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Si recordamos a los nueve coros angélicos, Serafines, Querubines, Tronos, Poderes, Dominaciones, Virtudes, Principados, Arcángeles y Angeles, veremos que siempre el último de los coros que se nombra es justamente el más cercano al hombre: el coro de los ángeles de la guarda.
Si bien la mayoría de las personas - aunque durante su infancia hayan rezado a su ángel de la guarda todas las noches - no es conciente de la presencia de este ser protector a su lado, todos tenemos un ángel de la guarda personal, asignado especialmente para cuidarnos, protegernos y aconsejarnos, durante toda nuestra vida.
El ángel de la guarda hace a su vez de "voz de la conciencia", intentando ayudarnos y guiarnos en nuestro camino de aprendizaje, consolarnos en momentos de tristeza o dificultad, y concedernos nuestros deseos cuando le hacemos algún pedido de forma directa (siempre que sea para bien y no interfiera con el libre albedrío de otras personas)
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