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Para acercarse al Hospital de don García
desde Carrión de los Condes, debe seguirse la siguiente ruta. Tomamos la
carretera dirección Villotilla, después de pasar por el soto de árboles
junto a San Zoilo y la fresca sombra que proporcionan los
árboles y arbustos en los márgenes de la carretera que nos
lleva a la casa del Indiano; más adelante cruzamos el arroyo Elizal y la abadía de Benevívere, y a continuación, el arroyo
Perionda y el cruce de la carretera que nos lleva de Calzada de
los Molinos a Villotilla. Y ya nos encontramos con la antigua
vía romana, que dicen los eruditos se conserva en su trazado
original, y que comunicaba Burdeos con Astorga. Esta vía romana
se mantiene durante 12 Km., aquí comienza una larga ruta sin una
sombra ni lugar donde resguardarse de las inclemencias del tiempo
(ya nos dice Aymeric que Castilla era una tierra sin árboles);
tenemos que abandonar nuestra mentalidad llena de teléfonos
móviles y guías del camino, por los que sabemos lo que hay, lo
que nos espera y a cuántos kilómetros, sino cómo lo harían
anteriores peregrinos lanzados a la aventura y llenos de temor al
"qué me encontraré más adelante". Pues bien, en esta
interminable recta, existió un hospital que seguramente, para
los peregrinos, era mejor que el de San Marcos, por lo que
suponía de oasis en medio del desierto; este hospital sin duda
era pequeño, su mismo nombre lo dice, "Hospitalejo";
pero ¡con qué gusto entrarían en él!

No tenemos noticia de la fecha de fundación de este hospital, ni
de quién era el tal don García; pero sí de que es él quien lo
funda. Tampoco está documentada la incorporación de este
hospital a la abadía benedictina de Sahagún, aunque en la
historia de esta abadía es donde por primera vez se escribe
sobre la existencia de Santa María de la Fuente.
Pues bien, este Hospital de Santa María de la Fuente,
Hospitalejo u Hospital de Don García, que de estas tres formas
se le conocía, fue fundado por don García antes del año de
1161. Estaba situado junto a una fuente, a 2.700 metros del
hospital de San Torcuato, administrado este por los frailes del
vecino convento de Benevívere, del que era anejo. Su ubicación
era junto a la descrita vía romana, a la derecha del Camino, en
el término municipal de Carrión de los Condes, aunque, en las
inmediaciones del hospital, coinciden hoy día los términos
municipales de tres villas: Carrión, Villaturde y Bustillo del
Páramo. Todo esto nos hace suponer que Santa María de la Fuente
tuvo su coto jurisdiccional, entre estas tres villas, y que fuera
repartido en el siglo XIX entre ellas.
Antes de comenzar con la historia que nos ocupa, y en relación
con la fundación de hospitales, creo que debo reflejar este dato
tomado de Ulysse Chevalier (Essais historiques sur les hôpitaux
de la ville de Romans; Valence 1865, pág. 3; cit. por Villaamil
y Castro, op. Cit. Pág.234).
La fundación de un Hospital no exigía la escritura de
instrumentos públicos ni privados [...]; la creación de tales
establecimientos no obligaba a sus fundadores a entrar en
negociaciones ni tratos con autoridades ni particulares. El
nombramiento de patrono o administrador, lo mismo que las
condiciones jurídicas de su establecimiento, no hacían
necesario el instrumento público.
Sin embargo, no comparten esta opinión, L. Vázquez de Parga, J.
M. Lacarra y J. Uría, en el libro Las Peregrinaciones a Santiago
de Compostela (tomo I, pág. 296).
Rastreando los documentos históricos, nos encontramos con uno
fechado el 29 de septiembre de 1109, en el que la reina Urraca
Alfónsiz confirma y adiciona los antiguos fueros de León y de
Carrión (ED: ES, XXXV, Apénd. III. 416-417; Muñoz, Fueros,
96-98).
