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Por: Ing. José Luis Hernández Cabrera
El
análisis financiero es una técnica de evaluación del comportamiento
operativo de una empresa, diagnóstico de la situación actual y predicción
de eventos futuros y que, en consecuencia, se orienta hacia la obtención
de objetivos previamente definidos. Por lo tanto, el primer paso en un
proceso de ésta naturaleza es definir los objetivos para poder formular,
a continuación, los interrogantes y criterios que van a ser satisfechos
con los resultados del análisis —que es el tercer paso— a través de
diversas técnicas.
Las
herramientas de análisis financiero pueden circunscribirse a las
siguientes: a) análisis comparativo, b) análisis de tendencias; c)
estados financieros proporcionales; d) indicadores financieros y e)
análisis especializados, entre los cuales sobresalen el estado de cambios
en la situación financiera y el estado de flujos de efectivo.
Los
indicadores financieros agrupan una serie de formulaciones y relaciones
que permiten estandarizar e interpretar adecuadamente el
comportamiento operativo de una empresa, de acuerdo a diferentes
circunstancias. Así, se puede analizar la liquidez a corto plazo, su
estructura de capital y solvencia, la eficiencia en la actividad y la
rentabilidad producida con los recursos disponibles.
En
consecuencia los indicadores se clasifican de la siguiente forma:
Razones
de liquidez
1)
Razón corriente 2)
Prueba ácida 3)
Capital de trabajo 4)
Intervalo básico defensivo
Estructura de capital
5)
Leverage total 6)
Nivel de endeudamiento 7)
Número de veces que se gana el interés
Razones
de actividad
8)
Rotación de cartera 9)
Período de cobranza de la cartera 10)
Rotación de inventarios 11)
Días de inventario 12)
Rotación de proveedores 13)
Días de compra en cuentas por pagar 14)
Ciclo neto de comercialización 15)
Rotación de activos
a) Ventas a efectivo
b) Ventas a cartera
c) Ventas a inventarios
d) Ventas a activos fijos
Razones
de rentabilidad
16)
Rendimiento sobre la inversión 17)
Margen de ganancias 18)
Rendimiento del patrimonio
Una
vez calculados los indicadores seleccionados para responder los
interrogantes planteados se procede a su interpretación que es, quizá,
la parte más delicada en un proceso de análisis financiero, porque
involucra ya no una parte cuantitativa, sino una gran carga de
subjetividad y de limitaciones inherentes al manejo de información que
pudo, entre otras cosas, haber sido manipulada o simplemente mal
presentada. Además existen una serie de factores externos que inciden en
los resultados obtenidos, principalmente por efecto de la inflación.
Por
tal motivo, todas las operaciones realizadas por una empresa, en un período
dado de tiempo, deben ser sometidas a un proceso de ajustes por inflación,
con el propósito de que las cifras arrojadas, por dichas operaciones,
se expresen en pesos constantes o del mismo poder adquisitivo. Además,
para fines comparativos, los estados financieros deben ser actualizados
de un año a otro, después de haber sido ajustados por inflación.
Esta
situación hace que ciertas razones financieras no puedan ser calculadas
con las cifras emitidas en los estados financieros, sino que deban ser
sometidas a una depuración o "corrección" adicional, que
propugna porque la interpretación de tales resultados no esté
distorsionada y conduzca a juicios erróneos y a la toma de decisiones
equivocadas.
CLASIFICACIÓN
DE LAS RAZONES FINANCIERAS
Las
razones financieras han sido clasificadas, para una mejor interpretación
y análisis, de múltiples maneras. Algunos autores prefieren otorgar
mayor importancia a la rentabilidad de la empresa e inician su estudio
por los componentes que conforman ésta variable continuando, por ejemplo,
con la explicación de los indicadores de solvencia, liquidez y
eficiencia. Otros textos plantean en primer lugar la solvencia y después
la rentabilidad y estabilidad, definiendo ésta última en la misma
categoría de la eficiencia. De la misma manera, existen cientos de
razones o índices que pueden calcularse con base en los estados
financieros de un ente económico, pero no todos son importantes a la hora
de diagnosticar una situación o evaluar un resultado.
Por
tales motivos, en éste texto los diversos indicadores se han
clasificado en cuatro grupos y sólo se explicarán aquellos de uso más
corriente y que posean una real importancia para los fines previstos en la
obra y sus usuarios. Dichos grupos son:
1.
Razones de liquidez, que evalúan la capacidad de la empresa para
satisfacer sus obligaciones a corto plazo. Implica, por tanto, la
habilidad para convertir activos en efectivo. 2.
Razones de estructura de capital y solvencia, que miden el grado en
el cual la empresa ha sido financiada mediante deudas. 3.
Razones de actividad, que establecen la efectividad con la que se
están usando los recursos de la empresa. 4.
Razones de rentabilidad, que miden la eficiencia de la administración
a través de los rendimientos generados sobre las ventas y sobre la
inversión.
A
su vez, cada uno de éstos grupos incorpora una serie de razones o índices
que serán estudiados de manera independiente. Sin embargo, antes de
entrar en el estudio propuesto de los indicadores financieros, debe
llamarse la atención sobre un hecho que, extrañamente, pasa
desapercibido en la mayoría de los textos sobre análisis de estados
financieros publicados para estudiantes de nuestro país. Tal hecho se refiere
a la inflación que es recurrente en nuestro medio y que, además, de
manera obligatoria debe ser calculado y contabilizado su efecto. Estas
circunstancias (inflación y registro contable) conducen a una nueva
forma de interpretación de los resultados obtenidos, por cuanto la
presencia del fenómeno inflacionario en las cifras financieras puede
producir graves distorsiones frente a los estándares hasta ahora
utilizados como medida de evaluación y comportamiento.
5.3
UTILIDAD POR EXPOSICIÓN A LA INFLACIÓN Las normas fiscales y contables definen la utilidad o pérdida por exposición a la inflación como el saldo crédito o débito registrado en la cuenta de corrección monetaria, respectivamente. A su vez, la cuenta de corrección monetaria se conforma por los ajustes por inflación practicados a las cuentas no monetarias del balance y a todas las cuentas del estado de resultados, tal y conforme se resume en el siguiente cuadro:
De
acuerdo a la definición dada, respecto de los ajustes que afectan la
cuenta de corrección monetaria puede verse claramente que dicha cuenta
está conformada por a) ajustes a cuentas del balance y b) ajustes a
cuentas de resultado. Los primeros, cuyo saldo neto en adelante se
denominará genéricamente "utilidad por tenencia de activos",
aumentan o disminuyen la utilidad porque se contabilizan en cuentas
cruzadas de balance y de resultados; en cambio los segundos no alteran
la utilidad contable, por cuanto su registro afecta, como un débito y
como un crédito —simultáneo— sólo cuentas del estado de resultados.
Así mismo, una parte de los ajustes por inflación a los activos se
traslada al estado de resultados, bien sea como un mayor valor del costo
de la mercancía vendida (ajuste a inventarios), como un mayor gasto por
depreciación, agotamiento o amortización (Activos fijos, intangibles
y diferidos) o como una menor utilidad en venta (inversiones en acciones
y aportes). Por lo tanto, la utilidad contable tradicional está siendo
afectada por tres factores, diametralmente diferentes en su efecto
sobre las pérdidas o ganancias finales:
1.
