en la fase de mayor crecimiento económico.
Segundo, en parte porque los programas de liberalización en América Latina fueron instrumentados en presencia de una fuerte apreciación de la moneda en términos reales, ha habido un drástico incremento de las importaciones en la región. De acuerdo con los datos de la CEPAL, desde 1991 a 1999, la tasa promedio del PIB regional fue 3,2 por ciento mientras el valor de las exportaciones aumentó en 10 por ciento y las importaciones en casi 12 por ciento (en dólares de 1995).
Los convenios de producción compartida internacional establecidos mediante la figura de las maquiladoras y dirigidos a los mercados estadounidenses condujeron a un impresionante crecimiento del comercio mexicano, así como también de unos cuantos países de Centroamérica y el Caribe, particularmente desde 1997 cuando muchos países tuvieron dificultades para mantener su nivel de intercambio comercial. Sólo México, Costa Rica, República Dominicana, El Salvador y Haití aumentaron el valor de sus exportaciones en los tres últimos tres años de la década.
La diferencia entre el rendimiento de las exportaciones y de las importaciones ha resultado en déficit comerciales cada vez más grandes; éstos, junto con los desembolsos por pagos de intereses y remesas de ganancias, empeoraron los balances de la cuenta corriente. Los déficit de la cuenta corriente aumentaron gradualmente desde finales de los años 80 hasta mediados de los 90, pasando de 0,18 por ciento del PIB en 1990 a 3,18 por ciento en 1994, el año de la crisis financiera mexicana; luego descendieron en los dos años siguientes y empezaron a subir de nuevo a partir de 1997, llegando a 3,4 por ciento entre 1996 y 1998. La crisis financiera mundial que comenzó a mediados de 1997 tuvo efectos negativos en el volumen y el costo de los flujos de capital foráneo hacia la región, y la CEPAL calculó que el déficit en la cuenta corriente llegó a 4,5 por ciento del PIB en 1998. Para poder hacer frente a estos desequilibrios externos, los gobiernos tuvieron que aplicar severos ajustes, controlando el gasto fiscal y aumentando las tasas de interés, lo cual condujo a una fuerte caída en las tasas de crecimiento entre las economías de la región. En consecuencia, el déficit de la cuenta corriente regional descendió a 3,2 por ciento del PIB en 1999.
Las importaciones tienen un importante papel en la modernización del proceso de producción ya que unos mejores insumos industriales y las máquinas modernas contribuyen al mejoramiento tecnológico de la base industrial de la región.
En lo que respecta a la composición de las exportaciones, ha habido una dilatada tendencia hacia una mayor participación de las manufacturas en las exportaciones latinoamericanas y la correspondiente reducción en la cuota de productos básicos no procesados. Después de la liberalización de las políticas comerciales en la región no se ha registrado ningún cambio en esta tendencia, debido en parte a que las exportaciones mexicanas tienen un peso considerable en los promedios regionales.
Son muy pocos los países latinoamericanos que pueden ser clasificados como "comerciantes globales”. La mayoría de ellos está muy especializado: ya sea en productos o en mercados.
FLUJOS DE CAPITAL
El comportamiento de los flujos de capital hacia América Latina en las dos últimas décadas ha presentado volatilidad a largo plazo y ha sido mucho más variable que los flujos comerciales. Las grandes entradas de capital ocurridas durante la presente década han mostrado una significativa volatilidad a corto plazo y un efecto mixto en el comercio, a través de un impacto negativo en la tasa de cambio y mayores dificultades para el financiamiento comercial.
El importante incremento en el volumen de flujos privados hacia América Latina en los años 90 puede atribuirse tanto a factores nacionales como a factores internacionales. En primer lugar, las extensas reformas estructurales llevadas a cabo por los gobiernos de la región lograron su propósito de estimular el regreso del capital privado. La instrumentación de políticas macroeconómicas más equilibradas, como la eliminación de los déficit presupuestarios y políticas monetarias más estrictas, fue crucial para el proceso, aunque en algunos casos su debilidad realimentaría la vulnerabilidad del sector externo. Las reformas han servido básicamente para facilitar la entrada de capital extranjero e incrementar la protección de los derechos de los propietarios de capitales.