Et illa haereditate de Sancta Maria et de Saldania quod sunt del
comité don Garcia, quod sit pesquirita pro tempore del comité
don Garcia et per suos foros.
En 1131, el Abad, Domingo III, de Sahagún da fueros a los
pobladores de Hospital de Santa María de la Fuente (llamado
también "de don García"), según consta en el
siguiente documento (A.H.N. Clero. Benevívere, 1690/5):
In nomine summe et individue trinitatis patris uidelicet et filii
et spiritus amen. Qum legis institutione et uicia deuiantur ex
timore et iustitie regula osbtruatur ex dilectione ut et homines
legibus [...] kartam de foros populatoribus de hospitali quod
dicitur de Sancta Maria de fonte et habet nomen de domno Garssia
presentibus scilicet et futuris [...].
Según Luis Fernández, este documento, aunque figura con fecha
1131, que es la que consta en el pergamino original, no puede
haber sido redactado sino treinta años más tarde, o sea 1161.
Por su parte, Justiniano Rodríguez (1981, pág. 28) nos dice que
el único resultado legislativo que puede notarse de la acción
directa de "Domnos Sanctos" en el antiguo termino de
Sahagún, respecto al llamamiento al cumplimiento de deberes y
responsabilidades sociales referente a las peregrinaciones es el
de Santa María de las Fuentes. Y continúa diciendo:
"Acrecentándose sensiblemente el ritmo reglamentador cuando
la misión coadyuvante de Nogal entra en juego". Y con
referencia a los fueros, afirma:
El breve conjunto normativo, que con criterio convencional
dividimos en seis reglas o párrafos, establecía en primer
término la condición básica de la fidelidad del poblador al
abad y convento de Sahagún, al que anualmente había de pagar,
por mediación del administrador del Hospital, un sueldo de la
moneda corriente (pág. 115).
Para afirmar lo anterior, se basa en el siguiente documento
foral:
Quicum que igitur populare quesierit in loco supranominato. In
primissit sine altero domino fidelis uassallus abbatis Domnis
Sanctis et conuentus eiusdem loci et singulis annis unum solidum
de moneta regis que curreit ad illum qui hospitalem tenuerti.
En la misma página, continúa ofreciéndonos los siguientes
datos con respecto a la condonación de impuestos:
Del importe de las caloñas se condonaban las dos terceras
partes, perteneciendo el resto al mayordomo del Hospital.
("De omnibus autem calumniis due partes dimittantur et
tercia pars sit illius qui tenuerit hospitalem").
Y con respecto al abuso de autoridad y malos tratos:
Se preveía el caso de violencia ejercida por el señor del
hospital sobre el poblador, a cuyo respecto se reconocía a
éste, si quisiera irse del lugar, el plazo de nueve días para
sacar todos sus bienes, pudiendo llevar consigo el techo de la
casa o venderlo a otro poblador. Pero si descuidase el plazo,
cuanto fuera encontrado de su pertenencia pasaría al señor del
Hospital. Según el siguiente documento:
Si autem dominus hospitalis ferecit forcia populatori illius
loci, si populator discedere quesierit, habeat spatium nouem
diebus et leuet que sua sunt. Tectum autem domus aut leuet aut
uendat populatori loci illius. Intra quod spatium si neglexerit,
quidquid de usuo inuentum fuerit erit illius qui hospitale
tenuerit.
Y añade nuevos datos sobre los impuestos:
Abolidos los odiosos arbitrios de rauso, mañería, nuncio y
huesas ("Preterea tollimus inde roxso et mannaria el nuntium
et ossas"); se imponía respecto de las caloñas la regla de
que el prestamero se aviniese o compusiese con el señor
("Qui prestamum tenuerit componat se cum domino
hospitalis"); precisándose, como complemento de la primera
norma, que el pago censal había de hacerse precisamente al
Señor de aquel y en la festividad de San Martín
("Constituimus etiam quod illos predictos persoluant solidos
in festiuitate Sancti Martini ad illum qui hospitale
tenuerit").