Ajuste a cuentas de
resultado: no alteran la utilidad final, porque se registran como un
mayor valor del respectivo ingreso o gasto contra la cuenta de corrección
monetaria. Sin embargo, los ajustes por inflación a los dos componentes básicos
del estado de resultados, ingresos y gastos, poseen connotaciones
completamente diferentes para propósitos del cálculo de indicadores
financieros que señalen o diagnostiquen la situación de un ente económico,
aunque su ajuste se justifique en el sentido de que expresan en términos
homogéneos (pesos del último día del período que se estudia) todas las
operaciones realizadas durante el año.
Bajo estas circunstancias, el ajuste por inflación a los costos y gastos generales se define como el mayor valor que tendría que desembolsar la empresa para incurrir en los mismos costos y gastos pero el último día del año o período, cuando los precios de dichos conceptos se han incremento como producto de la inflación. Es decir que, si la empresa quisiera seguir operando por lo menos en las mismas dimensiones y magnitudes del ejercicio anterior, debería tener recursos suficientes para atender sus costos y gastos, pero a los nuevos precios. En éste sentido, el ajuste por inflación a los costos y a los gastos debe restarse de las utilidades porque representa el mayor desembolso que se tendrá que hacer y, por lo tanto, el dinero para atender ésa mayor salida de dinero debe provenir de las utilidades, si no se quiere deteriorar el patrimonio de la compañía. Por ello, para efectos del análisis por razones los costos y gastos se deben tomar ajustados por inflación.
En
cambio, el ajuste por inflación a los ingresos sólo es útil para propósitos
de comparación entre un ejercicio y otro, mas nó para la estimación
de indicadores financieros, por que dicho ajuste, contrario a lo
explicado en el caso de los costos y los gastos generales, económicamente
no significa, por ningún motivo, que por el hecho de haberse presentado
inflación los ingresos vayan a crecer en forma automática.
2.
Ajuste a cuentas de balance:
Ciento por ciento aumentan o disminuyen las utilidades finales registradas
por un ente económico, porque su contrapartida siempre afecta la cuenta
de corrección monetaria, que pertenece al estado de resultados. Sin
embargo, como se puede observar fácilmente, ésta clase de ganancia no ha
sido realizada y no proviene de las operaciones de la compañía, motivo
por el cuál mal podría incorporarse a los indicadores que utilizan como
parámetro las ganancias o pérdidas reportadas y que incluyen, por
obligación legal, éste tipo de utilidades. En cambio, con algunas
reservas, los ajustes que afectan directamente las cuentas de
balance, por ser la contrapartida de la cuenta de corrección monetaria,
si se toman en el diseño de indicadores financieros.
3.
Ajustes a cuentas de balance
que se trasladan al estado de resultados: parte de los ajustes por
inflación a las cuentas de balance —en uno u otro momento— debe
ser trasladado como un mayor valor del costo o de los gastos generales. Un
caso típico de ésta situación se observa en los inventarios, los cuales
se reexpresan por inflación, pero en el momento de ser consumidos o
vendidos deben afectar las utilidades no por el costo histórico de
adquisición sino por su costo ajustado hasta el momento de ser consumidos
o vendidos. De igual forma, pero en plazos más amplios, ocurre con la
depreciación, agotamiento y amortización, las cuales deben ser
calculadas sobre el costo de adquisición, pero debidamente ajustado por
inflación, lo que produce que el gasto por estos conceptos sea mayor al
que se registraría si no existiera la obligación de realizar ajustes
por inflación.
En
resumen, no es prudente ni técnico tomar las cifras reflejadas en los
estados financieros —ni a valores históricos, ni con cifras
ajustadas por inflación— sin antes comprender con algún grado de
profundidad la filosofía del sistema integral de ajustes por inflación y
las implicaciones que conllevan sus procedimientos de contabilización,
con el objetivo de corregir algunas de las bases que sirven como parámetro
para el cálculo de indicadores financieros. Lo anterior significa que, en
algunos casos, los componentes de una razón o índice deben ser tomados
sobre sus valores originales o históricos de adquisición, en otros de
acuerdo a las cifras ajustadas por inflación y en otros, los saldos deben
ser corregidos para eliminar ajustes parciales o totales por inflación,
tal y conforme se explica extensamente en el estudio de cada uno de los
indicadores incorporados en éste capítulo.
5.4
INTERPRETACIÓN DE LAS RAZONES FINANCIERAS
Por
los motivos expuestos, los indicadores financieros deben interpretarse con
prudencia ya que los factores que afectan alguno de sus componentes
—numerador o denominador— pueden afectar, también, directa y
proporcionalmente al otro, distorsionando la realidad financiera del
ente. Por ejemplo, clasificar una obligación a corto plazo dentro de los
pasivos a largo plazo puede mejorar la razón corriente, en forma engañosa.
Por
tal circunstancia, al estudiar el cambio ocurrido en un indicador es
deseable analizar el cambio presentado, tanto en el numerador como en el
denominador para poder comprender mejor la variación detectada en el
indicador.
En
razón a las anteriores consideraciones, se recomienda el análisis
detenido de las notas a los estados financieros, pues es allí donde se
revelan las políticas contables y los criterios de valuación utilizados.
Así
mismo, los resultados del análisis por indicadores financieros deben ser
comparados con los presentados por empresas similares o, mejor, de su
misma actividad, para otorgar validez a las conclusiones obtenidas. Porque
se puede reflejar, por ejemplo, un incremento en las ventas del 25 por
ciento que parecería ser muy bueno —mirado en forma individual— pero
que, sin embargo, si otras empresas del sector han incrementado sus ventas
en un 40 por ciento, tal incremento del 25 por ciento no es, en realidad,
una tendencia favorable, cuando se le estudia en conjunto y en forma
comparativa.
El
análisis de liquidez permite estimar la capacidad de la empresa para
atender sus obligaciones en el corto plazo. Por regla general, las
obligaciones a corto plazo aparecen registradas en el balance, dentro del
grupo denominado "Pasivo corriente" y comprende, entre otros
rubros, las obligaciones con proveedores y trabajadores, préstamos
bancarios con vencimiento menor a un año, impuestos por pagar, dividendos
y participaciones por pagar a accionistas y socios y gastos causados no
pagados.
Tales
pasivos, deberán cubrirse con los activos corrientes, pues su naturaleza
los hace potencialmente líquidos en el corto plazo. Por esta razón,
fundamentalmente el análisis de liquidez se basa en los activos y
pasivos circulantes, pues se busca identificar la facilidad o dificultad
de una empresa para pagar sus pasivos corrientes con el producto de
convertir a efectivo sus activos, también corrientes. Para
la explicación de cada una de las razones financieras se empleará como
modelo, las cifras de los estados financieros incorporados en el apéndice
de éste texto.
