Por su gran porte y bello e impresionante aspecto, la orca no puede ser confundida con ningún otro mamífero marino que surque los mares del mundo. Su coloración es predominante negra, con áreas de pigmentación blanca ubicadas en la región ventral, debajo de la aleta caudal y por encima de los ojos.
En los machos adultos la aleta dorsal es alta y erecta mientras que en las hembras y juveniles es más pequeña y curvada. Detrás de esa aleta se encuentra una mancha grisácea cuyo diseño es único para cada animal. Esta macha llamada montura, junto con las marcas y cicatrices de la aleta dorsal, permite identificar a los individuos que componen la población.
Las orcas son los exponentes de mayor tamaño dentro de la familia de los delfines y están ubicadas en el tope mismo de la cadena alimentaria marina. Poseen entre 10 y 13 pares de dientes cónicos intercalados en ambos maxilares, y un único orificio respiratorio en la cima de la cabeza.
Han desarrollado un sistema de sonar biológico -la ecolocalización- que les permite obtener datos del fondo marino y de la costa, y localizar a sus presas. Se desplazan normalmente en grupos, patrullando en busca de alimento, socializando y enseñando a los más pequeños las técnicas de caza cooperativa y el dialecto propio del clan al que pertenecen.
El promedio de la experiencia de vida en las hembras es casi el doble que en los machos, por lo que son generalmente las hembras más viejas quienes tienen a su cargo la tarea de educar a las progenies y liderar a la mayoría de las actividades que desarrolla la manada.
Los cachorros nacen después de una gestación que dura entre 15 y 17 meses, y su coloración es similar a la de los adultos, aunque la montura recién comienza a evidenciarse generalmente hacia fines del primer año, y las áreas de pigmentación blanca se presentan naranja pálido durante los primeros años de vida.
Junto a otros once identificados que componen la Comunidad de Orcas de la Patagonia Norte, Tania, Jazmín y Yaco con sus respectivas madres conforman el corazón de los grupos familiares de las orcas que visitan con mayor frecuencia las costas de Península Valdés.
En pequeños grupos (de 1 a 7 individuos) suele vérselas en el área de punta Norte en febrero, marzo y abril y en Caleta Valdés en septiembre, octubre y noviembre, donde intentan capturar sobre la rompiente crías de lobos y elefantes marinos que, entre otras especies, forman parte de su variada dieta.
Esta técnica de varamiento intencional es por sus característica única en el mundo, y una de las actividades más espectaculares del comportamiento animal. En libertad las orcas gozan de largas vidas, pero su madurez sexual es tardía y su capacidad de producir descendencia es significativamente baja. Una hembra adulta no pare más de 4 ó 5 crías a lo largo de su vida en intervalos que a menudo se extienden por más de 7 años. En cautiverio, la expectativa de vida de las orcas se reduce dramáticamente. Su sistema inmunológico se debilita permitiendo que numerosas afecciones se apoderen de su estresado organismo, mientras que la aleta dorsal comienza a caerles fláccida hacia un costado.
Las que logran sobrevivir y adaptarse al cruel encierro mueren al cabo de 5 o 10 años habiendo perdido toda capacidad de reintegrarse al mundo salvaje del que fueron quitadas y la fuerza natural con las que sus estilizados cuerpos se hendieron otrora libres en el océano.
El Organismo Provincial de Turismo del Chubut, mediante sus cuerpos legales protege el hábitat de este notable mamífero marino, rechazando cualquier actividad de acoso o captura dentro de sus aguas jurisdiccionales, y promoviendo el desarrollo de un estudio que, llevado a cabo por Guardafaunas de la Provincia, permitirá conocer el estado poblacional de la especie y elaborar estrategias para su conservación.
" La combinación de largas vidas, lenta maduración y bajo índice de nacimientos, implica que la recuperación, de ser posible, sería extremadamente lenta si por alguna razón la pequeña población de orcas de Península Valdés se viera afectada en lo más mínimo. Dejemos que estas cazadoras de presas y sueños nos cuenten su historia. Poco a poco. Tan lento como seamos capaces de entenderla. Aceptemos su invitación a asomarnos a los acantilados y permitamos que nos cautiven en su acuario natural sin que se altere el maravilloso y sabio fluir de sus vidas, que seguramente cuando las luces del progreso ya no puedan iluminar nuestro asombro, ellas nos seguirán sorprendiendo con fascinantes aportes" (de las publicación " Orcas ", del Guardafauna Roberto Bubas).
Nombre científico: Orcinus orca