La pena, en caso de no cumplir el reglamento, era la de
excomunión y "el castigo eterno con Judas el traidor".
Las multas o castigos en metálico se redactan por Justiniano
Rodríguez así:
Las penas pecuniarias o multas quedaron sin expresarse en su
debido lugar, cortando el contexto tras las palabras "Et in
coto", a las que se hizo seguir la expresión de la data. A
continuación se intercaló: "Rege pectet V libras
auri". Y luego de completó el documento con numerosas e
importantes menciones, seguidas de la roboración y signación -
"hanc Kartam de foro qui fieri volui et lecta audivi roboro
et signum facio" - y finalmente la relación de varios
confirmantes, algunos de rango cortesano y otros vecinos de los
proximos Calzada, Nava y Villotilla. Porcello el escriba remató
su tarea con este dístico irregular: "Hoc pingebat
Porcellus nomen habebat".
Tal vez al lector le llame la atención que los fueros los
otorgue la abadía de Sahagún, pese a que el terreno pertenecía
a la diócesis palentina. Al respecto, Luis Fernández, en su
libro "La Abadía de Santa María de Benevívere durante la
Edad Media" (pág. 35), nos dice: "Hay que notar que
aunque la Abadía (Benevívere) estaba en territorio de la
Diócesis palentina, pero tenía muchas posesiones en territorio
de León, v. gr., el Hospital de Don García, los Molinos de
Mayorga, etc. etc.".
En un documento del siglo XII, se hace constar el cambio de
dueño del hospital, que pasa a manos del conde Poncio:
1174. 27 de junio.
El conde Poncio y la condesa Estefanía, su mujer, permutan con
el monasterio de Sahagún y su abad, don Gutierre, la heredad que
tenían en Villalba (tanto su parte, como la de "Froile
Ramiret"), recibiendo, a cambio, el Hospital de Don García
(José A. Fernández Flórez, pág. 346).
(Christus) In nomine summe et indiuidue Trinitatis, Patris et
Folii et Spiritus Sancti, amen. Ego comes Poncius et comitissa
Stephania, uxor mea, facimus / cartulam concambiationis uobis
domno Guterio, abbati Sancti Facundi, et omni conuentu eiusdem
loci, de hereditate nostra quam habemus in Uilla Alba, tam de
nostra / racione quam de racione Froile Ramiret, cumsuis
pertineciis, pro Hospitali domni Garsie cum suis directutis.
Damus, ergo, uobis eam cum domibus et so / labirus populatis et
populandis, cum terris, uineis, montibus, fontibus, arboribus,
exitu et regressu, et cum omnibus pertinenciis suis, scilicet,
quantum ibi habemus / uel habere debemus; ut ab hodierna die et
deinceps habeatis et possideatis hereditario iure in perpetuum
[...].
Por poco tiempo mantienen los condes la propiedad del hospital,
ya que al año siguiente, hacen donación del mismo, según
consta en el siguiente documento.
1175. 30 de julio.
La condesa doña Estefanía dona a Benevivere la heredad en Santa
Marina y Lerones y el Hospital de Don García.
(A.H.N. Clero. Benevivere, 1690/19).
(Crismon).- In nomine sancte et indiuidue trinitatis, patris et
filii, et spiritus sancti amen. Qum intesauro reponitur celesti
quicquid caritatiue christi pauperum impenditur necessitate.
Iccirco ego comitissa donna stephania et filie mee, damus deo et
eccesie beate marie de beneuiuere et uobis domno paschali [...],
damus totam nostram hereditatem quam habemus uel habere debemus
in sancta marina et in lerones que sunt in alfoz de saldanna
damus etiam uobis hospitalem qui fuit de domno Garcia, qui est in
alfoz de carrion, iusta domum nostram [...].
El 16 de mayo del año 1177 se menciona de nuevo al Hospital de
don García, con motivo de un trueque de tierras con los hijos de Miguel Tapiero, que estaban lindando con el hospital y Benevívere (A.H.N. Clero. Benevívere, 1691/5).
