Guaicaipuro Lameda Montero
EL EJERCICIO del liderazgo en una sociedad moderna y democrática,
se fundamenta en valores como la confiabilidad y la confianza.
La confiabilidad vista como un atributo que posee cada individuo
y que lo desarrolla en atención a lo que su conducta demuestra y a
lo que es capaz de hacer. Por su parte, la confianza es un valor
para la interacción, el cual nace, se mantiene y fortalece en la
medida en que se desarrolla una relación basada en la confiabilidad
mutua; la confianza se construye con el tiempo, en la medida en que
las relaciones e interacciones maduran para causar efectos sobre el
área efectiva y emocional del ser humano.
Cuando una relación se fundamenta en la confiabilidad y la
confianza, se logra establecer una comunicación clara, franca y
honesta, sin embargo y más importante aún, es que la confiabilidad y
la confianza propician relaciones de interdependencia productiva. Es
por ello que los líderes de las sociedades modernas trabajan
arduamente para construir y mantener la confiabilidad ante sus
seguidores y para establecer nexos de confianza en todo su entorno.
Los líderes modernos están conscientes de que la ausencia de estos
dos valores los conduce a ejercer la relación autoridad-poder a
través del medio más primitivo en las relaciones humanas: la fuerza
y la coacción.
La sociedad venezolana, ha venido perdiendo la credibilidad y la
confianza en sus líderes. Esta pérdida no es gratuita, esos líderes
han demostrado poca capacidad para satisfacer las aspiraciones
sociales, aún más, han demostrado incapacidad para alcanzar las
metas prometidas durante el ejercicio del poder y han demostrado que
la manipulación y la hipocresía son sus herramientas para mantener
bajo engaño a sus seguidores. Los venezolanos hemos visto cuantiosas
promesas y pocos resultados: el combate a la corrupción, la
seguridad ciudadana, la constituyente económica, la sobre-marcha, el
desarrollo del turismo y parques industriales, los rubros bandera de
la agricultura, la promesa de estabilidad cambiaria, de tasas de
interés y de inflación, el mejoramiento de los sistemas de salud y
de educación, por mencionar algunas cuyos resultados son contrarios
a lo prometido. Suficientes razones para la frustración y la rabia
que deriva de sentirse engañado y manipulado. Es con ese resultado
que los líderes actuales han socavado su confiabilidad y han dejado
de ser dignos de confianza. Es decir que en el proceso perdieron su
legitimidad de origen para conducir a la sociedad frente al dilema
de darles tiempo para que reconstruyan o asuman la búsqueda de
líderes que sean dignos de confianza. Una vía requiere paciencia y
fe, mientras que la otra implica un riesgo. Asumamos el riesgo sin
dar ¡NI UN PASO ATRAS! g _ lameda@hotmail.com