![]() |
EDUCACIÓN VIRTUAL:
¿NUEVA EDUCACIÓN?
Armando Rugarcía Torres
Universidad Iberoamericana Golfo
Centro
Para algunos, la parte izquierda de la educación del título de este capítulo,
"La educación virtual", suena a una utopía, para otros a un imposible, para los
más como un sueño que indica desarrollo y esperanza y para los menos no es otra
cosa que una aberración educativa.
Tarde o temprano le tenía que tocar a la
educación acomodarse en el mundo tecnológico-artificial que hemos creado, pero
claro, a su estilo, con elegancia: "educación virtual", … y no "educación
electrónica", menos "educación artificial". A primera vista parece que la
educación se acompaña de algo moderno y eficaz. Sin embargo, virtual y
artificial al final de cuentas, en cierto sentido, son lo mismo. Esto que parece
artificioso, tiene serias repercusiones en la educación mismas que voy a tratar
de esclarecer.
La vinculación de lo virtual, es decir, de la tecnología
electrónica con la tarea educativa, es una empresa que algunos países y
universidades han decidido seguir, pero ¿a cambio de qué?, ¿Con qué
consecuencias?
No cabe duda que el mundo electrónico-moderno tiene
impresionado al hombre de hoy al que embelesa con sus encantos a un grado tal,
que se olvida de su ser más íntimo y de su futuro. Todo parece resolverse con
cuestiones externas que manifiestan nuestro éxito y que impresionan a los demás:
la aceptación personal con la ropa, la autoestima con un coche, el éxito con un
buen sueldo o mejores ingresos, la educación con escolaridad o calificaciones,
el trabajo con un diploma,... ¿Y la persona interiormente, que? Este es uno de
los misterios que se presentan cuando uno trata de conectar algo moderno como la
electrónica o la informática con algo oxidado y rutinario como por desgracia lo
es la educación. Las denuncias y aplausos, temores y esperanzas, no se hacen
esperar.
Quéau (1997) establece que lo virtual va a cambiar nuestra relación con las
cosas, con la sociedad y la política. Con la electrónica convertida en
multimedia, la humanidad entra en una nueva civilización que le permite planear
su porvenir de otro modo.
Balpe (1997) dice que lejos de desterrar la
escritura de la cultura, la pantalla numérica le da una nueva juventud. Truong y
Bakan (1997), algo alarmados, comentan que la imagen, hoy virtual, es tanto un
espejo como una pantalla, reflejo de intereses, luchas y fantasmas que calan a
nuestra sociedad.
Desde otro ángulo, Lecourt (1997) añade que la revolución
informática trastorna toda actividad industrial tradicional, con la
particularidad de afectar no sólo los procesos materiales de la producción, sino
también los procesos de la inteligencia humana. Entramos, continua diciendo, en
una nueva era del saber, a pesar de la cual, la multimedia no ha sido capaz de
revolucionar la enseñanza. Por esta razón, Helfer (1997) advierte que es
indispensable el uso pedagógico de la multimedia desde la más temprana edad.
Voces de aliento y desaliento se oyen por doquier acerca de los avances
electrónicos. Clifford Stoll, uno de los pioneros de Internet, es un poco
escéptico de su uso en espacios educativos, contrario a lo que el mismo
presidente de los Estados Unidos dice al respecto: "cada niño estadounidense
debe tener acceso a Internet a la edad de 12 años", cfr. Panitz (1997). ¿Acceso
a Internet, para qué? ¿Qué consecuencias tuvo esa afirmación presidencial para
IBM o Gates? Pero sobre todo ¿qué consecuencias tendrán para los
estudiantes?
Con este preámbulo, tratemos de definir lo que ha llegado a
apodarse como "educación virtual".
EDUCACIÓN VIRTUAL: UNA NOCIÓN PREELIMINAR
Un "algo" es virtual cuando es y no es o, mejor dicho, cuando está y no está.
Quizá los más doctos en estos asuntos dirían que lo virtual está emparentado con
lo simulado, tal y como nos gusta vivir en estos tiempos. Se simulan vuelos
espaciales, juegos de mesa, líneas de espera, estrategias de guerra, tráfico
citadino, procesos industriales y casi todo lo demás como los sentimientos y las
virtudes delante de la persona amada o aquella a quien conviene impresionar.
Simular es representar la realidad por medio de un modelo imperfecto, siempre
aproximado, pero que ayuda a manejar la situación.
La educación virtual se
entiende por ahí y por allá como: "dar clases por computadora", "enseñar a
distancia", "escuela moderna", "la tecnología al servicio del hombre", "algo que
se relaciona con imágenes y satélites", "la universidad vía computadora",...,
para usted, ¿qué es la educación virtual? Establezca su idea en el espacio a
continuación o, si prefiere, para ser más congruente con el tema, envíela a la
dirección siguiente: arugarci@uiagc.pue.uia.mx
La educación virtual surge
como una consecuencia de la necesidad de masificar la educación y de lo
expansivo de los costos de la educación tradicional. En la actualidad, la
educación virtual implica el envío de
El diccionario aún no incluye entre sus "miembros" a la educación virtual,
pero integrando las aportaciones de algunos expertos podríamos decir que es: "la
educación hacia el aula y hacia fuera del aula por medios electrónicos". Si esta
definición se acepta, la educación virtual es parte de la "educación a
distancia", cfr. Martín, et al. (1997) y Richards (1997).