La significativa expansión en el volumen de los flujos de capital hacia América Latina en los años 90, es en sí misma un reflejo de la creciente integración de los mercados financieros globales, estuvo acompañada por una mayor volatilidad de dichos flujos. De hecho, el patrón de alzas y reveses no sólo se repiten en el tiempo, sino que también se han vuelto más frecuentes en los últimos años. A pesar de ello, la región se ha vuelto muy atractiva para los inversionistas extranjeros y las corporaciones multinacionales.
Desde 1990 hasta 1999, los flujos de inversión extranjera directa (IED) hacia América Latina aumentaron a un promedio de casi 17 por ciento anual. Aunque las entradas de capital a la región representaron más de 40 por ciento de todos los flujos de IED a los países en desarrollo, la región apenas representó menos de 12 por ciento de los flujos mundiales de IED. Los flujos de IED en América Latina también están concentradas geográficamente y los movimientos de las IED en la región están estrechamente asociados a las fusiones y adquisiciones y a la privatización, mayormente de bienes no comerciables.
Diversos estudios han sugerido que la liberalización comercial y el sistema asociado de incentivos determinaron un amplio proceso de reestructuración en las industrias latinoamericanas. En la mayoría de los casos, mediante la privatización, la desregulación del capital foráneo y las fusiones y adquisiciones ha habido cambios relevantes en los patrones de propiedad de los capitales, particularmente en aquellos sectores en los cuales las firmas nacionales no podían competir en igualdad de condiciones con las firmas extranjeras.
Un claro resultado del proceso de globalización y del ajuste de las políticas económicas en América Latina ha sido el de reforzar la posición relativa de las empresas extranjeras.
LA INTEGRACIÓN REGIONAL LATINOAMERICANA
La liberalización comercial y la desregulación de las inversiones en las economías nacionales han conducido a un crecimiento del intercambio comercial y las inversiones dentro de la región. Por primera vez, la integración económica regional dejó de ser una materia que únicamente interesaba a los foros políticos y académicos y ha pasado a formar parte de las estrategias empresariales de grupos corporativos establecidos en América Latina.
La integración en América Latina y el Caribe siguió un curso y mostró un dinamismo que hubiese sido difícil prever en los años anteriores. Los cambios instrumentados en las políticas internas de los países de la región contribuyeron a una fuerte recuperación del comercio intrarregional luego del drástico revés sufrido en los años 80, manifestándose en un aumento de los volúmenes de intercambio en los siguientes años y tasas de crecimiento que superaron a las registradas por las exportaciones a terceros países; para 1998, el comercio intrarregional representaba más de una quinta parte de las exportaciones totales procedentes de los países de la región. La apertura de las economías de la región y la consolidación del proceso de integración les brindaron a los países las ventajas de la proximidad y les permitieron maximizar el potencial de sus mercados naturales en la región, sobre todo para la venta de bienes y servicios.
En un documento publicado en 1994, la CEPAL lanzó el concepto de "regionalismo abierto" en América Latina y el Caribe. Este concepto fue utilizado para describir la tendencia que existía al concluir la Ronda Uruguay, cuando el dinamismo de los movimientos subregionales se combinaba con la liberalización unilateral y el avance hacia la integración hemisférica. El regionalismo abierto se define como la interdependencia entre los acuerdos preferenciales y la integración «de facto» en respuesta a las señales del mercado, producto de una liberalización amplia y generalizada (CEPAL, 1994).
La liberalización unilateral no garantiza la apertura en los mercados de importación. En un ambiente económico en el cual se dan simultáneamente la globalización y la profunda regionalización, los Estados tratan de definir estrategias de integración de mercados para garantizar un acceso más confiable para sus productos a los mercados de importación. Además, el comercio intrarregional tiende a incluir una proporción mayor de bienes manufacturados y tecnología junto con el comercio de servicios.
La liberalización comercial y las condiciones monetarias estables también contribuyeron a incrementar la inversión intrarregional, la cual, aunque modesta en términos de volumen es significativa en vista de su dinamismo y otras cualidades que la hacen particularmente importante para la integración efectiva de los sistemas productivo y comercial de la región.