El 1 de octubre de 1223 se publica un documento en Palencia en el
que se llega a una "composición amigable" entre el
monasterio de Santa María de Benevívere y la sede episcopal
palentina, sobre procuración, visitación y corrección del
cenobio, y respecto de la nominación de clérigos y reparto de
diezmos en las iglesias de Santa María el Hospital de don
García, San Salvador de Villarramiel y Santa Cruz de Becerrilejo
(A.- ACP. Arm. 2, leg. 1, doc. 39):
In nomine Domine, amen. Quoniam ea que a sapientibus iuris
statuuntur de facili obliuioni traduntur [...] correcitione
monasterii de Beneuiuere et decimis ecclesiarum, uidelicet,
Sancte Marie Hospitalis domni Garsie [...] moderatam secundum
facultatem loci, in monasterio suprascripto et in ecclesia
Hospitalis Domni Garsie habeamus terciam pontificalem; de tercia,
uero, fabrice et capellanie, prouideatur per abbatem ecclesie et
clericis, secundum facultates ecclesie, ad arbitrium episcopi
palentini.
El 9 de marzo de 1249, el Papa Inocencio IV firma una bula en
Lión, en la que aprueba y confirma los privilegios de
Benevívere, y concreta las posesiones del monasterio, entre las
que menciona "la villa del Hospital de Don García"
(A.H.N Clero. Benevívere. 1693/14).
En la más antigua estadística de la Diócesis Palentina, que es
del año 1345, se recoge la provisión de personal y el reparto
de bienes. Reproducimos el documento fielmente:
Enl ospital de Don Garcia en la eglesia de santa Maria deue auer
vn preste, vn gradero, que son con la
media ración del cura dos
raciones menos tercia.
e los diezmos deste logar pártense en esta manera:
la rercia parte al cabildo de Palencia
la tercia parte a la eglesia
la otra tercia parte a los clérigos
e esta eglesia es del abbad de Mimimbre e pertenesce a él la
presentación.
e al obispo la institución, collación e visitación.
e aquí non ay otra estimación de préstamos.
En el Libro Becerro se menciona el hospital de don García como
una de las Behetrias de la Merindad de Carrión. En las cortes de
Valladolid, los hidalgos, que padecían problemas económicos por
la falta de mano de obra para sus campos, a causa de la mortandad
de la peste negra del año 1348, pidieron la desaparición de las
behetrías y su conversión en tierras solariegas. Precisamente
esta fue la causa de la escritura de este becerro.
El Libro Becerro de las Behetrias, trabajo realizado al parecer
en él último trimestre de 1351 y los cinco primeros meses de
1352, tuvo entre folios escritos y en blanco 539, de los que se
conservan tan solo 520. Copiamos la parte que nos interesa:
En el obispado de Palencia
Este logar es del monesterio de Santa Maria de Bienbibre.
Pagan al Rey seruiçios e monedas e fonsadera
Dan de cada casa a su sennor de fuero vn sueldo viejo.
Dan al adelantado cada anno por la yantareia a las
uezes quinze maravedis a las uezes ueynte maravedis
El 27 de octubre de 1430, Gonzalo Fernández, cura de Bustillo de
la Vega, hace donación a Benevívere, de todas sus posesiones en
Calzada, Hospital de Don García y Villotilla y otras propiedades
(que, en el documento original son ilegibles), a condición de
que se le haga cada año un aniversario (A.H.N. Clero.
Benevívere, 1695/20).
Más tarde, en 27 de julio de 1443, el Papa Eugenio IV expide
otra Bula de confirmación de la Regla y de las posesiones de la
Abadía, en la que de nuevo se nombra el Hospital de Don García
(A.H.N. Clero. Benevívere. 1696/5).
El 8 de junio de 1470, el Papa Paulo II, en un Breve, hace firme
una sentencia contra el Prior del Hospital de San Torcuato, Juan
García, sobre pago de tercias del Hospital de Don García al
cabildo palentino (A.H.N. Clero. Benevívere. 1697/15).