RAZÓN CORRIENTE
Este
indicador mide las disponibilidades actuales de la empresa para
atender las obligaciones existentes en la fecha de emisión de los estados
financieros que se están analizando. Por sí sólo no refleja, pues, la
capacidad que se tiene para atender obligaciones futuras, ya que ello
depende también de la calidad y naturaleza de los activos y pasivos
corrientes, así como de su tasa de rotación. Activo Corriente
/ Pasivo Corriente
En
este caso, la actualización de los inventarios (importante componente de
los activos corrientes) a precios actuales no está influyendo notablemente
en el comportamiento del indicador, hecho que puede señalar una buena
rotación de inventarios. Si los inventarios fuesen muy antiguos, entonces
el indicador tendería a ser mayor después de aplicar el sistema integral
de ajustes por inflación, aunque no necesariamente esto indique una
mejor posibilidad para atender las obligaciones a corto plazo, pues pueden
existir inventarios obsoletos cuya realización en el mercado no sea fácil
de llevar a cabo.
La
interpretación de esta razón financiera debe realizarse conjuntamente
con otros resultados de comportamiento, tales como los índices de
rotación y prueba ácida, aunque todo parece indicar que las razones
estimadas sobre valores históricos, pueden señalar más eficientemente
la situación de las empresas, en el corto plazo, frente a sus
obligaciones.
El
indicador de razón corriente presenta alguna clase de limitaciones en la
interpretación de sus resultados, siendo la principal de ellas el hecho
de que ésta razón se mide de manera estática, en un momento dado de
tiempo y, en consecuencia, no se puede asegurar que hacia el futuro los
recursos que se encontraban disponibles continúen estándolo. Además,
al descomponer los diversos factores de la razón corriente se
encuentran serios argumentos sobre la razonabilidad de su función. Por
ejemplo, los saldos de efectivo o los valores depositados en inversiones
temporales representan sólo un margen de seguridad ante eventuales
situaciones atípicas de negocios y, por ningún motivo, reservas para el
pago de operaciones corrientes de la empresa; pues suponer lo contrario
sería como descartar el principio de continuidad y pensar que la compañía
va a ser liquidada en un futuro cercano.
De
la misma manera, las cuentas por cobrar y el inventario son cuentas de
movimiento permanente y en razón a ello, no es nada seguro suponer que un
saldo alto deba permanecer así, especialmente en el momento en que se
requiera para atender las obligaciones corrientes. Las dos variables están
estrechamente interrelacionadas con conceptos tales como nivel de ventas o
margen de utilidades siendo, en realidad, éstos conceptos los verdaderos
parámetros en la determinación de las entradas futuras de efectivo.
Lo
anterior se puede resumir afirmando que la liquidez de una empresa
depende más de los flujos futuros esperados de efectivo que de los
saldos, de la misma naturaleza, registrados en la contabilidad en el
momento del análisis. Además, la eficiencia en la rotación de las
cuentas por cobrar e inventarios, pretende alcanzar la máxima rentabilidad
en el uso de los activos y no necesariamente obtener mayor liquidez.
Otra
limitación de la razón corriente es que su resultado puede ser manipulado
fácilmente con el fin de obtener cifras que se requieren para algún
propósito especial. Por ejemplo, el último día del año podría
cancelarse un pasivo importante y volverse a tomar el primer día del
ejercicio siguiente, con lo cuál la razón mejora al disminuir simultáneamente,
tanto el activo (de cuyos fondos se toman los recursos) como el pasivo
corriente. También se pueden dejar de contabilizar, en forma premeditada,
partidas significativas que tengan que ver con inventarios en tránsito;
al no registrar ni el activo ni el pasivo, la razón corriente mejora. Así
mismo, se podría aplazar la decisión de efectuar nuevas compras, dada la
proximidad del cierre contable, logrando reducir tanto el activo como el
pasivo corriente, pero incrementando el indicador.
Existen
unos estándares sobre este indicador que, algunas veces, se toman automáticamente
como parámetros de medición, cuando en realidad cada caso particular
debe ser evaluado en sus propias dimensiones. Es así como se afirma que
una relación 2:1, es decir poseer activos corrientes que dupliquen las
obligaciones de corto plazo, es ideal; sin embargo, pueden existir
situaciones en las cuales hayan niveles mínimos de inventarios y óptima
rotación de cuentas por cobrar, con lo cuál habrá liquidez suficiente
para atender los pasivos corrientes, aunque el indicador no parezca ser el
mejor.
De
otra parte, podría pensarse que entre más alta sea la razón corriente,
será mejor la gestión financiera de recursos. Pero, si se mira objetivamente
este caso, un indicador muy alto aunque sea estimulante para proveedores
y entidades financieras, porque prácticamente asegura el retorno de las
acreencias, es también señal de una mala administración del efectivo y
de un exceso en la inversión propia, proveniente de socios y accionistas,
quienes verán afectada la tasa de rendimiento asociada a dicha inversión.
PRUEBA
ÁCIDA
Al
no incluir el valor de los inventarios poseídos por la empresa, este
indicador señala con mayor precisión las disponibilidades inmediatas
para el pago de deudas a corto plazo. El numerador, en consecuencia, estará
compuesto por efectivo (caja y bancos) más inversiones temporales (Cdt's
y otros valores de realización inmediata), denominadas hoy día
"equivalentes de efectivo", y más “cuentas por cobrar”. (Activo
Corriente - Inventarios) / Pasivo Corriente
Como
en el caso de la razón corriente, el indicador de prueba ácida no se
ve afectado por la inflación en razón a que sus componentes son partidas
monetarias, expresadas en valores nominales de origen, es decir, que no
cambian por efecto de las variaciones en el nivel general de precios,
aunque sí se ven fuertemente afectados en términos de poder adquisitivo.
En
el ejemplo, para el año de 20X2 se presentó un notorio deterioro en el
índice, debido posiblemente a la adquisición de nuevos pasivos (véase
balance general comparativo y análisis de tendencias) cuyo destino no
fue capital de trabajo sino inversión en activos fijos. Cabe aquí
preguntarse si la expansión de la estructura física mediante préstamos
a corto plazo permitirá un incremento en las ventas, capaz de generar los
recursos suficientes para atender dichas obligaciones. Muy
posiblemente esta empresa tendrá que reestructurar sus pasivos o vender
parte de los activos fijos, so pena de verse abocada a problemas de índole
financiera.
A
ésta razón le aplican las mismas limitaciones expuestas cuando se
estudió la razón corriente, pues es también una prueba estática que
no toma en cuenta el principio de continuidad y parte del supuesto de que
la empresa entrará en proceso de liquidación y, en consecuencia, no
generará ninguna clase de operaciones que generen flujos de efectivo,
tales como nuevas ventas de productos o servicios propios de su actividad.
Así
mismo, eliminar la cuenta de inventarios del numerador no garantiza
una mejor liquidez pues se debe tomar en cuenta la calidad de las
cuentas por cobrar, concepto que se estudiará más adelante, y la
facilidad de realización del inventario, pues a veces es más fácil
vender el stock de mercancías o productos que recuperar la cartera. Si
las cuentas por cobrar tienen una rotación lenta, se recomienda eliminar
ésta partida para el cálculo de la prueba ácida, incluyendo en el
numerador, por lo tanto, sólo el efectivo y las inversiones temporales o
equivalentes de efectivo. Cuando se realiza ésta depuración, el indicador
así calculado se denomina "razón de liquidez extrema".