Las repercusiones de la crisis financiera internacional en la región desencadenaron un debate en torno a la relevancia de coordinar políticas macroeconómicas claves, tales como las políticas cambiarias y fiscales, y en particular aquellas dirigidas a atraer inversiones. Tanto los países del MERCOSUR como los de la Comunidad Andina de Naciones han alcanzado acuerdos orientados a lograr una convergencia gradual de sus principales políticas macroeconómicas. No obstante y a pesar de que las exigencias de que haya tal coordinación han aumentado notoriamente, la habilidad real de estos países para aceptar disciplinas específicas en estas áreas ha disminuido en la misma proporción que sus políticas nacionales se han vuelto cada vez más ineficaces para proteger sus economías contra los embates externos. Por otra parte, en un clima de contracción económica, persisten las dudas en torno a la factibilidad de imponer acuerdos regionales y subregionales a economías cuyos lazos comerciales dentro de la subregión siguen siendo débiles.
LA TEORÍA DE GLOBALIZACIÓN EN LOS PAÍSES DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
Una de las características fundamentales de la teoría de la globalización es que se centra y enfatiza aspectos culturales y económicos asÍ como de comunicación a escala mundial. En esta comunicación cultural, uno de los factores más importantes es la creciente flexibilidad de la tecnología para conectar a la gente alrededor del mundo.
Existen muchos y variados aspectos que pueden considerarse “Principales” dentro del proceso de la globalización y que caracterizan el mismo, por ejemplo; los sistemas de comunicaciones globales ganan cada vez más importancia, y a través de este proceso los países interactúan más frecuentemente y con mayor flexibilidad, no sólo a nivel gubernamental sino también a nivel de la población. Aunque los principales sistemas de comunicación operan dentro de países más desarrollados, estos mecanismos también se extienden a los países menos desarrollados, esto aumenta la posibilidad de que grupos marginales en países pobres se puedan comunicar e interactúen dentro de un contexto global utilizando tecnología novedosa. Estos nuevos avances tecnológicos son cada vez más accesibles para las pequeñas empresas locales, lo que ha creado un ambiente distinto para realizar transacciones económicas, utilizar recursos productivos, intercambiar productos, y aprovecharse de los “mecanismos monetarios virtuales”.
La teoría de la globalización coincide con algunos elementos de la teoría de la modernización. Un aspecto en que ambas teorías coinciden es que la dirección principal del desarrollo debería ser aquella que emprendan los Estados Unidos y Europa. Estas escuelas afirman que los principales patrones de comunicación y las herramientas para lograr mejores estándares de vida se originaron en las regiones desarrolladas. En este punto es importante destacar la diferencia entre la perspectiva de la modernización la de la globalización. El primero sigue una posición más normativa, ya que trata de resolver el asunto del desarrollo; el segundo refuerza su carácter como una perspectiva “positiva” más que una posición normativa.
Con base en las anteriores similitudes, es posible afirmar que ambas enfatizan el hecho de que el camino hacia el desarrollo se origina y debe ser seguido en términos de los modelos de los Estados Unidos y Europa. Los defensores de la globalización argumentan que esta circunstancia es una realidad en términos de la influencia que se deriva de las redes de comunicación y de la difusión de los valores de países más desarrollados. Es más, la influencia se vería también reflejada en el campo ideológico y económico.
La teoría de la globalización enfatiza que los factores culturales son los principales determinantes que afectan las condiciones económicas, sociales y políticas de los países lo que es similar a la “escuela social exhaustiva” o de “sociología comprehensiva” de las teorías de Max Weber. En base en esto, el sistema de valores, creencias, y el patrón de identidad de los grupos de índole dominante y de índole alternativo dentro de una sociedad, son los elementos más importantes para explicar las características de un país en términos económicos y sociales. Para aquellos opositores del proceso de globalización, esta declaración de la teoría de Weber se debe aplicar a las condiciones mundiales actuales, especialmente en términos de la difusión y transferencia de valores culturales a través de sistemas de comunicación, los que están afectando cada vez más los grupos sociales en todos los países.