El 4 de noviembre de 1480, se inicia un pleito entre el prior del
hospital de San Torcuato, D. Pedro García y el Cabildo y Deán
de la Catedral de Palencia, sobre el cobro de la tercia de
diezmos del pan del hospital de San Torcuato, sobre todas las
heredades y posesiones del Hospital de Don García. En este
engorroso pleito intervinieron, entre otros (A.H.N. Clero.
Benevívere, 1698/2):
Pedro González de Gumiel de Izán, Chantre de la Iglesia
Colegial de Santa María de Husillos, juez subconservador
subdelegado de la autoridad apostólica, en lugar de D. Juan de
Colmenares, Abad el Monasterio Premonstratense de Aguilar de
Campoo, maestro de Santha Theologia, del consejo del Rey e Reyna
nuestros señores, Juez conservador principal apostólico
deputado por el muy sancto Padre Sixto IV al Deán Cabildo e
personas de la Iglesia de Palencia e a la fábrica e sacristanía
della e al Hospital de S. Antolín de la dicha ciudad".
La sentencia fue favorable a Pedro García, Prior de San
Torcuato, reconociéndose en ella que el monasterio de Benevivere
"y sus Prioratos no están obligados a pagar diezmos porque
tienen privilegio incorporado en el derecho canónico, y porque,
desde tiempo inmemorial, estaban en posesión de no pagar
diezmos".
El último documento donde se menciona el hospital objeto de
nuestro estudio lleva la fecha de diciembre del año 1820. En los
legajos de la desamortización puede leerse:
Lista de los individuos que tiene el Monasterio de Santa María
de Benevívere de Canónigos Regulares de la Orden de San
Agustín, con expresión de sus dignidades, los que están en sus
Prioratos y administraciones, en cumplimiento a lo que se me
previene en oficio de 13 del próximo pasado, a saber (solo
menciono los que afectan a este trabajo)
D. Joaquín Lobete, Prior mayor y administrador de Santa María
de la Fuente, de edad cuarenta años.
D. Tomás Puga, Prior de Sana María de la Fuente, de edad
sesenta y dos años.
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BIBLIOGRAFÍA
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(1035-1247). Fuentes Medievales Castellano-Leonesas. 103, Burgos,
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Catastro
Bienes Eclesiásticos de Benevívere; A.H.P. rollo 476, sig.
8087; Dirección General de Rentas, 1752. Palencia
Cartularios: Sección Clero 1-3; A.H.N. Benevívere, leg.
1157-1159, rollo 02, Madrid.
Desamortización
Legajos: Fe de Bautismo de los Regulares Exclaustrados de los
Conventos y Monasterios suprimidos; sig. 275 y 381, años 1821.
Legajos: Hojas de Registro de Finca, Censo, Foros e Inventarios
de Bienes de Monasterios suprimidos; sig. 435, años 1809 - 1845.
Libros: Partido de Carrión, Libro de Cargas de los Arrendatarios
de Fincas, y Censos de Monasterios, Conventos y Cofradías; sig.
219 y 247, año 1847-1849.
Libros: Partido de Carrión, Registro de Fincas Rústicas y
Urbanas del Clero Secular; sig. 257 y 475, años 1859 -1866.
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En la
revista Peregrino nº. 81-82, se publicó parte de un trabajo mío sobre el
hospital de Don García. Casualmente,
en el mismo número, página 49, Abelardo
L. Nieto nos cuenta, no sin cierta gracia, su susto y su sorpresa, al paso por
dicho lugar en el año 98, cuando vio “el osario”. Pues bien,
este trabajo no es una respuesta al mencionado relato de Abelardo, puesto
que, desde la primavera pasada, ya estaba buscando documentación para terminar
el artículo sobre el hospital de Don García. Ahora este peregrino podrá
conocer la historia de los restos humanos que inesperadamente vio.
