LIDERAZGO Y
NEGOCIACION
¿Qué ha significado tradicionalmente
"negociar"?
Todo es negociable. Todos ganan. Pero pocos lo aplican. En un mundo interconectado, las interrelaciones exigen de un permanente proceso de negociación en todos los ámbitos. No hay fórmulas ciertas, pero si estilos y actitudes a desarrollar. Negociamos desde que el mundo es mundo, pero sólo recientemente la negociación ha adquirido su carácter de disciplina sistemática. La negociación era un proceso intuitivo en el que sólo los naturalmente dotados obtenían mejores resultados. Negociar es la actividad que despliegan dos o más partes cuando, a pesar de tener intereses en conflicto, poseen también una zona de conveniencia mutua donde las diferencias pueden resolverse. Cada persona tiene su teoría implícita de negociación, aunque existen distintos métodos aplicados.
Usted negocia porque (y solo cuando) sus metas personales
dependen de la cooperación de otras personas. Así usted negocia porque tiene la
oportunidad de mejorar su situación actual. Un sindicato negocia para mejorar
las condiciones de trabajo de sus empleados, un país negocia para recibir de
otros, más descuentos comerciales favorables, y un comprador negocia con un
vendedor para conseguir el precio más bajo por el producto.
¿Que es una negociación?
Las negociaciones son procesos a través de los cuales dos o más partes
tratan de reducir o terminar un conflicto entre ellos. Una negociación exitosa
es entonces cuando las partes suscriben un compromiso. Una negociación no
implica el uso de la fuerza bruta, las partes deben hacer concesiones,
comunicarse y persuadir para alcanzar este compromiso.
La negociación
es una cuestión de manipulación de percepciones en una cantidad de maneras
diferentes; la cuestión de reunir las percepciones de ambas partes de sus metas
en forma tal, que una formula que sea conjuntamente satisfactoria es alcanzada.
Parcialmente, esta es una cuestión de empaquetado, acomodando las piezas de
forma tal que la mayoría de ellas están incluidas y juntas. Otro aspecto importante
de la manipulación de las percepciones tiene que ver con las afecciones y
sentimientos que rodea la visión de las partes. Si las partes fueran máquinas,
los cálculos de los resultados hubieran sido muy rápidos y fríamente
científicos. Pero, es el ser humano el que está negociado, lo que significa que
son ineficientes debido a que están inseguros de sus informaciones y porque sus
sentimientos estorban. Una de las partes en disputa quiere estar segura de la
legitimidad de sus intereses, en parte porque le preocupa y en parte porque la
legitimidad es la llave para la participación de un acuerdo conjunto. Por
consiguiente, un actor debe aclarar su reconocimiento de los legítimos
intereses de los otros.
Existen además diferentes modelos de negociación
los cuales son estilos de negociación específicos que, al tener
características propias, se diferencian entre sí. Pueden citarse, como
ejemplos, los siguientes: a) Ganar a toda costa (H. Cohen); b) Ganar-Perder; c)
Negociar sin ceder (R. Fisher y W. Ury); d) Negociación eficaz (D. Seltz y A.
Modica); e) Modelo de las ocho fases (G. Kenndedy; J. Benson y J. McMillan); f)
Ganar-ganar (F. Jandt y P. Gillette); g) Negociación efectiva (Huthwaite
Research Group); h) Negociar para satisfacción mutua (H. Cohen); i) Modelo
cooperativo (G.Nierenberg); j) Negociación sistémica (M. Schilling). La
enumeración precedente no agota la totalidad de los modelos existentes en
materia de negociación, ni los autores que los describen necesariamente los
recomiendan. En algunos casos así lo hacen; en otros, en cambio, se limitan a
conceptualizarlos y desarrollarlos. Tomemos como ejemplo la obra de Roger
Fisher y William Ury, "Cómo obtener el sí". Es un modelo desarrollado
a través de investigaciones realizadas en el ámbito de la Universidad de
Harvard y probado en el campo empresarial, profesional e incluso en el ámbito
internacional (Acuerdos de Camp David). El proceso enfatiza en el aspecto
comunicacional de la negociación, procurando arribar a un resultado beneficioso
para todas las partes involucradas en el conflicto. Del tradicional esquema
ganar-perder se pasa a otro ganar-ganar. Esto no implica que todas las partes
puedan obtener todo lo que desean, sino que obtendrán más de lo que podrían
conseguir a través de cualquier otro modo que pudieran elegir para la
resolución de su disputa. Se trata de un método simple en su conceptualización
técnica, pero que requiere diversas habilidades para ser desarrollado en la
práctica con óptimos resultados. La negociación es una habilidad y, por lo
tanto, el sólo conocimiento del método no transforma de por sí a la persona en
un buen negociador. Del mismo modo, para ser un negociador es necesario
aprender la práctica del método antes del inicio del proceso, en la preparación
previa, durante su realización, con el feedback que se recibe del otro y luego
de su finalización para examinar el resultado del proceso y su posibilidad de
mejorarlo a partir de la enseñanza. El éxito de una negociación es difícil de
definir porque depende de las expectativas de cada parte pero, en general,
puede afirmarse que la negociación será exitosa cuando satisfaga los intereses
propios de un modo mejor al que se habría logrado por fuera de la negociación.