El enfoque de la globalización tiende más hacia una transición gradual que a una transformación revolucionaria.
La teoría de la globalización y la de los sistemas mundiales toman en cuenta los cambios económicos en la estructura y las relaciones mundiales más recientes que han ocurrido en los últimos años. Especialmente luego de marzo de 1973, los gobiernos de los países más desarrollados comenzaron a funcionar con mecanismos de tipo de cambio más flexibles. Esta situación permitió acelerar la tasa de movimiento de capital entre los centros financieros, bancos internacionales y mercados de valores del mundo; luego a mediados de esa misma década, las transacciones comerciales comenzaron a basar sus especulaciones en el valor futuro de sus productos, lo que ha sido reforzado por el uso más flexible de la tecnología, computadoras y sistemas de comunicación modernos. La revolución de las computadoras a lo largo de la década de los ochentas hizo posible realizar cálculos y transacciones más rápidas relacionadas con valores del tipo de cambio y de las inversiones. Durante la década de los noventas el desafío más grande se deriva del uso del “internet” o la red, el cual ha permitido una comunicación más rápida y expansiva. El “internet” ha incrementado cada vez las condiciones de revitalizar el carácter de “Economía virtual” en diversos mercados específicos.
La relación que se da entre los países con desarrollo asimétrico, entre más desarrollados y de menos capacidad económica es más bien de dependencia. Uno de los rasgos es que las naciones no pueden afectarse de manera mutua y recíproca. En este sentido, la integración económica juega un papel importante al posibilitar que las asimetrías tengan alguna compensación, debido a que:
ü Se puede aprovechar con mayor amplitud la ventaja de las economías de escala entre los mercados
ü Se pueden unificar las capacidades de demanda interna de diferentes naciones
ü Se posibilita que el poder de negociación en lo internacional se amplíe
ü Se potencializa la capacidad de que las exportaciones puedan tener regimenes complementarios y que con ello no disminuyan tan drásticamente los precios en los mercados internacionales, especialmente respecto a las materias primas.
La globalización, en especial aquella que se refiere a lo comercial, requiere de calidad en las exportaciones. Esto es muy importante en función de que con mayor dinamismo, una nación en particular adquiera competitividad y con ello mejore su balanza de pagos, tenga mayor disponibilidad de divisas, a la vez que puede ampliar la capacidad de demanda de su mercado interno.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha desarrollado un programa, Capacity Analysis of Nations (CAN) que permite establecer una comparación en el tipo de exportaciones que una nación ofrece a los mercados externos. El Coeficiente de Posicionamiento (CP) permite saber, en porcentajes, que tanto de las exportaciones es concentrada en renglones de demanda dinámica, y que tanto en renglones de demanda estancada.
La demanda dinámica estará dada por exportaciones que tienen mayores volúmenes de comercio y que pueden tener tendencia de aumentos en la mejora de los términos de intercambio. La demanda estancada, por el contrario, tenderá a mostrar baja velocidad y aceleración en los volúmenes que se intercambian en el mundo y los precios internacionales serán proclives a disminuir.
Los coeficientes de posicionamiento de CEPAL, en particular del programa CAN permiten evaluar la calidad de la inserción.
ü Inserción Cuantitativa
Con ésta se determinará, la participación en cuanto a montos de exportaciones de los diferentes bloques comerciales de América Latina y el Caribe en el Comercio internacional. La cuantificación se realiza en términos de dólares americanos (US$). Las unidades de análisis serán América Latina y el Caribe en su conjunto, la Comunidad Andina de Naciones (CAN), el Mercado Común Centroamericano (MCCA), el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
ü Inserción Cualitativa
En esta se tratará de identificar, básicamente, la calidad de la participación que los diferentes bloques de integración de América Latina tienen en el comercio internacional desagregándolo a nivel de su participación mundial, y su participación en el comercio del Hemisferio Occidental en los países en vía de desarrollo, es decir excluyendo Canadá y Estados Unidos. El total de las exportaciones puede ser dividido en dos grandes grupos. Exportaciones que cubren un mercado con una demanda baja o poco elástica (exportaciones de renglones estancados) y por otra parte hay exportaciones que se denominarán dinámicas, las cuales tenderán a tener una mayor demanda en el mercado internacional y a poseer un mayor valor agregado. Con base en lo anterior es que se hace posible obtener un Coeficiente de Posicionamiento (CP).
