1. CALIDAD: UNA REVOLUCIÓN
CONTINUA
Las necesidades de calidad han
existido desde el alba de la historia. A lo largo de los siglos, las
estrategias de la gestión para la calidad han sufrido cambios
continuos en respuesta a un proceso continuo de cambios en las
fuerzas políticas, sociales y económicas. Durante esta secuencia de
acontecimientos, los altos directivos se despegaron del proceso de
la gestión para la calidad. Sin embargo, la revolución japonesa de
la calidad se basó en la creación de unas estrategias sin
precedentes (ocupándose de la misma la alta dirección, con una
formación en todos‑los niveles, mejorando la calidad a un ritmo
continuo y revolucionario y haciendo participar a la mano de obra a
través de los llamados Círculos de
Calidad).
La competitividad en la calidad
para los años venideros requiere un enfoque básico nuevo. Este
enfoque se centra en el concepto de aumentar el plan empresarial
estratégico para incluir los objetivos de calidad. Se define así la
llamada Trilogía de juran para la gestión de la calidad. Esta
gestión se lleva a cabo por medio de tres procesos: planificación,
control y mejora.
2. MEJORA DE LA
CALIDAD
Tal y como se utiliza aquí,
mejora significa la creación organizada de un cambio ventajoso. Un
sinónimo es avance.
Lo primero a lo que obliga esta
mejora es al establecimiento de un consejo de calidad formado por
los altos directivos, cuya responsabilidad básica será lanzar,
coordinar e institucionalizar la mejora anual de la
calidad.
Este consejo de calidad deberá,
en última instancia:
·
·
Nominar
los distintos proyectos de mejora.
·
·
Seleccionar los
proyectos. En esta selección cabe
diferenciar los criterios para elegir los primeros proyectos de los
criterios para proyectos posteriores. El primer proyecto tiene que
ser un ganador; suele estar relacionado con problemas crónicos de la
empresa cuya solución sea factible y cuyo resultado sea mensurable
tanto en dinero como tecnológicamente.
·
·
Declarar la misión del proyecto:
esta declaración establece el objetivo del
proyecto.
·
·
Publicar oficialmente la lista de
proyectos seleccionados con el fin de conferir legitimidad a las
mismas.
·
·
Por
debajo de este consejo de calidad deberá existir un equipo
interdepartamental asignado a cada
proyecto.
3. PLANIFICACIÓN DE LA
CALIDAD
Es la actividad para determinar
las necesidades de los clientes y desarrollar los productos y
procesos requeridos para satisfacer esas necesidades. Así como la
mejora de la calidad se ocupa de solucionar los problemas existentes
en la empresa, el procedimiento de planificación de la calidad
pretende anticiparse a esos problemas evitando su
aparición.
A pesar de la existencia de
múltiples niveles organizativos, y a pesar de las muchas variedades
de bienes, servicios y procesos operativos, el proceso para
planificar la calidad se puede generalizar en la siguiente serie
universal coherente de etapas de
entrada‑salida:
a. Identificar quiénes son los
clientes: el diagrama de flujo es una herramienta muy adecuada para ello, pues proporciona una
comprensión del conjunto e identifica los clientes previamente
ignorados. Una vez identificados es necesario su clasificación,
puesto que sólo unos pocos tienen gran importancia (la Ley de
Pareto: sólo el 20% de los clientes tienen el 80% de la
importancia).
b. Determinar las necesidades de
los clientes mediante sistemas como la comunicación con los
clientes, la investigación de mercado,
etc.
c. Traducir esas necesidades a
nuestro lenguaje.
d. Determinar las características
del producto que puedan responder de forma óptima a las necesidades
del cliente.
e. Desarrollar un proceso que sea
óptimamente capaz de producir las características del
producto.
f. Transferir la responsabilidad
desde los planificadores a los gerentes de
operaciones.
4. CONTROL DE LA
CALIDAD
Es el proceso de gestión durante
el cual evaluamos el comportamiento real, comparamos dicho
comportamiento real con los objetivos y actuamos sobre las
diferencias. De forma ideal, la responsabilidad del control se
debería asignar a cada individuo, es decir, el autor propone como
mejor sistema, uno de autocontrol.
Dado que no hay posibilidad de
que los directores y especialistas profesionales hagan todo el
trabajo de control, se define un sistema piramidal de control cuyos
niveles son:
·
·
Nivel
básico: en el que se da un control automatizado, sin intervención de
medios humanos.
·
·
Nivel
medio: el control se ejercita por la mano de obra (los empleados,
trabajadores de fábrica, vendedores,
etc.).
·
·
Nivel
superior: el control se realiza por supervisores y directores medios
que se dedican a aquellos productos y procesos verdaderamente
importantes.
·
·
En el
nivel más alto se realiza el control de los altos directivos que
desempeñan un doble papel: ejercer personalmente el control con
respecto a los objetivos estratégicos y asegurarse de que se ha
establecido un sistema de control para el resto de la pirámide de
control.
