Reeducar la mente
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Kababelan Blog |
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21 de febrero de 2008 EL PODER DE LA FE La luz es la fuerza creadora. La luz impregna el Universo, la luz mueve el Universo, la luz dirige el Universo. La luz se halla en el interior de todas las cosas y pugna por manifestarse. La luz es la matriz que gesta el Universo, pero sin embargo es la hermana pequeña de la Oscuridad. La luz alcanza a la oscuridad y crea, no obstante la oscuridad siempre llega primero, pues se halla en todas partes antes de que aparezca la luz. En el Reino Oscuro germina la luz y nace entonces toda creación. Nuestro cerebro y nuestra médula espinal funcionan también con luz. La ciencia ha descubierto que a las neuronas las atrae la luz. Mediante experimentos con láser se ha comprobado que éste estimula el crecimiento de los axones e incluso los dirige. Un haz de luz láser distante de la neurona atrae al axón como si fuera un encantador de serpientes y consigue estimular y dirigir su crecimiento en la dirección deseada (Instituto de Ciencias Fotónicas de Barcelona 2008). Hasta ahora se pensaba que sólo a través de moléculas que atraían químicamente al axón se lograba que se estirara y creciera. Pero la luz lo atrae, lo guía, y entonces las proteínas se ponen a trabajar y dan cuerpo al nuevo tejido. La luz puede crear de esta forma sinapsis nuevas. La luz es la esencia de nuestra médula y de nuestro cerebro y también de todo nuestro cuerpo. La Biofotónica será una importantísima ciencia en un próximo futuro. Hay biofotones escondidos en cada una de nuestra células. Si logramos activarlos y dirigirlos podemos encontrar la fuente de toda curación en el interior de nosotros mismos. Cuando Jesús se dirigía a alguien a quien había curado y afirmaba: Tu fe te ha sanado. ¿Que quería en realidad decir? ¿Que es la fe? Manipulados por líderes religiosos se ha dicho que fe es creer en una doctrina que ellos nos trasmiten, en una verdad revelada, en un Libro Sagrado, etc. ¿Pero es esto la fe? ¿Creer en lo que nos dicen otros o en lo que otros han escrito? La fe no es esto. La fe es un poder, en realidad es el poder de nuestra mente/alma para dirigir la luz. Todo el Universo está conectado a través de la luz. Todo lo que existe tiene su sustento en la luz. La creencia en determinadas ideas, en relatos religiosos o filosóficos, la fe cognitiva ... no es la fe que aquí referimos. Esta fe es un poder o fuerza que todos poseemos latente, el poder del alma/espíritu/corazón para activar y dirigir la luz interior. La luz está siempre dentro de las cosas o los seres. Así la luz que emana del sol se halla en el interior de su materia y es liberada debido a gigantescas reacciones nucleares de fusión atómica. Esa luz surgida de la materia del sol inunda todo el sistema solar y se proyecta hasta el confín del universo y del tiempo, ya que la luz tiene la propiedad de viajar eternamente. De la misma forma en el interior de la materia de nuestro cuerpo, dentro de las mismas células hay luz que a la vez se activa con luz, pero también, y este es el secreto, con la mente/emoción/imaginación/fe. Nuestro espíritu tiene la capacidad potencial de desarrollar nuestra luz interior y de conectar con la luz toda del universo. Este potencial sorprendente del ser humano es la fe que aquí se menciona. Nuestra meta evolutiva espiritual es alcanzar la madurez personal que nos permita usar este poder de la luz. En realidad estamos aquí en el mundo para aprender a desarrollar esta divina capacidad y así lograr recrear la realidad y a nosotros mismos. La luz transforma la materia porque es su esencia. Y la esencia de la luz es el espíritu, al que el ser humano accede a través de su alma. La búsqueda, desarrollo y transformación del alma es la meta que casi todos hemos olvidado. A veces hay sueños en nuestra juventud que nos muestran el camino pero el ego se desarrolla pronto en el mundo de los sucesos y deseos ordinarios y así morimos sin conectar con nuestro espíritu, sin permitir a lo divino rozar siquiera levemente la tierra. El dios/luz, que no el dios/sol como algunos creen, mora en secreto en nuestro interior. Esta luz universal, cósmica y eterna y su increíble fuerza creadora es la llama que sostiene el universo. También a la gran deidad/luz creadora de Todo se la conoció en el pasado como la Diosa, la Gran Madre, etc ... o en Sumeria se representó su mejor aspecto o cualidad con el nombre de Ishtar, la Estrella Refulgente que mora entre todos los mundos y realidades. Mas la Fe, el dormido poder que activa y mueve la Luz, es nuestra herencia divina que casi nunca sabemos usar. Ser Uno con la Madre Luz que mora en la Oscuridad, ser una ventana de esa Luz es el destino más alto que podemos vislumbrar. Cada vida humana es una oportunidad para aprender a conocernos y despertar el poder dormido de la fe. La vida puede convertirse en una iniciación, es decir un viaje hacia nuestro interior que nos permita proyectar nuestro ser renovado como verdadera luz. Kababelan
19 DE DICIEMBRE DE 2007
El desarrollo del alma.
Estamos hechos de pensamientos. Somos nuestros pensamientos y sentimientos. La materia es sólo un caparazón que envuelve a la crisálida del espíritu. Y la vida en el mundo es el crisol donde se forja el alma, que es el vehículo del espíritu eterno. Nos hallamos atrapados en la inconsciencia de nuestros pensamientos, en la cárcel de nuestras emociones, en la furia de nuestras descontroladas y maltratadas pasiones. En realidad somos un torbellino de pensamientos ubicados en un punto del espacio-tiempo. El cuerpo y la materia nos dan la forma, pero esa forma es sólo la envoltura de una esencia que se halla en estado de gestación y que podemos denominar el alma. Cada vez que tenemos un pensamiento atrapamos una etérea sustancia que alimenta y se adhiere a la creciente alma, como un fino telo que la nutre. Nuestros pensamientos generan ipso facto emociones que son canales de poderosas energías. Todo ese fluir ininterrumpido de pensamientos a lo largo del tiempo, de los años, de las estaciones, de los días .... constituye la sustancia de nuestra mente y la forma de nuestro ser.
Estamos hechos de pensamientos. Somos un sueño del espíritu que se esconde en el fondo de nuestra alma. Somos un sueño que podemos alterar, pues la realidad que vivimos es un tejido configurado por el cruce de múltiples sueños. Cada pensamiento es un finísimo velo que se adhiere al alma y crea el tejido de un vestido. Hay vestidos hermosos y vestidos horribles. Podemos elegir los hilos y telas de esos vestidos. Tenemos el poder sobre el pensamiento y por ello el poder de construirnos a nosotros mismos. Kababelan
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