PARTICIPACIÓN DE LA MUJER EN EL PROCESO DE GLOBALIZACIÓN EN LOS PAÍSES DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
“El liderato femenino en tiempos de fragilidad se hace aún más frágil”. Más importante que cuantificar la participación femenina en la Globalización en América Latina y el Caribe es el hecho de cualificar esta participación; que a pesar de que ésta ha aumentado considerablemente con el pasar de los años, aún sigue siendo limitada, marginada y reprimida.
El tema del género es sumamente discutido en todos los foros. Estuvo presente en el Foro Social Mundial celebrado en Porto Alegre. También en el Foro Económico Mundial (FEM), en Nueva York, donde un por ciento muy bajo de los participantes eran mujeres. Entre las asistentes estaban S. E. la Reina Rania de Jordania, Hilary Clinton, Laura Tyson (Decana de la Escuela de Negocios de la Universidad de Londres), Irene Khan, de Amnistía Internacional. Por supuesto, ninguna latinoamericana.
Las iniciativas del FEM en cuanto al liderazgo de la mujer proponen fortalecer los esfuerzos para identificar, invitar y comprometer mujeres lideres a que participen en la reunión anual y otras actividades del FORUM; elevar el número de mujeres en los paneles y seminarios; y crear el seminario sobre “Iniciativas de mujeres lideres: La próxima generación” con el propósito de discutir asuntos que predominantemente afectan a la mujer.
Tan frágil y alarmante es la situación en América Latina y el Caribe que solo cinco países en la región incrementaron la participación femenina en sus Parlamentos. Es irrefutable que hasta el momento la Equidad de Genero no es contemplada como problema de primer orden.
Anne Mulcahy, la quinta mujer listada en FORTUNE 500, Presidente y CEO de la XEROX asevera que la más importante lección de negocios aprendida es que, “las estrategias pueden ser correctas, pero lo más importante es que la ejecución debe ser perfecta”. Ella señala el inmenso esfuerzo (tiempo y recursos) que muchas veces se concentra en una estrategia perfecta, solo para descubrir el fallo cuando comprobamos una inefectiva implementación. ¿Cuántas veces no caemos en nuestros países en este error? {2}
La globalización, liberalización de los mercados y competitividad requiere de los gobiernos y del sector privado un nuevo enfoque de gestión. Por la vertiginosidad de los cambios tecnológicos podemos aseverar que los países emergentes no tenemos el factor tiempo a nuestro favor. Un estudio realizado por el Centro Internacional de Desarrollo de la Universidad de Harvard identifica la necesidad de repensar el aprendizaje para poder garantizar nuestra participación en la “Era Digital”.
Para que las mujeres latinoamericanas impactemos nuestras economías nacionales necesitamos dos elementos: “La determinación, primero individual y después conjunta, de demandar nuestros derechos sociales”. Y “la creciente y activa participación en puestos en gobiernos y empresas que impliquen la toma de decisiones”.
El logro de nuestro desarrollo y el de la región depende de la decisión de asumir una postura diferente, disciplinada, afirmativa y proactiva, desarrollando un plan real para mejorar las condiciones actuales.
Lo más importante no es lo que logre un gobierno, sino lo que logre el país y la región. “Visión a corto, mediano y largo plazo y la continuidad”
“Los aportes de la mujer son intangibles. Los resultados encomiables. La misión inmensurable.”
AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE...DE CARA A LA GLOBALIZACIÓN
Gran parte de la tirantez social que se ha despertado es consecuencia del surgimiento de un nuevo paradigma global positivo, que genera desafíos y tensiones sobre una región que avanza hacia la participación en una economía globalizada.
Se trata de un paradigma promisorio. Pero el ritmo varía en la medida en que cada país emprende cambios, con frecuencia difíciles, creando rezagos que echan sombras sobre los progresos de la región. Estos cambios son esenciales para que, los pueblos de la región puedan comenzar a cosechar los beneficios de las oportunidades que ofrece la globalización, y logren enfrentar los riesgos y desafíos que la acompañan.