CAPITAL
DE TRABAJO
Aunque
este resultado no es propiamente un indicador, pues no se expresa como una
razón, complementa la interpretación de la "razón corriente"
al expresar en pesos lo que este representa como una relación. Activo Corriente
– Pasivo Corriente
Nuevamente
aquí puede observarse que las ligeras variaciones que se presentan
entre los resultados, antes y después de ajustes por inflación, no son
relevantes, lo que señala —como ya se indicó— una óptima rotación
de inventarios.
Este
resultado señala el exceso o déficit de la empresa, representado en
activos corrientes, que se presentaría después de cancelarse todos los
pasivos corrientes. Como puede observarse el capital de trabajo presenta
las mismas limitaciones halladas para la razón corriente, por cuanto
corresponde a la expresión absoluta de un resultado relativo.
INTERVALO
BÁSICO DEFENSIVO Es
una medida de liquidez general, implementada para calcular el número de días
durante los cuales una empresa podría operar con sus activos líquidos
actuales, sin ninguna clase de ingreso proveniente de ventas u otras
fuentes.
Aunque
no es un indicador de uso extendido, en épocas de inflación su resultado
puede ser sumamente útil en ciertas circunstancias de negocios, como
pueden ser las negociaciones laborales (posibilidad de huelgas o paros
indefinidos) o contratación de seguros generales (especialmente de
lucro cesante). (Efectivo
+ Inversiones temporales + Cuentas por cobrar) / (Costo
de Ventas + Gastos generales) / 365
El
resultado señala que la empresa podría seguir cumpliendo sus obligaciones
durante 217 días, con los resultados de 20X1 ajustados por inflación y
durante 142 días con los de 20X2, a cambio del número de días mostrado
para los mismos años, pero sin haber eliminado el efecto de la inflación,
razón por la cuál éste indicador debería tomarse incluyendo ajustes
por inflación.
La
estructura de capital de una empresa puede definirse como la sumatoria
de los fondos provenientes de aportes propios y los adquiridos mediante
endeudamiento a largo plazo; en tanto que la estructura financiera
corresponde a la totalidad de las deudas —tanto corrientes como no
corrientes— sumadas al patrimonio o pasivo interno. Las fuentes de
adquisición de fondos, junto con la clase de activos que se posean,
determinan el mayor o menor grado de solvencia y de estabilidad financiera
del ente económico. La magnitud relativa de cada uno de dichos
componentes es también importante para evaluar la posición financiera en
un momento determinado.
Los
indicadores de solvencia reflejan la capacidad de la empresa para atender
las obligaciones representadas en cargas fijas por concepto de intereses y
demás gastos financieros, producto de sus obligaciones contractuales
a corto y largo plazo, así como el reembolso oportuno del monto adeudado.
Lo anterior quiere decir que la proporción de deuda y la magnitud de
los costos fijos que de ella se derivan son indicadores de las
probabilidades de quiebra de una empresa por insolvencia y del riesgo que
asumen los inversionistas, dada la variabilidad de las utilidades esperadas
y que constituyen su rendimiento.
Las empresas se endeudan por muchas razones. La principal radica en que el endeudamiento puede resultar más barato que la financiación propia pues, por norma general, los inversionistas exigen una retribución mayor (de otra manera, preferirían ser acreedores y no inversionistas), ya que dentro de dicha retribución debe estar incorporado el costo de la financiación. En otras palabras, el rendimiento que se paga a los acreedores es fijo, en cambio es variable en el caso de los socios o accionistas. Con un sencillo ejemplo, la anterior afirmación puede comprenderse de una mejor manera. Supóngase una compañía con unos activos totales equivalentes a un millón de pesos, los cuales pueden ser financiados con recursos propios, mediante financiación externa o con una combinación de ambas fuentes. Si también se supone una utilidad antes de intereses de 400 mil pesos, una tasa de interés del 30 por ciento y, para simplificar, la no existencia de impuesto sobre la renta, se tendría:
De
donde puede observarse que en la medida en que la deuda sea mayor, también
será más alta la rentabilidad de los inversionistas con relación al
capital aportado. Por esta circunstancia, se afirma que el costo de
financiación por medio de deuda es menor al costo de los recursos
propios, dada su variabilidad en éste último caso.
Otra
razón para el endeudamiento es la deducibilidad de los intereses, que
puede producir, a través del menor impuesto que se paga en uso de dicha
prerrogativa, una generación importante de recursos internos para
futura financiación propia de sus operaciones; siempre y cuando dicho
menor impuesto, causado por el uso de la deducción proveniente de los
gastos financieros, sea retenido de las utilidades netas, para evitar que
los recursos así generados se distribuyan implícitamente a los
accionistas. Por ejemplo, si una compañía se financia 100 por ciento con
recursos propios (empresa X) y otra empresa lo hace en partes iguales
(empresa Y), se tendría:
Situación que
señala un menor gravamen de $52.500, producto de aplicar la tasa de
impuestos (35 por ciento) al monto de intereses causados ($150.000), lo cuál
significa que el estado subsidia —de cierta manera— el costo de la
financiación externa obtenida por los entes económicos.
Bajo
una óptica de planeación estratégica, la empresa no debería distribuir
este menor impuesto ($52.500), sino retenerlo bajo la figura de reserva
voluntaria, para ser acumulado y, posteriormente, utilizado en nuevos
planes de inversión.
Sin
embargo, esta ventaja se ha perdido en Colombia con la implementación
del sistema integral de ajustes por inflación que grava, precisamente,
el endeudamiento en pesos nominales, o sea grava la ganancia que se
obtiene al registrar deudas que serán pagadas, en el futuro, en pesos con
menor poder adquisitivo.
Para
evaluar los riesgos explicados anteriormente y las posibilidades de
atender los pasivos a largo plazo existen algunos indicadores financieros,
como los que se estudian a continuaciLEVERAGE
TOTAL
Mide
hasta que punto está comprometido el patrimonio de los propietarios de la
empresa con respecto a sus acreedores. También se les denomina razones
de apalancamiento, pues comparan la financiación proveniente de terceros
con los recursos aportados por los accionistas o dueños de la empresa,
para identificar sobre quien recae el mayor riesgo.
Pasivo /
Patrimonio
Para
este ejemplo, los resultados se pueden interpretar de la siguiente manera:
por cada peso de patrimonio se tienen deudas por 2.04 y 2.10, para cada
uno de los años estudiados, antes de ajustes por inflación; y de 1.78 y
1.90, después de aplicar el sistema integral. También se suele interpretar
como una relación entre las dos variables que intervienen en el diseño
del indicador; es decir, se podría afirmar que, después de ajustes por
inflación, los propietarios están comprometidos en un 178 y un 190 por
ciento, respectivamente.
