La virtualidad y la realidad
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¿Existe ya una definición aceptada ,de manera general, de lo que
significa la virtualidad en estos avances de la TI? No debemos conformarnos
con la mera noción de que virtual es lo que tiene la virtud para realizar
un acto aún cuando no lo produzca, si en verdad aspiramos a que esta
tecnología nos ayude y no sólo se quede en la imaginación
o en imágenes que no producen lo esperado..No podemos autojustificarnos
con el ya casi, pero no; virtualmente lo logramos!, ya merito!, por casi nada!
Debemos avanzar para que la virtualidad no sólo esté tocando los
límites de la ciencia ficción, donde se combinan los avances de
la TI y los desarrollos relativos al rayo láser, que han hecho posibles
los hologramas.
El concepto de virtualidad en su sentido implícito de "imaginario",
se presenta como opuesto al concepto de "realidad". Lo que nos enfrenta
entonces al reto filosófico de cómo definirla, desafío
que se aborda por la ontología y por muchos otros esfuerzos filosóficos,
científicos y educativos.
El aprendizaje, tal como se conoce, consiste en una transformación significativa
de la persona, efectiva y duradera que proviene de una interacción con
su entorno (Winn, 1975). La educación virtual, para ser una opción
valiosa, atractiva y no ficticia, debe fomentar tales modificaciones. Sabemos
bien que existen situaciones educativas donde los estudiantes en apariencia
logran lo que parece un aprendizaje, en otras palabras, se podría decir
que se limitan a una transformación virtual, efímera, pasajera,
que dura escasamente para la sustentación de un examen, para desaparecer
después, un esfuerzo de retención que nunca llega a ser perdurable.
En un contexto educativo convencional, puede haber una educación pobremente
virtual. Sin embargo, por lo menos, se cuenta con la interacción humana
tan necesaria en el proceso social que es la educación. En cambio, en
la naturaleza de la educación virtual, existe el peligro de caer en una
total ficción, ya que al suprimir la interacción personal del
proceso educativo, éste se desequilibra de tal manera que se pierde buena
parte de nuestra condición humana. Hay que tomar precauciones para que
este desbalance no ocurra.
Ahora que la educación virtual ofrece la posibilidad de lograr un aprendizaje
hasta más consistente que otras opciones educativas. Optimizarla es la
tarea de quien emplea la TI en la educación de hoy.
Un aprendizaje común y corriente está firmemente basado en la
realidad de la persona, esa que por cierto, durante siglos se entendía
como una sola, como la que está afuera, independiente del observador
o actor. asignándosele además los atributos de universal e inmutable.
Hoy sabemos , sin embargo, que no es una sola, sino muchas. Como han mostrado
los constructivistas, la realidad es construida en la mente de cada ser humano,
quien se hace un modelo de ella, construido para sí mismo, podrían
considerarse como las imaginaciones propias, lo virtual, ¿son acaso estas
las "realidades virtuales"? Si es así, esas realidades virtuales
se pueden integrar a través de un proceso de participación, para
convertirse en una aproximación de la realidad.
El conocimiento de la realidad es función de como el individuo crea significados
de sus experiencias, involucra tanto negociación interna como social
(Johnassen, et.al.). El alumno debate consigo mismo sobre su correcta interpretación
y luego negocia con otros acerca del significado atinado de ideas o eventos.
Si se pudiera reconocer que la percepción del mundo de cada ser humano
es diferente, habría que cuestionarse, entonces, cómo deben interactuar
todas ellas. La educación debe atender la individualidad y promover la
integración de tales multiplicidades en una, que continúa siendo
una aproximación de la realidad. Vista de este modo, resulta un "ideal",
cuya total comprensión o entendimiento nunca alcanzaremos, pero podemos
aproximarnos.
Para lograr un aprendizaje, en condiciones normales, es necesario un proceso
de diálogo en cuyo discurso los alumnos negocian socialmente los significados.
Por eso, la actividad más valiosa en una aula de cualquier tipo es la
interacción y el trabajo conjuntos para crear una comunidad de educandos.
(Johnassen, et.al.).
Manejada de este modo, la virtualidad es operacionalmente más apropiada,
al corresponder también a un concepto más amplio que requiere
de la integración, a través de la participación, ya que
sin ésta, la realidad virtual limita sus posibilidades de contribución
social y humana. El aprendizaje se encuentra en la conversación.
La introducción de la tecnología educativa debe coadyuvar a compensar
la ausencia de la interacción social del aula presencial y a propiciar
el genuino aprendizaje . Sin la participación e interacción de
sus miembros, el sistema educativo sufre un cambio ecológico ¡desastroso!
Bien utilizada, la educación virtual puede ayudar a los estudiantes a
aproximarse a la realidad; mal empleada, puede alejarlos de ella en un proceso
deshumanizante y enajenante.