Tras la "década perdida" de los años 80, los años 90 marcaron una mejoría notoria para América Latina y el Caribe, quizá mucho más sustancial que la de los años 70. El crecimiento del PIB aumentó al 4 por ciento en 1997, y se está recuperando rápidamente otra vez: se prevé un 4 por ciento para este año, y una cifra algo mayor para el año próximo. Si observamos las tasas de crecimiento de los países, 17 de ellos pudieron incrementar la tasa de crecimiento anual media en los años 90, en comparación con la tasa media de los 80; al mismo tiempo, 24 países registraron una reducción de la variabilidad de sus resultados de crecimiento, y 13 países lograron simultáneamente aumentar el crecimiento y conferirle mayor estabilidad. La inflación ha sido contenida, en niveles de un dígito, tras décadas de inflación de dos dígitos. Y el firme crecimiento de la exportación y la reanudación de la afluencia de capitales privados netos significan que, en general, la balanza de pagos es hoy más sólida vista como región. Sin embargo, la pobreza se mantiene aún a niveles altos, afectando al 36 por ciento de la población latinoamericana. El tema de la distribución de ingresos entre quintiles o deciles, presenta un cuadro todavía desalentador.
En primer lugar, las actuales tasas de crecimiento económico no bastan para alcanzar las metas sociales. Los encargados de la formulación de las políticas deben apuntar a un mayor crecimiento; pero también tienen que fortalecer el vínculo entre el crecimiento y la equidad. La equidad es la clave para la sostenibilidad del crecimiento. Segundo, la región no está explotando todavía todos los beneficios de la "nueva economía", es decir, la acelerada integración mundial impulsada por la revolución en la tecnología de la información.
¿Cuáles son los beneficios y cómo puede acceder a ellos América Latina? Las nuevas tecnologías traen consigo un costo sustancialmente menor de información y de transacción. Esto, a su vez, reduce las barreras al ingreso, fomenta la competitividad y eleva el nivel de la inversión. Es posible lograr una mejoría extraordinaria en la productividad global, si los productores que estaban marginados de los mercados internacionales explotan ahora las nuevas oportunidades. En los años 50 y 60, el aislamiento era la norma en América Latina; ahora la norma va siendo apertura y conectividad.
Las nuevas tecnologías están cambiando las características del comercio, al incrementar la movilidad del capital y el trabajo. Las barreras geográficas ya no son insuperables para la integración de los mercados de trabajo, especialmente en el sector de servicios. Y lo que es más sorprendente; la expansión de las corrientes financieras internacionales facilitada por la liberalización financiera, la innovación de mercado y los avances tecnológicos.
Si la región no es capaz de explotar las oportunidades que se abren, podría ver su futuro caracterizado por una baja productividad, apoyada probablemente en la producción de materias primas tradicionales, y a una distancia cada vez mayor con las economías altamente desarrolladas. Además, la alta movilidad de capitales internacionales ha hecho a las economías abiertas relativamente pequeñas, más vulnerables a las perturbaciones causadas por una política interna incorrecta, o por factores fuera de su control.
Redes de protección social efectivas y que protejan a quienes realmente las necesitan pueden ofrecer salvaguardias contra costos sociales excesivos que pueden derivar de los cambios estructurales. Esto ayudaría a sostener los beneficios netos de la globalización, fortaleciendo así tanto crecimiento económico como equidad social.
América Latina y el Caribe pueden explotar bien las nuevas oportunidades y, simultáneamente, salvaguardarse de los riesgos, pero sólo si los países aplican políticas macroeconómicas apropiadas con sostenibilidad en el tiempo, complementadas con una serie de políticas sociales encaminadas a hacer funcionar la globalización en favor de las mayorías.
Ante todo, es necesaria una efectiva gestión de Gobierno y la transparencia en la formulación de la política económica. Las presiones de la globalización acentúan los beneficios de las buenas políticas y el costo de las políticas desacertadas. Los países con políticas macroeconómicas y estructurales sólidas atraerán comercio y capital, y en última instancia emprenderán una trayectoria de convergencia con las economías más avanzadas.