En
naciones con bajos índices de inflación se han diseñado algunas variantes
de la anterior formulación, para mejorar y precisar los resultados. Una
de dichas variaciones es la razón "Pasivos-Capital" que se
diferencia de la estudiada anteriormente en que no incluye todos los
rubros que integran el patrimonio, sino únicamente el capital social:
Pasivo
/ Capital
Que,
en nuestro país, tendría que ser modificada para agregar la cuenta de
revalorización del patrimonio, cuya filosofía es, precisamente, estimar
la pérdida de poder adquisitivo del capital inicial para conocer cuál
sería el monto de los aportes requeridos si se quisiera iniciar una nueva
empresa con las características operativas y de mercado del ente que está
funcionando actualmente:
Pasivo
/ (Capital + Revalorización Patrimonio)
Los
indicadores relacionados con el concepto de "apalancamiento" y
que, por lo tanto, involucran en su análisis el patrimonio de la compañía
son, como ya se definió, análisis de la estructura financiera y de
capital y medidas de riesgo, en razón a que, en situaciones en las cuales
dicho indicador sea alto, mayores serán los pagos por intereses y los
desembolsos para atender la obligación y también mayores los riesgos de
insolvencia, en épocas de desaceleración económica o por problemas
particulares del ente.
Debe
recordarse que una empresa se considera comercialmente insolvente cuando
incurre en incapacidad de cumplir, al vencimiento, con las obligaciones
adquiridas y que están representadas en deudas y pasivos con terceros,
debido principalmente a que los flujos de efectivo, generados por el
ente económico, son insuficientes.
También existen otros indicadores útiles para propósitos de la evaluación de solvencia de una empresa, que ya se han estudiado anteriormente, principalmente en la parte correspondiente a estados financieros proporcionales, tales como las relaciones "Pasivo a largo plazo-Capital", "Pasivo a largo plazo-Patrimonio" o el que se presenta a continuación.
CAPITALIZACIÓN
A LARGO PLAZO
Medida
que señala la importancia relativa de las deudas a largo plazo dentro de
la estructura de capital de la empresa, tal como ya fue definida: Pasivo a largo plazo / Capitalización total
Mientras
más alto sea este indicador, mayor será el riesgo que corre el ente económico,
por cuanto una situación imprevista que afecte los ingresos operativos de
la compañía, disminuyéndolos, podría acarrear una situación de
iliquidez e insolvencia, como consecuencia de la alta carga financiera que
las deudas a largo plazo causarían. El denominador del presente indicador
esta compuesto por la sumatoria de las deudas a largo plazo y el
patrimonio de la empresa, motivo por el cuál parece válido que la
interpretación de resultados se realice sobre cifras ajustadas por inflación.
NIVEL
DE ENDEUDAMIENTO
Este
indicador señala la proporción en la cuál participan los acreedores
sobre el valor total de la empresa. Así mismo, sirve para identificar el
riesgo asumido por dichos acreedores, el riesgo de los propietarios del
ente económico y la conveniencia o inconveniencia del nivel de endeudamiento
presentado. Altos índices de endeudamiento sólo pueden ser admitidos
cuando la tasa de rendimiento de los activos totales es superior al
costo promedio de la financiación.
La
tasa de rendimiento de los activos totales se calcula como el producto de
comparar la utilidad con el monto de los activos poseídos por la compañía,
como se explica en el capítulo correspondiente a indicadores de
rentabilidad. Por su parte, el costo promedio de la financiación estará
dado por la tasa que representan los intereses causados en un período,
respecto del promedio de obligaciones financieras mantenidas durante el
mismo lapso de tiempo; al resultado así obtenido se descuenta la tasa de
impuesto sobre la renta, cuando la legislación fiscal permita la
deducibilidad de los gastos financieros incurridos. Pasivo / Activo
Puede
observarse en los resultados ajustados por inflación cómo la participación
de los acreedores "cae" de un sesenta y siete por ciento a un
sesenta y cinco por ciento. Ello se debe, naturalmente, a la parte de los
ajustes por inflación que quedan registrados como mayor valor de sus
respectivas partidas y que en el estado de resultados provocaron una
utilidad de naturaleza "no realizada". En consecuencia, este
indicador debe analizarse sin ajustes por inflación, porque —de otra
manera— podría llegarse a la errónea conclusión de una mejora en los
índices de endeudamiento cuando, en realidad, lo que se está haciendo es
aumentar el valor de los activos totales, hasta un monto equivalente a su
costo de reposición.
Por
la misma razón anterior las valorizaciones deberían sustraerse del
total de activos, así como las cuentas del pasivo denominadas
"anticipos de clientes" e "ingresos diferidos", por
cuanto su naturaleza no es propiamente de una acreencia sino que se
registran de manera temporal allí, mientras ocurre la asociación de sus
costos y gastos con la realización del ingreso, es decir, mientras ocurre
su causación en el tiempo.
NÚMERO
DE VECES QUE SE GANA EL INTERÉS
Este
indicador señala la relación que existe entre las utilidades generadas
por la compañía y los costos y gastos financieros en que incurre, como
consecuencia de los pasivos a corto y largo plazo. Mide el impacto de
los costos y gastos financieros sobre las ganancias generadas en un período
dado, con el propósito de evaluar la capacidad de la empresa para generar
liquidez suficiente que permita cubrir ésta clase de gastos.
Utilidad
antes de interés e impuestos /
El valor correspondiente al concepto de “Utilidad antes de intereses e impuestos” (numerador) de este indicador fue calculado así:
El menor valor determinado entre los numeradores (antes y después de ajustes por inflación) que asciende a $39.027 y $37.126, corresponde al resultado neto de los ajustes por inflación, así:
Para el cálculo del indicador “Número de veces que se gana el interés” debe eliminarse el valor de la ganancia o pérdida por "exposición a la inflación" registrado en la cuenta de corrección monetaria, por cuanto dicho resultado no ha sido realizado por la empresa. La ganancia o pérdida por exposición a la inflación se define como el saldo neto (débito o crédito) registrado en la cuenta de corrección monetaria como producto de aplicar el sistema integral de ajustes por inflación a las partidas no monetarias del balance:
De
donde puede concluirse que, en realidad, esta empresa contaría con
treinta y seis centavos en 20X1 y uno con ochenta en 20X2 para atender los
gastos de operación, después de cumplir sus obligaciones contractuales,
derivadas de pasivos financieros adquiridos con anterioridad. Cifras muy
diferentes a las reflejadas antes de eliminar el efecto de la inflación y
de "corregir" el error de contabilizar la ganancia o pérdida
por exposición a la inflación.
Nótese
que dentro de la utilidad depurada para el cálculo de éste indicador se
incluye el rubro de “otros ingresos”
o “ingresos no operacionales”
los cuales, por su misma naturaleza, deberían ser excluidos, pues
difícilmente sus magnitudes se volverán a realizar o repetir en el
futuro.
A
pesar de los correctivos introducidos en este indicador, antes de su
evaluación definitiva deben considerarse algunos otros factores que inciden
en su cálculo, como pueden ser:
1.
Intereses y demás gastos financieros capitalizados, en razón a
que provienen de financiamiento de activos fijos y contablemente pueden
no estar afectando el estado de pérdidas y ganancias. Deberían sumarse
a los intereses contabilizados como gasto del período (denominador); 2.
