Martí en el recuerdo
Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí
Para Cuba que ríe, mis últimas palabras. 
Mensaje de Martí

     
--¡Ya yo estaba cansado! Cansado de serr piedra,
piedra inmóvil y muda, con el índice muerto.
Nada más que un adorno de avenidas y parques,
un silencio de piedra ¡Nada más que un silencio!

Cuando a mis pies de piedra se quedaba dormido
un niño peregrino, descalzo y harapiento,
yo sufría mis brazos inmóviles, de piedra,
porque en la pétrea boca me florecía un beso
¡y mis brazos de piedra no podían moverse
para alzar a mis labios el ángel macilento!

 ¡Ya yo estaba cansado! Cansado de ser piedra,
piedra inmóvil y muda, con el índice muerto
Por un poco de lana y un pedazo de pan
bien hubiera cambiado mi mayor monumento. 

¡Ya yo estaba cansado! Cansado de mi nombre,
cansado de mi nombre convertido en anzuelo!
cansado de mi nombre, manoseado estribillo
de loros que chillaban por mayo y por enero. 

¡Cansado de mi nombre!
¡Asqueado de mi nombre en labios embusteros!
¡Cansado de las flores con espinas
al pie del monumento!
¡Cansado de escritores con luz en las palabras
y sombras en los hechos! 

Me dolía ser piedra, ser piedra solamente,
Inmóviles los brazos, en la boca el silencio.
Me dolía la muerte de ser un nombre propio
porque mi vida es verbo. 

Por eso fui a tocar los corazones
como quien busca notas por un piano muerto
y encontré teclas vivas, que vibraron
al roce de mis dedos. 

Encendí las hogueras del joven heroísmo,
mostré a la juventud lo fúlgido, lo bello
del rostro de la muerte; visité los presidios
alumbrando de estrellas la noche de los presos;
medité en otras playas mirando hacia las costas
de Cuba, y encendiendo la luz para el destierro;
atravesé las aguas sobre un pequeño barco
quemando con el Himno las banderas del viento;
desembarqué en la Patria, le di un beso en la frente
y fui montaña arriba, claramente resuelto;
desafié los peligros dos años treinta días
bajo un rayo constante y un continuado trueno;
fui manigua también por las espesas barbas
y el desbordado pelo. 

Pero al fin, victorioso, bajé del lomerío
a realizar mi sueño,
mi sueño interrumpido y olvidado
por los que me siguieron.
Y ya soy algo más que piedra.
Estoy vivo y haciendo.
Ahora no soy un simple nombre propio
tomado como anzuelo. 

Ni tienen que decir el nombre mío.
Ya mi nombre es un verbo.
Mirad para la estatua, mirad para la estatua
¡y me veréis sonriendo!

31 de enero de 1960

 

Jesús Orta Ruiz. El Indio Naborí. Guanabacoa, La Habana, 1922.
Poeta y periodista. Más conocido por su seudónimo de "indio Naborí". También ha firmado obras con los pseudónimos de Jesús Ribona, Juan Criollo y Martín de la Hoz. De extracción social campesino, ha sido Premio Nacional de Literatura (1995). Su prolífera obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano, checo, ruso, búlgaro, chino y al vietnamita.