Los términos crisis y cambio se aplican a
experiencias que afectan profundamente tanto a la organización como
a los individuos que la integran. Los acontecimientos económicos,
políticos, sociales del contexto golpean a la organización y
producen cambios profundos en la orientación, en los propósitos, las
intenciones y motivaciones de la gente.
La crisis
supone la ruptura de una regularidad, que impide prever
anticipadamente los eventos futuros, lo cual es crucial para la
supervivencia. Frente a una situación de crisis, se pueden asumir
dos actitudes:
a) Actitud pasiva: se padece la
crisis sin intentar la reversión o modificación del fenómeno. Puede
deberse a una paralización producida por el pánico, o corresponder a
una actitud conservadora de resistencia a admitir la revisión de
marcos referenciales desactualizados.
b) Actitud
activa: asumir el análisis y la reflexión de los fenómenos.
Iniciar un proceso de observación que permita elaborar las
ansiedades que se reactivan ante situaciones de crisis.
Delimitación de algunos conceptos fundamentales:
La crisis es la consecuencia de una modificación
inesperada, provocando un estado de desequilibrio e incertidumbre.
La crisis se desencadena por una sucesión de cambios que compromete
el campo de las interacciones de la organización.
Para
producirse una crisis confluyen factores externos a la organización
(contexto económico, político, etc,) y factores internos. El impacto
externo moviliza ciertas dimensiones internas del sistema
organizacional, produciendo la emergencia de conflictos que antes
permanecían latentes.
Para Marris hay tres tipos de
cambios:
1) Cambios incrementales o de
sustitución: no implican una revisión profunda del sistema y
están referidos a nuevas formas de enfrentar las necesidades o
intenciones establecidas.
2) Cambios que implican
crecimiento: incorporación gradual de experiencias en el marco
de los propósitos del sistema, aportando mayor riqueza y
complejidad.
3) Cambios que implican pérdidas
actuales o futuras, representando una crisis de discontinuidad.
Son profundamente perturbadoras del sistema individual y
organizacional.
Los cambios externos influyen en la
organización, pero los límites de ésta, al señalar un espacio
propio, hace que la organización pueda seguir siendo la misma.
Si los cambios contextuales son muy bruscos e intensos,
pueden desdibujar los límites de la misma organización, lo que
repercute en la identidad y pertenencia de sus miembros. Su espacio
protegido se ve amenazado.
Deberán focalizar en el
manejo de los límites en la relación con el contexto en beneficio de
la propia organización.
En situación de crisis es
preciso ser hábiles para evaluar el contexto, advirtiendo las
características que afectan a la organización y manejar los
conocimientos adquiridos para evitar cometer errores. En estos casos
es probable que la organización necesite ayuda externa.
Un consultor, ajeno a la realidad de esa organización,
podrá establecer los lineamientos necesarios para ajustar las
disfunciones que aparecen en estos contextos.
El
Análisis Organizacional, tomado como proceso de cambio para encarar
y enfrentar aquellos problemas que obstaculizan el normal desarrollo
de la organización, es el principal objetivo a cumplir, siempre de
común acuerdo con la empresa-cliente.
Mediante un
abordaje sistémico los problemas que aparecen pueden ser observados
desde varios ángulos, en una suerte de rastreo de las diferentes
variables a investigar. Comprender no solo los aspectos
interpersonales, sino también los organizativos, productivos,
axiológicos, los sistemas de creencias, los patrones interconectados
y la misión y visión de la organización.
En un contexto
de crisis se deberá mantener fundamentalmente vínculos de confianza
entre los miembros de la organización, un buen liderazgo y una ética
profesional.
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