La tasa promedio de interés debe ser correspondiente (después
de incluir la gastos financieros capitalizados) con la tasa promedio
de mercado, registrada en el año que se esté analizando. Si ello no es
así, tendrá que buscarse la causa, que puede estar determinada por créditos
de fomento (cuya tasa es menor a la comercial del mercado) o por una incorrecta
contabilización de los pasivos o el diferimiento indebido de intereses
u otros gastos financieros; 3.
En algunas ocasiones es pertinente —y de hecho así lo
recomiendan algunos analistas— agregar al denominador el monto de
los desembolsos que, por concepto de abonos a capital, se hayan
efectuado durante el año que se está analizando, así como los cánones
de arrendamiento por contratos de leasing vigentes durante el período 4.
Como se trata de medir la capacidad de generación de recursos
que permitan cumplir oportunamente con los cargos fijos que, por concepto
de financiación, se hayan asumido algunos autores recomiendan conciliar
la utilidad adicionándole los gastos "virtuales" que han
afectado el estado de resultados, pero que no implican desembolsos de
efectivo, tales como la depreciación y amortización de diferidos. Una
depuración parecida se efectúa cuando se prepara el estado de cambios en
la situación financiera o el estado de flujos de efectivo, como se
explica en el próximo capítulo.
Resumiendo,
este indicador señala el número de veces que las utilidades cubren las
obligaciones financieras inmediatas de la compañía y, por lo tanto,
puede determinar su capacidad de endeudamiento. Entre mayor el resultado
del indicador, mejor será su posición de crédito futuro.
Esta
clase de razones, llamadas también indicadores de rotación, miden el
grado de eficiencia con el cual una empresa emplea las diferentes categorías
de activos que posee o utiliza en sus operaciones, teniendo en cuenta su
velocidad de recuperación, expresando el resultado mediante índices
o número de veces.
ROTACIÓN
DE CARTERA
Establece
el número de veces que las cuentas por cobrar retornan, en promedio, en
un período determinado. Normalmente, el factor "ventas" debería
corresponder a las ventas a crédito, pero como este valor no se encuentra
siempre disponible para el analista, se acepta tomar las ventas totales de
la compañía, sin importar si han sido de contado o a crédito. Por su
parte, el denominador de ésta razón es el promedio registrado en las
cuentas por cobrar a clientes o de deudores por mercancías, el cuál se
obtiene sumando el saldo inicial al saldo final y dividiendo éste total
entre dos o —para mayor precisión— el promedio de los doce últimos
meses. Ventas / Cuentas
por Cobrar
Estos
resultados se interpretarían de la siguiente manera: Las cuentas por
cobrar de 20X1, que ascendían a $304.637 se convirtieron en efectivo 5.32
veces durante dicho período y 13.66 veces durante el año 20X2.
Por
tratarse de partidas que no sufren ajustes por inflación, para el
analista es indiferente evaluar la rotación de las cuentas por cobrar,
antes o después de la aplicación de dicho sistema integral de ajustes
por inflación.
El indicador de rotación de cartera permite conocer la rapidez de la cobranza pero no es útil para evaluar si dicha rotación esta de acuerdo con las políticas de crédito fijadas por la empresa. Para éste último comparativo es preciso calcular el número de días de rotación de las cuentas por cobrar..
PERÍODO
DE COBRANZA DE LA CARTERA
Una
vez conocido el número de veces de rotación de las cuentas por cobrar se
puede calcular los días que se requieren para recaudar las cuentas y
documentos por cobrar a clientes. Para ello, basta con dividir el número
de días considerado para el análisis (30 días si es un mes o 365 si es
un año) entre el indicador de rotación, previamente calculado: Días / Rotación
Como se ha
explicado que es indiferente calcular ésta razón sobre valores históricos
o ajustados por inflación se dirá, entonces, que la compañía del
ejemplo tardó un promedio de 69 días en recuperar las ventas a crédito,
durante 20X1 y 27 días en 20X2, lo cuál parece demostrar o que la política
de crédito de la empresa varió sustancialmente, de un período a otro, o
que se estaba presentando un alto grado de ineficiencia en el área
responsable de la cartera.
El
indicador de rotación de cartera y el número de días de recuperación
de las cuentas por cobrar se utilizan para ser comparados con promedios
del sector al cuál pertenece la empresa que se está analizando o, como
ya se ha dicho, con la políticas fijadas por la alta gerencia del ente
económico. Sin embargo, sobre éste último punto debe tenerse en cuenta
que un número de días de recuperación de la cartera que exceda las
metas establecidas no necesariamente implica deficiencias en el área
correspondiente, como ocurrió con el ejemplo tomado en éste texto,
porque podría existir que unos pocos clientes, cuyos saldos sean
proporcionalmente más altos que el común de la cartera de clientes, estén
registrando alguna mora en el cumplimiento de sus obligaciones o disfruten
de alguna prerrogativa especial, lo que hará que el promedio general se
desvirtúe un poco.
Para obviar el problema anterior es útil clasificar las cuentas por cobrar de acuerdo a su antigüedad, identificando los períodos vencidos en cada caso, más o menos bajo las parámetros permitidos para establecer las provisiones para cuentas de difícil o dudoso recaudo, incorporadas en las normas tributarias y contables.
ROTACIÓN
DE INVENTARIOS
Señala
el número de veces que las diferentes clases de inventarios rotan durante
un período de tiempo determinado o, en otras palabras, el número de
veces en que dichos inventarios se convierten en efectivo o cuentas por
cobrar. Costo / Inventario
En este caso, es
acertado que, para una mejor interpretación de resultados, el valor de
los inventarios promedio (denominador) permanezca a valores históricos
pero, en cambio, el valor del costo sí incorpore los respectivos ajustes
por inflación, por cuanto dicha cifra expresa el monto que la compañía
debería reservar para poder operar normalmente, en condiciones de inflación,
o por lo menos en el mismo volumen de transacciones registrado en el período
inmediatamente anterior. Por ello, además del ajuste por inflación
proveniente de calcular las depreciaciones provenientes de activos fijos y
amortización de diferidos, intangibles y activos agotables, debería
reflejar la actualización de los demás factores que integran el costo de
producción —tales como compras de inventario, mano de obra y gastos
indirectos— aplicando los procedimientos que fueron derogados por la Ley
488 de 1998:
Sin
embargo, teniendo en cuenta la anterior corrección,, la interpretación
no puede hacerse en el sentido de que la rotación de inventarios mejoró
con la inflación (respecto a valores históricos), sino en dirección a
apuntar que esta empresa ha debido rotar 4.18 veces su inventario, a
cambio de 3.83 veces en 20X1; y 4.20 veces a cambio de 3.99 veces en 20X2,
si se pretendía mantener cierta estabilidad en el poder adquisitivo de
la moneda.