Las instituciones de educación superior ,y en especial las universidades,
por sus leyes orgánicas, tienen como misión la formación
de profesionales, científicos, artistas y humanistas, a través
de procesos de aprendizaje, incluyendo un verdadero y efectivo aprendizaje virtual
como una alternativa fuera de toda suposición. La amplia gama de formaciones
requeridas, hace imperioso el ofrecimiento de diversas opciones de educación.
Se puede reconocer esa amplia variedad al observar que el aprendizaje de alguien
que desea aprender algo depende de su propia estrategia para lograrlo y, muchas
veces, también de las características de lo que quiere asimilar,
pues ese algo que quiere apropiarse, puede exigir formas específicas
de acercamiento.
Las opciones de aprendizaje que ofrecen las instituciones de educación
superior, deben ser tales, que verdaderamente lo faciliten , habiliten al estudiante
a aprender a aprender y lo hagan de la manera más eficiente, pero sobre
todo, a motivarlo a querer aprender lo que necesita para satisfacer sus propias
necesidades y deseos, así como los de sus semejantes, para convertirse
en un ser socialmente útil. Se debe reconocer que el aprendizaje tiene
para el estudiante tanto valor intrínseco como extrínseco.
El aprendizaje , dentro de la educación virtual , debe entonces incorporarse
como una posibilidad más, a las otras alternativas que las instituciones
de educación superior ofrezcan a los estudiantes para su formación,
enteramente viable . La reflexión sobre sus características, que
aquí sólo se ha iniciado, evitará creer en ella como una
panacea, hará factible darle su propia dimensión y, evitará
repetir errores antes cometidos con otras tecnologías.
Para que el aprendizaje virtual real se inscriba como una más de las
vías de aprendizaje, también es necesario que no replique, con
esta nueva tecnología, los cursos tradicionales que, en esencia, consisten
en un profesor impartiendo la enseñanza-instrucción de su cátedra
a un grupo de alumnos, lo que, en muchos casos, crea una relación virtual
entre alumno y maestro, es decir, un aprendizaje más virtual que real.
Para que la alternativa del aprendizaje virtual sea tangible, cada estudiante
debería tener la máxima libertad para experimentar y seleccionar
el modo en que aprenderá una materia o tema, así como la libertad
para seleccionar lo que quiere aprender.
El aprendizaje virtual llevado a la práctica también debe considerar
que algunas:
· Materias o temas se aprenden mejor en auto-aprendizaje, si el estudiante
está suficientemente motivado y, si tiene los recursos apropiados y disponibles,
él mismo los seleccionará para su propio aprendizaje.
· Materias o temas se aprenden mejor explicándolas a otros, tratándose
de cuerpos de conocimientos bien organizados y registrados. El estudiante enseña
y aprende más enseñándolos, en grupos pequeños,
a otros estudiantes. El maestro es un recurso de apoyo.
· Habilidades se aprenden mejor a través de la demostración
e instrucción de alguien quien ya la tiene , proporcionando al estudiante
la libertad para seleccionar al instructor.
· Preguntas, todavía no formuladas o respondidas, logran mejores
respuestas en la síntesis de la discusión de un seminario, guiado
por alguien que haya avanzado en el área de que se trate. La educación
debe orientarse tanto a hacer preguntas, como a contestarlas y hacer de manera
continua la síntesis de lo que ya se ha aprendido, formando la visión
del mundo, la cual también debe cuestionarse permanentemente, para así
hacer posible la conversión de la información y el conocimiento
en entendimiento.
· Estudiantes se motivan de mejor manera a aprender y lo hacen exitosamente
al tratar de resolver problemas no inventados, en condiciones reales o cercanas
a ellas, con la guía de alguien ya motivado y que sabe como aprender.
· La participación grupal y la interdisciplinariedad es la forma
más apropiada para que los alumnos se acerquen a una realidad compartida.
Todas estas características aquí esbozadas, tratan de hacer del
aprendizaje virtual una alternativa cada vez más humana y más
real. De considerarlas, el aprendizaje virtual se convertiría en una
opción que podría llegar a ser hasta más real de lo que
es actualmente. Ya algunas investigaciones han mostrado que la tecnología
educativa, aún la basada en la instrucción, bien empleada, no
sólo ha podido compensar la disminución del papel del maestro,
sino que ha mejorado la salud del sistema en sí, en vez de causarle desbalances,
lo ha enriquecido enormemente. Bien utilizada, con la participación y
el diálogo necesario para una eficaz construcción de la realidad,
la tecnología educativa ha conseguido un aprendizaje más efectivo,
más individualizado, más colaborativo, más centrado en
el alumno, más motivacional, más activo, más independiente,
más reflexivo, y más analítico (Hasarim, 1997 y Moore,
1996).