La
negociación no es una competencia en la que existen un ganador y un perdedor
participantes. El secreto del éxito está en que ambos ganen lo máximo posible.
Entiéndase a usted mismo y haga su mejor esfuerzo por entender a su
contraparte. Sun Tzu dijo hace 2400 años "Si tu te conoces a ti mismo, tu
ganas cincuenta de cien batallas. Si conoces a la otra persona ganas cincuenta.
Pero si te conoces a ti y a tu contraparte ganas cien batallas de cien”.
¿Cuáles han sido en general las principales
deficiencias de las formas tradicionales de negociar?
Mala Preparación: Al no
estar preparados cedemos la iniciativa a la otra parte. Reducimos las
posibilidades de que podamos tener algunos buenos argumentos e ideas que
solucionarían rápidamente el problema a
mutua satisfacción.
Centrarse en las posiciones en
lugar de los intereses: De esta manera se fracasa en explorarlos intereses
reales que yacen bajo las posiciones; es menos probable que descubran los
beneficios mutuos que podrían hacer que ambas partes acabaran por estar mejor.
Pensar únicamente en lo que
nosotros queremos: Un posible acuerdo que satisfaga únicamente nuestros
intereses es inútil, sino satisface también la otra parte lo suficientemente
bien para que ellos estén deseosos de aceptarlo.
Utilizar un enfoque estrecho y
parcial: Los negociadores con frecuencia, se preparan para una
negociación intentando imaginarse lo que ellos quieren, y quizás esbozan hasta
3 variaciones sobre el mismo tema: Lo que les encantaría conseguir; lo mínimo
con que se conformarían; y algún punto realista a medio camino de los otros
dos. Esto traerá consigo cometer 2 errores: 1. Centrar el enfoque en lo que
usted quiere sin tener en consideración los intereses de la otra parte y 2. Una
única posición incluso con algunos retrocesos que lo dejaran sin preparación
para considerar un amplio y rico universo de posibles soluciones.
No pensar en su “Mejor Alternativa
Para un Acuerdo Negociado(MAPAN)”: Algunos negociadores acuden a una
negociación sin saber que es lo que van a hacer si no se llega a un acuerdo.
Ignorar completamente la
legitimidad: No prepararse para discutir los criterios objetivos puede
ser un error muy costoso ya que, se pueden ver inmersos en una negociación sin
ser capaces de decir mucho mas de “ pongámonos de acuerdo en esto, porque es lo
que yo quiero” sin saber si eso tiene sentido o es adecuado.
No conseguir imaginarse como su
adversario explicará el acuerdo: Si usted supone que es su problema
presentar una explicación aceptable, se arriesga a que no sean capaces de
hacerlo. Puede que ellos acepten o no el acuerdo (porque es difícil aceptarlo
si no pueden explicar el motivo), o puede que lo acepten pero no consigan
cumplirlo de la forma en que lo harían con un trato que pudieran comprender y
explicar.
Pensando sólo en una única base
lógica: Acudir a una negociación convencido de que solo existe una
respuesta correcta es una receta segura para encontrarse con una negociación
tensa y controvertida, en la que alguien gana y alguien pierde.
Centrarse en ensayar frases: Cuando los
negociadores gastan la mayor parte de sus energías en lo que van a decir a la
otra parte, es muy probable que digan lo que no deben decir. Esto limita
nuestra capacidad de hacer algo mucho mas importante: Escuchar y Comprender.
Ignorar los puntos débiles o
ángulos muertos: Actuar como si pudiéramos estar seguros de las
intenciones de los demás, o de la forma en que nuestras acciones hacen impacto
en ellos interferirá con nuestra capacidad de trabajar juntos de una forma
eficaz.
Confundir la relación y lo
esencial: Entre los errores mas comunes –y mas humanos- esta el de
englobar la gente y el problema. O sea, tendemos a confundir los temas de la
relación con los de lo esencial: números, fechas, términos y condiciones. Si no
se hace una distinción, es probable que nos encontremos intentando arreglar una
relación, haciendo concesiones sustantivas o esenciales y viceversa. No
Funcionará.
No conseguir determinar que
acciones son necesarias para alcanzar un acuerdo: A veces
los negociadores no consiguen pensar cuidadosamente en la secuencia de sucesos
que serán necesarios para llegar a un acuerdo que este a punto para ser puesto
en practica. Es frecuente que dejemos de recordar que una decisión no se
traduce siempre en acción, si los pasos necesarios no han sido pensados antes y
si aquellos cuya colaboración se exige no han sido consultados o tenidos en
cuenta.