El implícito
escalofriante de esta manera de pensar es que se asume sin mayor consideración
que es posible educar por medios electrónicos; es más, que la calidad educativa
se mejora. Revisemos este supuesto en las dos secciones posteriores.
EDUCACIÓN
Este apartado sintetiza de manera breve el significado de la educación. A
pesar de que pueda Ud. estar seguro del suyo, le encomio a revisar con ojos
críticos la relación entre la educación electrónica y su impacto educativo, le
invito a transitar a lo largo del resto de este escrito.
El tema educativo es
del que más he escrito en los últimos años; por ahora, solo reiterare algunos
presupuestos de lo que la educación significa o debe significar:
La educación, ese cambio que sucede internamente a la persona al moverse en un ambiente familiar, escolar, cultural, social, universitario,..., ha estado supeditada a dos fuerzas culturales: grupos sociales vinculados con ella y la ciencia-tecnología. Más adelante voy a revisar tanto las consecuencias educativas de estas influencias como lo
que el sistema educativo ha perdido de vista al someterse a ellas.Nada cambia en la educación formal, por ejemplo, si no cambian los maestros,
cfr. Rugarcía (1997).
Una aclaración antes de empezar: El método de análisis
que voy a seguir es más bien inductivo: tomo datos de la realidad e intento
llegar a conclusiones generales. Como queriendo afirmar que los asuntos de la
educación en su ámbito práctico no son tan científicos como se cree o, más bien,
si usted quiere, se deben estudiar con otro tipo de método
científico.
INFLUENCIAS EDUCATIVAS
Salta a la vista que la tarea educativa en general y la formal en particular
ocurre bajo el estímulo de muy diversas fuerzas culturales, siempre ha sido así
y siempre será así.
Quiero destacar las dos influencias educativas más
relevantes en esta época, mencionadas con anterioridad: los grupos sociales y la
ciencia-tecnología.
Grupos sociales.
Con frecuencia los cambios en el sistema educativo ocurren por la presión o
apoyo de grupos o personas del exterior: desde construcciones hasta becas,
pasando por formación de maestros, recursos bibliográficos, computadoras, planes
de estudio.
El problema educativo que se deriva de esta dinámica se halla
enclavado en las expectativas del donante o grupo de influencia. En una sociedad
como la actual, las mociones sobre la manera que desamparan el quehacer
educativo son de una diversidad enorme. Sin embargo, las expectativas a cambio
parecen converger en una: el propio beneficio. Veamos.
¿Qué pasaría si, por
ejemplo, tomáramos en cuenta la opinión de ex-alumnos para alguna innovación
educativa?
Hace unos años un grupo de ex alumnos se congregó y ofreció a una universidad
participar en su organismo decisorio. El rector les contestó que con mucho
gusto, pero que a cambio dejaran a miembros de la universidad participar en su
consejo de administración...
Un egresado universitario con mucho prestigio
profesional, ha estado presionando para convertir a cierta universidad en
virtual. El rector le contestó que preferiría promover que su institución se
convirtiera "virtualmente en una verdadera universidad"...
En la década de los ochentas, varios grupos de ex alumnos se acercaron a una universidad para argumentar que no admitieran más mujeres en la carrera de Administración Hotelera, ni en la de Relaciones
Industriales. La universidad contestó que eso no era aceptable a sus políticas de admisión de alumnos...Allá por los setentas un par de ex alumnos promovieron que un empresario ofreciera apoyo a una universidad en su construcción. El empresario accedió, pero a cambio de modificar el Ideario de la universidad. El rector dijo: ¡no!
Es relativamente conocido que diversos ex alumnos dan o promueven apoyos a la
universidad a cambio de que impulsen ciertos programas de vinculación,
investigación, educación o administración. A veces una inversión se disfraza de
apoyo. Con frecuencia las instituciones aceptan este apoyo. La mayoría de estos
programas son de corta duración y pobres resultados. Las así llamadas
inversiones en el sector educativo tienen o deben tener otro significado, siguen
otro derrotero que no necesariamente corresponde a mejorar su retorno económico.
No es lo mismo apoyo que inversión. Paradójicamente, algunas universidades sobre
todo estadounidenses, arriesgan sus recursos en inversiones extrauniversitarias
de cierto riesgo.
Déjeme terminar relatando un diálogo telefónico que sucedió
cuando decidimos entrevistar a ex alumnos para actualizar un plan de estudio a
nivel licenciatura:
- ¿Cómo estás José Luis? Habla Armando Rugarcía.