Las tecnologías de la información plantean a las instancias normativas nacionales nuevos desafíos. En la esfera financiera, es necesario acelerar e intensificar la supervisión y la regulación de las instituciones, en un mundo de flujos financieros de gran movilidad. Tarea especialmente compleja cuando, simultáneamente, los países tratan de liberalizar sus sectores financieros.
Las exigencias de una economía basada en el conocimiento hacen esencial invertir fuertemente en educación. Mucho se ha avanzado en la Región en el incremento de la cobertura, especialmente en la enseñanza primaria. Ahora, los encargados de la formulación de las políticas tienen que concentrarse en mejorar sustancialmente la calidad de la educación a todo nivel.
La necesidad de establecer una infraestructura viable y eficaz en función del costo. Muchos países han mejorado notoriamente la oferta de servicios vitales, pero tienen que avanzar mucho más, dentro de un marco normativo que garantice que la participación del sector privado sea en beneficio de los consumidores y para fomento de la competitividad.
Los países de América Latina y el Caribe deben contar con mecanismos de contingencia para proteger a las economías contra los efectos adversos de las fluctuaciones del entorno económico internacional. La creación de fondos de estabilización bien diseñados y transparentes, aliviaría el costo de las fluctuaciones de precios para los grandes exportadores de productos básicos, siempre en el marco de una política fiscal correcta.
Con el repunte económico en marcha y la recuperación de la confianza de los mercados financieros, la mayoría de los países de América Latina y el Caribe se encuentran hoy en capacidad para lanzar una acción decidida en favor de estas políticas, que determinarán si la región ocupará finalmente algún lugar entre las sociedades avanzadas del mundo.
LA GLOBALIZACIÓN, LAS PRIVATIZACIONES Y LA DESREGULACIÓN COMO ESCENARIO EN LOS PAÍSES DE AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE
(Según Tokman y Klein)
El proceso globalizador es considerado beneficioso, en tanto crea economías más abiertas y se apoya en rápidos avances tecnológicos, lo cual optimiza la inserción de los países latinoamericanos en la economía mundial.
En teoría, los cambios propiciados por la globalización apuntan a mejorar la productividad, incrementar los ingresos reales de los trabajadores y, por ende, a aumentar el bienestar general de la población.
Por la vía de la inserción en los mercados internacionales se espera que las economías orientadas a las exportaciones en América Latina y otras áreas en desarrollo se concentrarán en bienes que requieren de uso intensivo de mano de obra no calificada, lo cual aumentaría la demanda y reduciría la brecha de este sector con los trabajadores calificados.
Sin embargo, las diferencias existentes entre los países en cuanto a remuneraciones y regulaciones laborales pueden generar también una expansión de prácticas desleales hacia los trabajadores (Tokman y Klein).
Se generan así situaciones en que se aumentan los límites a los incrementos de salarios, debido a la necesidad de las economías periféricas de ser competitivas internacionalmente y a las presiones internas por una mayor flexibilidad en la disponibilidad de mano de obra. Este conjunto de políticas ha producido un mayor equilibrio macroeconómico y ha mejorado la integración internacional de los países latinoamericanos, pero sus otros efectos son más cuestionables. Las irregulares tasas de crecimiento de los países y las condiciones específicas de las economías latinoamericanas influyen en estos resultados desalentadores.
Es así como se pone de manifiesto la importancia del mejoramiento de la productividad "como el elemento de principal prioridad para elevar la competitividad" de las economías latinoamericanas.
Otro efecto crítico de la globalización es la creación insuficiente de empleo en relación con el crecimiento de la fuerza de trabajo, en el cual influye la creciente incorporación de la mujer al campo laboral. La tasa de desempleo promedio de América Latina aumentó de 6,7 por ciento en 1980 a 8,8 por ciento en 1999.
Tokman y Klein también señalan que las privatizaciones han modificado la estructura del empleo al desplazar a los trabajadores del sector público al privado, donde especialmente las grandes empresas aumentan la productividad mediante la reducción de puestos de trabajo. Como promedio, las grandes empresas contribuyen con 17 de cada 100 nuevos empleos.