Entre los
días 21 y 28 de julio de 1998, se
realizaron unas excavaciones, en el pago del Hospitalejo, tras obtenerse los
correspondientes permisos de la Dirección General de Patrimonio y Promoción
Cultural de la Junta de Castilla y León. El hallazgo de los restos humanos que
motivaron estas excavaciones fue, como tantas veces, fruto de
la casualidad. Sin embargo, recordemos que, junto
al hospital existió una iglesia bajo la advocación de Santa María, y
que, como hasta hace pocos años, los cementerios estaban adosados a los muros
de los templos, por lo que no era de extrañar que este lugar también tuviera
el suyo.
En unos
trabajos de acondicionamiento de la vieja ruta romana, que nos lleva de Benevívere
a Calzadilla de la Cueza, se encontraron algunos huesos,
razón que dio lugar al expediente de paralización de las obras por
parte del Departamento de Agricultura de la Junta de Castilla y León, que fue
quien encargó las obras de acondicionamiento del camino, y que posteriormente,
y con muy buen criterio, ordenó el correspondiente informe en el que se basa
este trabajo.
La
directora técnica de la excavación fue Doña María Julia Crespo Mancho,
miembro de la empresa M.C.R., Gabinete Arqueológico C.B. Este trabajo fue
supervisado por la arqueóloga territorial Doña Cristina Lión Bustillo. Dicho
trabajo sólo afectó a la parte de la necrópolis situada junto al camino, que
fue removida por las obras; el resto está sin estudiar.
Sabido es
que Carrión ya aparece documentado en el año 915, y que este condado, junto
con otras villas de la zona, se funda por iniciativa privada, si bien con el
beneplácito de los reyes de León,
o en su caso de algunos condes de
este reino, y con el objetivo de evitar el expansionismo de los condes de
Castilla. Sobre este tema ya escribe Julio González, en 1990 (pág. 162), por
lo que no insistiré en ello.
Aunque
Carrión está documentado en el 915, no es menos cierto que las fechas de
repoblación de estas tierras son anteriores, ya que podemos situarlas entre los
años 866 año que se toma como referencia al hablar de la repoblación en la
zona de Saldaña, y el año 884 para la zona de Castrojeriz, pueblos estos que
se tomaron como base para la posterior colonización y reorganización de la
cuenca media del río Carrión y del río Pisuerga. En la primera parte de este
trabajo también documento y relato los primeros fueros que conceden la reina
Urraca y el abad de Sahagún a este asentamiento humano que nos ocupa.
Bien,
entramos en materia. Los arqueólogos de M.C.R.
nos dicen en su informe:
Que
con motivo de un deslinde realizado para remarcar las cunetas del propio Camino
de Santiago [...], aparecieron los restos humanos que originaron la excavación
arqueológica.
Se
trazó una cata de 15 X 2 m. cuya anchura correspondía a la propia existente en
el camino, la longitud se determinó teniendo en cuenta la zona en cuyo perfil
aparecían restos óseos.
Los materiales que encontraron fueron tan solo "algunos
fragmentos de tejas", ya que no hallaron ajuar alguno ni en las
fosas ni en los alrededores.
Conviene recalcar que los restos humanos se encuadran entre los siglos
XII y XIV, época ésta en la que la peregrinación a Santiago estaba en pleno
apogeo.
Los
trabajos arqueológicos se realizaron en dos fases; en la primera se estudia la
necrópolis y, en la segunda, el camino que atraviesa este pago, llegando a la
siguiente conclusión:
[...]
Olvidado el recuerdo de que aquí existió un cementerio, se dispuso un grueso
solado formado por gravas de gran tamaño como cimentación de la tierra que se
echó encima y que corresponde al camino que se ve a simple vista.
La razón de esta cimentación habría que buscarla en el hecho de que el camino
original estaba por debajo del nivel freático, lo que suponía que todos los años y en época de lluvias esta zona quedase anegada [...].