Este
indicador de "rotación de inventarios", puede —y debe— ser
calculado para cada clase de inventario: materia prima, productos en
proceso, productos terminados, mercancía para la venta, repuestos y
materiales, entre los más comunes, en cuyo caso el factor
"costo" debe ser adaptado a las circunstancias (materia prima
consumida, costo de producción, costo de ventas o consumos, según se
trate de una u otra clase de inventario); y el inventario promedio debe
ser lo más representativo posible, ojalá obtenido con una larga serie
de datos (por ejemplo los doce meses del año), aunque el promedio de
sumar inventario inicial con inventario final, no invalida su resultado.
DÍAS
DE INVENTARIO
Es
otra forma de medir la eficiencia en el empleo de los inventarios, sólo
que ahora el resultado se expresa no como número de veces, sino a través
del número de días de rotación. Días / Rotación
Estos resultados señalarían que la empresa convirtió sus inventarios en efectivo o cuentas por cobrar (a través de las ventas) cada 95 días y cada 91 días, durante 20X1 y 20X2, mirado desde el punto de vista de cifras no corregidas por inflación y cada 92 y 87 días, durante los mismos períodos, después de eliminar el efecto de la variación de precios en el cálculo de la depreciación. ¿Será esto
cierto? Al parecer, no. Debe introducirse primero un cambio en el
numerador de la razón (cambio que se estudió en el capítulo de
"rotación de inventarios") y posteriormente revaluarse su
interpretación:
Cifras
que deben ser leídas e interpretadas a la luz de "lo que debería
ser". Es decir que, para que esta compañía no se vea afectada en términos
de poder adquisitivo, su inventario debería retornar (convertirse en
efectivo o cuentas por cobrar) cada 87 días y no cada 95 o 91 días,
durante los dos años en estudio.
ROTACIÓN
DE PROVEEDORES
Expresa
el número de veces que las cuentas por pagar a proveedores rotan durante
un período de tiempo determinado o, en otras palabras, el número de
veces en que tales cuentas por pagar se cancelan usando recursos lIquidos
de la empresa.
Como en el ejercicio que se ha venido desarrollando no se conoce el monto de las compras efectuadas durante el año, éstas pueden estimarse a través de la información conocida: inventarios iniciales y finales y costo de ventas. Sin embargo, debe insistirse en que la razón sería más completa si se conocieran exactamente los volúmenes de compras de inventarios hechos a proveedores.
Compras /
Proveedores
Estos
resultados se interpretarían de la siguiente manera: Las cuentas por
pagar a proveedores de 20X1, que ascendían a $45.681 ocasionaron salidas
de efectivo durante 21.97 veces en dicho período y 20.99 veces durante
el año 20X2. Sin embargo, al practicar parcialmente el sistema integral
de ajustes por inflación, el valor de las compras queda expresado, también
parcialmente, en términos de moneda del 31 de Diciembre de cada período,
motivo por el cuál las compras también fdeberían tomarse debidamente
actualizadas por inflación para obtener así el monto que costaría
adquirir el mismo volúmen de inventarios, para poder seguir operando
normalmente, pero a los nuevos precios afectados por la inflación:
En
consecuencia, el indicador de rotación de cuentas por pagar a
proveedores debe calcularse con base en cifras ajustadas por inflación,
en razón a que relaciona una partida no monetaria (compras) con otra
monetaria (proveedores).
DÍAS
DE COMPRA EN CUENTAS POR PAGAR
Es
otra forma de medir la salida de recursos para atender obligaciones
adquiridas con proveedores por compras de inventario, pero expresando el
resultado no como número de veces, sino a través del número de días de
rotación. Días / Rotación
Estos
resultados señalarían que la empresa canceló sus deudas con proveedores
cada 17 días, durante 20X1 y 20X2, mirado desde el punto de vista de
cifras no corregidas por inflación y cada 16 y 17 días, durante los
mismos períodos, después de eliminar el efecto de la variación de
precios. Al tomar cifras corregidas, dichos días de rotación cambiarían
a 15 en el año 20X1, pero se mantendrían en 17 en el 20X2.
CICLO
NETO DE COMERCIALIZACIÓN
Este
indicador, que se calcula como un número de días, es útil para
identificar la magnitud de la inversión requerida como capital de
trabajo, porque relaciona la rotación de las tres variables que
intervienen directamente en la actividad operativa de una empresa:
cuentas por cobrar a clientes, inventarios y cuentas por pagar a
proveedores. Para su estimación se toman los resultados, en número de
días, de las rotaciones correspondientes a cada uno de los conceptos
mencionados:
Cuya
interpretación no es otra que la estimación de los requerimientos de
capital de trabajo, que fueron de 139 y 97 días, para cada uno de los años
analizados. En la medida en que este indicador sea mayor, significará
que la compañía debe obtener también mayores cantidades de dinero
para atender sus obligaciones con proveedores lo cuál se puede lograr, o
bien a través de mejorar su cobranza o la eficiencia en la rotación de
inventarios, o bien mediante nuevos créditos, solución ésta que no es
la mejor, por cuanto implicará costos financieros adicionales, en detrimento
de las tasas de rentabilidad.
ROTACIÓN
DE ACTIVOS
Esta
clase de indicadores establece la eficiencia en el empleo de los activos,
por parte de la administración, en su tarea de generación de ventas.
Existen tantas clases de relaciones como cuentas del activo haya en un catálogo
contable. Sin embargo las razones de rotación de activos mas utilizadas
son las siguientes:
1.
Ventas a efectivo y equivalentes: La razón entre las ventas y los
saldos de efectivo señalan la relación de causalidad proveniente de las
operaciones normales de la empresa y sus disponibilidades para cubrir
las necesidades diarias y contar con una reserva prudente para
eventualidades. Entre mayor sea la razón, mayor también la probabilidad
de déficit de efectivo; lo que provocará tener que acudir a otras
fuentes de financiación.
2.
Ventas a cartera: Es un parámetro que relaciona las operaciones
comerciales del ente con la tenencia de recursos improductivos en cartera.
Un resultado demasiado bajo puede señalar políticas muy amplias de crédito
o ineficiencia en la labor de recaudo de las cuentas por cobrar. También
podría ser un indicio de problemas de pago, por parte de uno o más
clientes.
3.
Ventas a inventarios: Al igual que en la relación anterior, un
indicador bajo podría ser síntoma de stock en exceso, mercancías de
lenta rotación o inventarios obsoletos. Por el contrario, una rotación
por encima del promedio del sector señalaría una insuficiente inversión
en inventarios, lo cuál podría conducir a pérdidas de mercado al no
poder atender oportunamente nuevos pedidos.
4.
Ventas a activos fijos: La relación entre estas dos variables
hace referencia al total invertido en propiedades, planta y equipo y
su capacidad para producir y generar ventas. Por lo tanto un indicador
bajo, respecto al promedio del sector, estaría diagnosticando potenciales
excesos en la capacidad instalada, o ineficiencias en la utilización de
la maquinaria o su obsolecencia técnica.
Como
puede observarse, la intensidad en la utilización de activos se mide
siempre con referencia a las ventas porque, normalmente, son ellas las que
proporcionan la oportunidad de generar recursos propios. Por la misma
razón la relación ventas a activos totales, como se verá más adelante,
es fundamental para el cálculo de los indicadores de rendimiento.