En este nuevo escenario globalizado, la fuerza laboral se desplaza así mismo desde la producción de bienes a la de los servicios. En la década del 90, la participación de la manufactura en el empleo cayó entre cuatro y seis por ciento en Bolivia, Costa Rica, Ecuador, Perú y Uruguay.
La globalización y las políticas que la acompañan favorecieron a quienes se encuentran ya en los rangos más altos de ingresos. Los sectores con ingresos menores sufrieron un impacto más negativo y la clase media también vio afectado su bienestar, tanto por el alejamiento del sector público como por la mayor focalización de los programas sociales en los grupos más pobres. Existe un gran desequilibrio en las relaciones sociales existentes, caracterizado por la alta concentración del ingreso, lo cual parece haber desplazado los beneficios prometidos por la globalización.
AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE: COMPORTAMIENTO ACTUAL SEGÚN EL CEPAL
El crecimiento promedio de la región (América Latina y el Caribe) para el 2005 se proyecta en una tasa en torno al 4,4%, gracias a que la demanda interna -que ya mostró señales de recuperación a fines del pasado año- se hará sentir más fuertemente este año. El menor crecimiento, con respecto al año 2004, responde a una desaceleración en el crecimiento del resto del mundo y a la normalización de varias economías de la región que habían registrado fuertes tasas de recuperación.
Se proyecta también para el 2005 una tasa de crecimiento superior al 6% en el Cono Sur y en torno al 4,4% en la Comunidad Andina, lo que refleja la culminación de los procesos de recuperación de Argentina, Uruguay y la República Bolivariana de Venezuela, respectivamente. Por su parte, la proyección para Brasil es de un 4%, mientras que la de México y Centroamérica se estima en 3,7%. El Caribe mantendrá la tasa de crecimiento en los niveles del año anterior, 4%, a causa de los desastres naturales.
Para América Latina y el Caribe se estima también para 2005 una tasa de inflación de 6,6%, algo menor que la tasa del 2004 de 7,4%. Sin embargo, en algunos países de la región se observan leves aceleraciones inflacionarias, ocasionadas por aumentos de las tarifas de los servicios regulados y los precios internacionales de los alimentos y del petróleo.
El balance de bienes de América Latina será nuevamente positivo en el 2005, aunque con un saldo algo menor que el del 2004, en torno a los 52 mil millones de dólares. Se proyecta un equilibrio en la cuenta corriente, comparado con el superávit de 17 mil millones de dólares del 2004. Este resultado se explica por: el saldo menor del balance de bienes, y el aumento en los fletes internacionales, las remesas de utilidades, y en las tasas de interés mundiales.
Si se produce una variación de 10% en el precio internacional del petróleo crudo, el efecto inflacionario global sobre la región podría verse reflejado en variaciones de los índices de precios al consumidor (IPC) que fluctuarían entre 0,42% y 0,76%. En el caso de los términos de intercambio, los países que son a la vez exportadores de materias primas agropecuarias e importadores netos de petróleo, no han conseguido revertir el deterioro secular de sus términos de intercambio, según lo observado a partir del año 2000, mientras que los restantes países muestran un mejoramiento efectivo.
{1} La Ronda Uruguay. La última de las grandes negociaciones celebrada bajo los auspicios del GATT con el fin de liberalizar el comercio mundial de bienes y de servicios. Se inició en Punta del Este (Uruguay) en 1986 y se concluyó en Marraquech en 1995. Fue mucho más ambiciosa que sus antecesoras (Ronde Dillon, Ronda Kennedy, Ronda Tokio), puesto que superó con creces el objetivo tradicional y primordial del desmantelamiento arancelario y procuró, por otra parte, una mayor integración de los países en desarrollo en el sistema comercial multilateral. Dio nacimiento a la OMC. www.mujeresdeempresa.com/comercio/comercio050209.shtml
{2} Sahnya Shulterbrandt. Consultora Internacional. Directora de Publicación y Desarrollo de Revista INTER-FORUM www.revistainterforum.com y Pymes Dominicanas www.pymesdominicanas.com