En el estudio de la necrópolis (primera fase) se encontraron dieciocho
enterramientos, "siendo todos inhumaciones en fosa simple”,
y con “orientación Oeste-Este". Los restos están boca arriba, la
cabeza al Oeste y los brazos cruzados en posición "orante", sin caja,
desnudos, envueltos en un sudario sin botones, hebillas, etc. Se piensa que la
cara estaría cubierta en algunos casos con un paño, ya que se encontraron dos
cráneos con manchas de color, que suponen los arqueólogos se deben a la
descomposición de los bordados de dichas telas.
No existe duda de que las tumbas fueron utilizadas en varias ocasiones,
ya que se hallaron restos óseos de otros individuos "generalmente en la
zona de los pies o en los laterales". Esto nos hace pensar en
enterramientos anteriores, posiblemente de la misma familia, aprovechando la
misma fosa puesto que no escaseaba el terreno.
Sólo se encuentran tumbas de una variedad que los arqueólogos definen
como "tumbas en fosa":
Todos
los ejemplares se asocian con esta morfología, se trata de un hoyo de forma
ovalada, de mayor o menor profundidad, excavados en el estrato natural.
Ocho de los individuos encontrados son menores de doce años; el resto
eran adultos, "pero todos menores de cincuenta años". Y, entre estos
diez adultos solamente hay dos mujeres. Ya está estudiado que, aparte del
personal propio de los monasterios (abad, padres, conversos, novicios, legos,
donados etc.), existía la otra población, compuesta por peregrinos, transeúntes,
mendigos y ancianos que se acogían bajo los muros de un monasterio como lugar
donde terminar sus últimos días, y a los que yo llamo "huéspedes de
conveniencia". A esta clase pertenecían los criminales y los desertores de
las milicias que se acogían a la inviolabilidad del lugar sagrado, y al amparo
de derecho de asilo. Y esto, sin olvidar a las familias acogidas (sin duda
eran hijos de éstas los menores de doce años, mencionados
anteriormente).
Entre
otras particularidades, merece destacarse algunos
problemas o patologías: uno de los adultos "presenta una importante
deformación en la cabeza del peroné”; otro, “deformación de la tibia
derecha, quizás debido a una fractura y mala unión del hueso”; y un tercero,
“una trepanación en el lóbulo temporal derecho".
Los arqueólogos
dan la siguiente explicación sobre las mencionadas anomalías:
Dentro
de las patologías identificadas hay un claro predomino de las cojeras
producidas por diversas causas. Hay que tener en cuenta que el lugar que nos
ocupa era un cementerio de un hospital de peregrinos y que aparte de los monjes
y personal que habitase en él, llegarían numerosos caminantes después de
haber recorrido importantes distancias y que en algunos casos (por caídas, fríos,
humedades, etc.) las extremidades inferiores serían las más afectadas y por lo
tanto las que presentarían mayores lesiones.
Las aguas
de la fuente del Hospitalejo siempre tuvieron fama, entre las gentes de Carrión,
de ser curativas para las enfermedades del riñón; sin embargo, para
las gentes de la Cueza y de Villaturde, gozaban de gran predicamento ya
que, según la tradición, solucionaba los problemas de fertilidad de las
mujeres.
Estoy
obligado a cerrar esta segunda parte agradeciendo a D. Clemente Sánchez Alonso, de la sección de
Estructuras Agrarias de la Junta de Castilla y León de Palencia, su amabilidad
y todas las facilidades que me ha dado para poder estudiar el informe que he
resumido muy brevemente en este artículo.
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BIBLIOGRAFÍA
Abajo
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Legajos: Fe de Bautismo de los Regulares Exclaustrados de los
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Legajos: Hojas de Registro de Finca, Censo, Foros e Inventarios
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Libros: Partido de Carrión, Libro de Cargas de los Arrendatarios
de Fincas, y Censos de Monasterios, Conventos y Cofradías; sig.
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Libros: Partido de Carrión, Registro de Fincas Rústicas y
Urbanas del Clero Secular; sig. 257 y 475, años 1859 -1866.
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