5. GESTIÓN ESTRATÉGICA DE LA
CALIDAD (GEC)
Esta es la expresión ‑ que
utiliza el autor para denominar el enfoque sistemático para
establecer y cumplir los objetivos de calidad para toda la empresa.
Un elemento fundamental de la GEC es el
establecimiento de objetivos de
calidad generales dentro de la planificación empresarial, junto con
los objetivos de ventas, inversiones y beneficios. Un ejemplo real
de objetivo de calidad a nivel corporativo sería "reducir a la
mitad el tiempo para
cumplimentar los pedidos de los
clientes" o "reducir los errores de los recibos en un 90%". A
su vez, estos objetivos se deben subdividir, y, se debe asignar esos
objetivos a niveles inferiores dentro de la
empresa.
6. GESTIÓN OPERATIVA DE LA
CALIDAD
Se intenta aplicar la gestión
para la calidad a un nivel inmediatamente inferior a la alta
dirección y superior al de la mano de obra no supervisora. Para
ello, el autor divide las actividades empresariales en macroprocesos
(sistemas importantes que son intrínsecamente multifuncionales) y
microprocesos (cada uno dé los múltiples segmentos de los que consta
un macroproceso).
En la gestión de los
macroprocesos (planificación, control y Mejora), al depender de
varios departamentos y corresponder a varias funciones esenciales en
la empresa, la alta dirección tiene todavía un papel
fundamental.
Es la gestión de microprocesos la
que se puede delegar a los mandos intermedios. Hasta la fecha, los
esfuerzos han sido pocos en número, y de origen reciente. En
conjunto, se tiene que considerar que son experimentales. Sin
embargo, esta idea de introducir a los supervisores y a la mano de
obra en la planificación de los microprocesos parece intrínsecamente
correcta.
El reto, por tanto, del equipo
operativo de la empresa es:
a. Diseñar un proceso de control
de calidad que se pueda delegar.
b. Cualificar a la mano de obra
para que pueda aceptar esa delegación.
7. LA MANO DE OBRA Y LA
CALIDAD
El término mano de obra designa
aquí a todos los empleados a excepción de la jerarquía directiva y
los especialistas profesionales.
La participación de la mano de
obra en los tres procesos (planificación, control y mejora) puede
mejorar significativamente el comportamiento de la calidad de las
empresas. Con referencia al control de calidad el ideal debería ser
delegar en la mano de obra al máximo grado posible (el ideal de la
máxima delegación en la mano de obra consiste en el caso del
artesano). La mano de obra debería estar provista de todos los
elementos esenciales necesarios para producir productos que cumplan
los objetivos de calidad (nuevamente el autor insiste aquí en el
sistema de autocontrol).
También la mano de obra puede
tener un papel importante en la mejora de la calidad: los gerentes
deberían hacer sondeos para comprender las percepciones de la mano
de obra y utilizar esas percepciones como entrada para la tarea
propuesta de mejora de la calidad.
8. MOTIVACIÓN PARA LA
CALIDAD
Nadie está en contra de la
calidad. Sin embargo, se tiene que hablar sobre la motivación para
la calidad, pero no en el sentido de convencer a las personas de que
la calidad es deseable, sino porque hay algunos obstáculos muy
reales para lograr la calidad. La eliminación de los siguientes
obstáculos sí que supone una
motivación:
·
·
La
ignorancia: las personas no son conscientes de que están creando
problemas de calidad.
·
·
La
competencia entre prioridades: las personas son incapaces de lograr
la calidad porque otros objetivos que tienen mayor prioridad se
cruzan en el camino. Ej.: el cumplimiento de las fechas de
entrega.
·
·
La
suboptimización: el logro de la calidad se cruza en el camino de la
calidad total.
·
·
Los
mitos culturales: las personas mantienen ciertas creencias sinceras
que están relacionadas con‑ la calidad, pero que no se basan en los
hechos. Ej.: de mitos, los operarios podrían hacer un trabajo de
buena calidad pero carecen de la motivación para ello; la calidad
tendría máxima prioridad si la alta dirección así lo decreta,
etc.
FORMACIÓN PARA LA CALIDAD
La gestión para la calidad exige
algunas rupturas profundas con la tradición, una de las cuales se
debe manifestar en los cambios en el área de formación. La
experiencia, además, parece indicar que la alta dirección debería
dar pasos para ampliar la formación de la gestión a todo el equipo
de dirección, a todas las funciones y a todos los niveles. Esta
formación debería ser impuesta por la alta dirección, siendo éstos
los primeros en adquirirla, para después adquirirla por los niveles
inferiores, debido a que estos altos directivos están mejor
cualificados, sirven de ejemplo para las estructuras inferiores y
posibilitan de manera más fácil el cambio en la cultura
organizativa.
La formación debe ser
multidimensional y la empresa tiene que establecer un programa. Este
programa es una lista de los cursos de formación (módulos, paquetes,
etc.) que, en conjunto, pueden satisfacer las necesidades de
formación para todas esas dimensiones.