Artículos Especializados
Consulte informacíon específica relacionada con las serpientes LAMPROPELTIS

 

 
 


Volver     Imprimir

ENFERMEDADES Y OTROS PROBLEMAS COMUNES

Por muy experimentado que sea un criador de Lampropeltis, seguro hasta a él le resultará muy difícil identificar con completa seguridad algunas enfermedades de sus serpientes. Esto se debe a que, cuando una Lampropeltis se encuentra enferma, por norma general, se esconde en su agujero, hasta que poco a poco se consume.

Pero ¿qué serpiente no actúa más o menos de la misma manera, pasando gran parte de su día escondida, aún estando en perfecta salud? He ahí la principal dificultad existente para determinar si nuestro animal está enfermo o no, y en el caso de que lo esté, descubrir qué enfermedad padece.

Ante tal dificultad, tengamos presente estas dos máximas: 1º no dudemos en llevar a nuestro animal a un veterinario especializado si percibimos comportamientos extraños o cambios físicos repentinos en nuestra serpiente y que nos induzcan a pensar que padece una enfermedad y 2º, optemos por hacer caso al infalible dicho “más vale prevenir que curar”, especialmente oportuno cuando lo aplicamos a las Lampropeltis.

PREVENIR PARA CURAR

Podemos afirmar sin equivocarnos que, la mayoría de enfermedades contraídas tienen su origen en errores de manejo, siendo dos de los más importantes la falta de higiene y carencias nutricionales.

Ante este asunto, parece sencilla la manera de evitar enfermedades a nuestras Lampropeltis, aunque en la práctica es más trabajoso, y quizás percibamos que debemos cambiar algunos de nuestros métodos en estos dos aspectos.

Por ejemplo, para asegurar una correcta higiene que evite la acumulación de bacterias y parásitos, deberemos retirar inmediatamente los excrementos que deposite nuestra serpiente, pues las condiciones dentro del terrario (alta temperatura y elevada humedad) permiten que en pocas horas las bacterias infecciosas proliferen sobre éstos, pudiéndose extender al resto del terrario.

Otra medida fundamental consiste en dar baños de agua tibia al menos cada dos semanas a nuestras Lampropeltis, para favorecer la rehidratación y obtener una piel sana y libre de parásitos.

En tercer lugar, no dudemos en cambiar el sustrato que utilicemos tan frecuentemente como nos sea posible, usándolo con un máximo de dos meses. Finalmente, unas dos o tres veces al año, limpiemos por completo nuestro terrario, vaciándolo totalmente, hirviendo durante unos minutos los elementos que podamos (cristales, rocas y plantas decorativas de plástico) y utilizando si nos es posible, productos especializados para realizar una limpieza totalmente aséptica. Las lejías y detergentes, si no se aclaran concienzudamente, pueden provocar irritaciones en nuestro animal.

En cuanto a la alimentación, solucionaremos las carencias que se presenten empleando alguno de los muchos complejos vitamínicos existentes en el mercado diseñados específicamente para reptiles. Hay que entender que los poseedores de Lampropeltis nos vemos obligados a alimentarlas exclusivamente con ratones, pues sus otros alimentos preferidos (serpientes pequeñas o lagartijas) aun no se comercializan como alimento, o si se hace, el precio es muy elevado. Esto provoca que la nutrición, si bien no es deficiente, no resulta todo lo completa que desearíamos. Así, al menos procuraremos que los ratones que les ofrezcamos estén bien alimentados, sean jóvenes y no demasiado “gordos”.

Como ejemplo, una mala dieta (aparte de otros motivos como deshidratación, o insuficiencia renal) puede producir un exceso de vitamina D3. Esto a su vez, provocará una excesiva absorción de calcio que generará depósitos en sus órganos, incluidos los reproductores.

ESTRÉS

A primera vista, puede resultarnos paradójico que un animal sufra estrés, y más si se trata de una Lampropeltis. Pero posiblemente ésta sea la principal afección que puede sufrir nuestro animal, que en su estadio más grave, puede producir la muerte. El estrés provocará que nuestra Lampropeltis se muestre, según su carácter de dos maneras diferentes, o bien extremadamente agresiva y alterada (menos frecuente) o bien excesivamente inactiva y desganada, provocando en ambos casos falta de interés por alimentarse. Si esta situación se prolonga, originará una grave desnutrición, y posteriormente, si no se remedia, su muerte.