Para
ilustrar el procedimiento y la interpretación de ésta clase de
indicadores se tomará como ejemplo el desarrollo de la relación
“ventas a activos fijos”. Ventas / Activos
fijos brutos
Los
resultados de este indicador señalan que, por cada peso invertido en
activos fijos, se generaron 2.82 pesos en 20X1 y 2.24 en 20X2, en ventas.
Al tomar las cifras después de ajustes por inflación los resultados
cambian a 2.31 y 1.98, respectivamente.
Debe
tenerse en cuenta que la rotación se calcula en pesos y, en consecuencia,
no se analiza la productividad real de la empresa, para lo cuál habría
que conocer, entre otras cosas, la cantidad de artículos fabricados, la
capacidad instalada y las ventas y compras de activos fijos durante el período
que se analiza.
Existen
algunos parámetros de aplicación general cuando se estiman relaciones
de rotación de activos que deben ser tomados en cuenta para una mejor
interpretación de resultados. En primer lugar, si el nivel de activos
se modifica considerablemente durante el período analizado, es
recomendable tomar el promedio simple, dividiendo entre dos la sumatoria
de los saldos inicial y final. De otra parte, un rendimiento constante o
con tendencia creciente en el tiempo señala una administración
eficiente de los activos e impide que se confunda una expansión coyuntural
con un crecimiento sostenido de las operaciones de la empresa.
Razones
de rentabilidad (I)
Las
razones de rentabilidad, también llamadas de rendimiento se emplean para
medir la eficiencia de la administración de la empresa para controlar los
costos y gastos en que debe incurrir y así convertir las ventas en
ganancias o utilidades.
Tradicionalmente,
la rentabilidad de las empresas se calcula mediante el empleo de razones
tales como rotación de activos y margen de ganancias. La combinación
de estos dos indicadores, explicados más abajo, arroja como resultado
la razón financiera denominada "Rendimiento sobre la inversión"
(RSI) y mide la rentabilidad global de la empresa. Conocido como el método
Dupont, es una forma de integrar un indicador de rentabilidad con otro
de actividad para establecer de donde proviene el rendimiento sobre la
inversión: o de la eficiencia en el uso de los recursos para producir
ventas o del margen neto de utilidad generado por dichas ventas.
Este
indicador señala al inversionista la forma como se produce el retorno de
la inversión realizada en la empresa, a través de la rentabilidad del
patrimonio y del activo total.
RENDIMIENTO
SOBRE LA INVERSIÓN
Utilidad
/ Activos
En
el ejemplo analizado puede observarse que, después de dar aplicación
al sistema integral de ajustes por inflación, el indicador desciende
notablemente en los dos años de estudio, aunque con menor intensidad en
20X2. Este hecho se explica porque la cuenta de corrección monetaria
arrojó un saldo débito (pérdida) disminuyendo el monto de las utilidades
(numerador de la razón), a pesar también del ligero aumento en el valor
de los activos totales de la compañía (producto de los ajustes a
inversiones y propiedades, planta y equipo).
En
opinión del autor, aún debería efectuarse un correctivo más al diseño
de este importante indicador, en el sentido de eliminar la parte de las
utilidades o pérdidas provenientes de la "tenencia de activos",
que se reflejan en la cuenta de corrección monetaria: $9.900- y $11.546,
para 20X1 y 20X2, respectivamente. Dicho correctivo se efectúa bajo la
premisa de que tales utilidades son "ganancias no realizadas"
y, en consecuencia, no pueden formar parte de la base para calcular el
rendimiento real sobre la inversión.
En
estas condiciones el indicador se estimaría así:
Resultados
que, concluyentemente, indican que la rentabilidad estimada sobre
valores históricos (antes de eliminar el efecto de la inflación)
sobre-estima la eficiencia operativa de la empresa y su capacidad para
generar utilidades.
Pero,
¿de dónde proviene realmente la rentabilidad de la empresa del ejemplo?.
Esta información puede obtenerse analizando por separado los dos
componentes del indicador de "Rendimiento sobre la inversión",
es decir la "rotación de activos" y el "margen de
ganancias".
ROTACIÓN
DE ACTIVOS
La
rotación de activos mide la eficiencia con la cual se han empleado los
activos disponibles para la generación de ventas; expresa cuantas unidades
monetarias (pesos) de ventas se han generado por cada unidad monetaria
de activos disponibles. En consecuencia, establece la eficiencia en el
empleo de los activos, por cuanto los cambios en este indicador señalan
también los cambios en dicha eficiencia. Sin embargo, ante la presencia
de inflación, el resultado tiende a presentar distorsiones, por cuanto
las ventas representan un flujo y se registran en moneda de poder
adquisitivo promedio del período analizado. En cambio, los activos estarán
valorados a su costo de adquisición, lo que produce una sub-estimación
en el poder de generación de ventas por cada peso invertido en activos.
Al eliminar el efecto de la inflación y corregir —en consecuencia— la
mezcla de monedas de distinto poder adquisitivo, este indicador tenderá a
incrementarse y, lo que es más importante, permitirá un mejor análisis
de la eficiencia de la empresa, al poderse comparar los resultados con
otras empresas del mismo sector y entre distintos períodos: Ventas / activos
MARGEN DE
GANANCIAS
Expresa
el monto de las utilidades que se obtienen por cada unidad monetaria
de ventas. Este indicador mide la eficiencia operativa de la empresa, por
cuanto todo incremento en su resultado señala la capacidad de la
empresa para aumentar su rendimiento, dado un nivel estable de ventas. En
períodos de inflación el volumen de ventas puede verse incrementado,
aunque el volumen físico permanezca sin variación alguna. En
consecuencia, el costo de la mercancía vendida también se incrementará,
pero en menor proporción al aumento de las ventas, en razón a que dichos
costos estarán valuados a precios antiguos (por su valor histórico de
compra). Así las cosas, el aumento porcentual de las utilidades, será
superior al aumento porcentual de las ventas. Como se explica en el
siguiente cálculo, el sistema integral de ajustes por inflación corrige
esta distorsión: Utilidades /
ventas
Si
se elimina, como ya se vió, el efecto de la "utilidad por tenencia
de activos" (tomado del cuadro No. 14 "Corrección
monetaria") entonces se tendría:
Con
estos resultados ajustados por inflación y "corregidos" se
puede concluir que la rentabilidad de esta empresa proviene de su
eficiencia en el uso de los recursos físicos (activos) para producir
ventas que del margen neto de utilidad generado por dichas ventas. RENDIMIENTO
DEL PATRIMONIO
Este
indicador señala, como su nombre lo indica, la tasa de rendimiento que
obtienen los propietarios de la empresa, respecto de su inversión
representada en el patrimonio registrado contablemente: Utilidad /
Patrimonio
Pero
si se depura la utilidad, en el sentido de eliminar la ganancia por
tenencia de activos :
Lo
que significa que, después de corregir la utilidad ajustada, la verdadera
rentabilidad "cae" al 31 por ciento en el año 20X2, en tanto
que en el período anterior se presenta un incremento en la rentabilidad.
__________________
Aportado por:
Ing. José Luis Hernández Cabrera
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