De nuevo, aplicaremos la máxima “prevenir antes que curar”, por lo que evitaremos todo aquello que pueda alterar o estresar a nuestra serpiente. Son muchos los motivos que pueden provocar estrés, y no todos aplicables a los mismos tipos de Lampropeltis, o hasta dentro del mismo tipo, a todos los ejemplares. Por ejemplo, y como norma general, una sinaloa no se mostrará especialmente alterada si la tomamos con frecuencia en nuestra mano. Pero decíamos por regla general, porque he visto personalmente ejemplares de sinaloa que al acercarse una mano, se comportaban con una agresividad digna de una víbora.

Así, si bien la excesiva manipulación de nuestro animal puede motivar su estrés, nosotros seremos los que deberemos establecer qué es “excesivo”.

Deberemos cuidar también aspectos básicos como la temperatura, pues si es excesiva producirá hiperactividad, que a su vez puede desembocar en estrés. Lo mismo sucede con la humedad.

Pero creo que el factor que en más ocasiones provoca estrés son los abusos en el fotoperíodo (cantidad y potencia de la luz que recibe). He observado que en algunas tiendas, a fin de ampliar el impacto visual al cliente, se colocan sobre los ejemplares unas tremendas bombillas, y que además, estas se mantienen encendidas desde que se abre el negocio hasta que su cierre, lo que supone aproximadamente 12 horas continuadas.

Para la mayoría de especies de Lampropeltis, y en especial las más delicadas, esto es una aberración, pues como media sólo necesitan de 6 a 8 horas de luz artificial SUAVE. Algunos criadores hasta desaconsejan la utilización de luces artificiales.

Por la tanto, hemos de evitar los períodos largos de luz y también reflejos de cristales o espejos o luz solar directa que pueda entrar por alguna ventana. Los ruidos excesivos, malos hábitos alimenticios (por ejemplo ofrecer ratones demasiado grandes o espaciar demasiado la alimentación) y la presencia de otros ejemplares agresivos en el mismo terrario son también principales motivos de estrés para nuestras Lampropeltis.


ESTOMATITS INFECCIOSA

Esta es la enfermedad bacteriana más frecuente en las Lampropeltis. Se origina generalmente en la boca del animal y se puede extender al resto del aparato digestivo, provocando su muerte en pocos días. El proceso de aparición de esta enfermedad es el siguiente: debido al estrés o una higiene deficiente, un tipo de bacterias que forman su flora bucal (gram positivo – “aeromonas” p. ej.) provocan una infección.
Esta infección, si es demasiado grave, y la serpiente no puede eliminarla por sus medios biológicos, hace que el paladar se le inflame ostensiblemente y que secrete pus y sangre por la boca. Más adelante, la serpiente es incapaz de cerrar la boca, y de seguro en este momento ya nos daremos cuenta de que nuestra Lampropeltis sufre un grave problema.
Si no se pone fin a esta situación, evidentemente nuestra serpiente será incapaz de comer, además la infección se extenderá hasta que acabe con su vida.
A pesar de la gravedad de la enfermedad, tenemos la ventaja sobre otras de que muestra señales externas (pus por la boca, que es incapaz de cerrar) y que podemos tratarla hasta que encontremos a un veterinario experto. Con un bastoncillo, aplicaremos en la zona infectada de la boca agua oxigenada muy diluida en agua (a un 5%) para extraer todo el pus de su interior. A continuación, podemos aplicar de la misma manera un enjuague bucal (PLAX, KEMPHOR, ORALDINE..) comprobando que entre sus propiedades, sea capaz de actuar eficazmente contra bacterias nocivas.

A pesar de todo, y como hemos mencionado, éstas son sólo medidas provisionales, pues deberemos llevar inmediatamente al animal a un veterinario.

Para evitar la aparición de esta enfermedad, no olvidemos cambiar a diario el agua del terrario, pues si se ensucia demasiado puede contener el tipo de bacterias que producen la infección. Además, hagamos un examen cada semana del interior de su boca

AMEBIASIS Y SEPTICEMIA

Aunque diferentes enfermedades, presentan externamente los mismos cuadros, y son extremadamente graves, pero por suerte no demasiado frecuentes. Son infecciones de origen parasitario y bacteriano respectivamente, que producen profundos daños al sistema digestivo y respiratorio, provocando la aparición de pus y sangre por la boca y en los excrementos. En ocasiones excepcionales, la amebiasis puede afectar al sistema reproductor.

No hay nada que podamos hacer para aliviar a nuestro animal, solamente acudir de manera urgente a nuestro veterinario, que le aplicará los antibióticos oportunos.

El terrario donde se cultivó la enfermedad deberá ser desinfectado minuciosamente, o hasta, si nuestra economía nos lo permite, desechado.

Subir     Volver     Imprimir