- Bien, ¿y usted
profesor...?
- Estamos revisando el plan de estudios, ¿qué cambios
sugerirías, acordes a tu experiencia profesional?
- "Si me hubieran dado más
azúcar".
- ¿Eso quiere decir que trabajas en un ingenio azucarero?
-
Sí.
- ¿Cuántos más de tu generación trabajan en ingenios?
- Sólo yo.
-
Cuándo estabas en la universidad, ¿sabías que ibas a trabajar en un
ingenio?
- No, claro que no.
- Si hubiéramos ofrecido materias optativas
sobre "producción de azúcar" o algo parecido cuándo eras estudiante, ¿las
hubieras cursado?
- ¡No! …
Si tomáramos otro grupo externo a la institución educativa para consultar
sobre su marcha, el problema sería igual: caos de propuestas, que confluyen con
frecuencia en justificar lo que a la autoridad educativa conviene o cree
conveniente. Pero ¿es lo qué la autoridad temporal piensa, lo más adecuado para
una institución?, ¿Cuál es el criterio para juzgar su pertinencia?
En las
instituciones públicas sobre todo, la influencia del exterior ha sido de otro
tipo, pero igualmente determinante para la educación que ofrecen. La influencia
de grupos políticos o sindicales; los programas de apoyo gubernamental sea este
nacional o internacional a través de la SEP, la ANUIES o el CONACYT; y la
asignación de presupuestos para operación y desarrollo, dan cuenta del dilema
que enfrentan: la tensión entre apoyo-petición a cambio, apoyo-consecuencia
educativa. La institución educativa se ha dogmatizado, hace lo que sea, hasta
prostituirse, a cambio de unos dólares o de un escaño de poder para algunos de
sus miembros. La institución educativa, es víctima del poder político y
económico.
Espero quede patente el drama en que se encuentra la institución
educativa si intenta o tiene que acudir al exterior en busca de apoyo: exceso de
demandas; ambigüedad, a veces contradicción, en las mismas; y corresponder al
apoyo en detrimento, a menudo, de la calidad educativa.
Polarizando el
asunto, cuando una institución educativa desempeña su quehacer con base en
demandas del exterior sin posibilidad de un diálogo crítico, se mete en un
callejón con varias salidas, algunas de las cuales, inclusive, parecen ir contra
su misma naturaleza, en cuyo caso, vive simulando su identidad o mas claramente,
su responsabilidad social.
Ciencia-tecnología .
También sucede que la institución educativa busca mejorar su imagen y calidad
con el auxilio de la ciencia y la tecnología. Este es el ámbito de la
"excelencia académica" que persigue sutilmente su identificación con calidad
educativa. Se pierde de vista que la excelencia académica tiene que ver con
medios y recursos y no con la formación de egresados que es de lo que la calidad
educativa debería dar cuenta, cfr. Rugarcía (1994).
La confusión entre
funciones o procesos y resultados se hace patente por las noticias en periódicos
locales recientes, a las que agrego un breve comentario:
"En marzo de
este año inauguramos nuestra nueva biblioteca". ¿Habrán libros y revistas
pertinentes?; ¿estará conectada con bancos de información internacionales?;
¿irán los alumnos, a qué?, ¿y los maestros?;…
"El año pasado asignamos dos
millones de pesos para actualizar equipo de laboratorio". ¿Para qué y cómo se
van a usar esos equipos?, ¿los equipos son para lucirse o para educar? En 1988
visité una institución de educación superior que tenía un aparato sofisticado,
aún empacado, que les había donado el presidente Luis Echeverría hacía 13
años.
"En 1998 se gastó 1 millón de pesos para mejorar acervos
bibliográficos". ¿Cuántos alumnos y con qué frecuencia consultaron esos acervos
en 1999?, ¿cuántos profesores?, ¿con qué impacto educativo?...
Hemos
invertido 2 millones de dólares en un nuevo sistema de telefonía en la
universidad".
- ¿En qué sentido esta maravilla tecnológica mejora la
preparación de los alumnos?...
"Para dentro de 4 años todos nuestros
profesores de tiempo tendrán maestría". ¿Quién ha comprobado que completar un
posgrado en el área relativa a la temática que se enseña mejora la formación de
los alumnos?...
"Ya llegó la Internet a la institución". ¿Los alumnos y
maestros están capacitados para discriminar, entender y aprovechar la
información?, ¿alguna vez ha preguntado a los alumnos cómo usan la Internet o si
la usan o no?... . Mejorar los recursos humanos o materiales no implica,
necesariamente, mejorar la educación, ¿o si?
- "El 40% de nuestros maestros
investigan". Nos pasa desapercibido que no hay correlación positiva
significativa entre la buena docencia y la buena investigación en la temática
que enseña un académico, cfr. Terenzini y Pascarella (1994) y Rugarcía
(19992).
- "Terminamos de actualizar los conocimientos en nuestros planes de
estudio". ¿Y qué con los maestros y alumnos? ¿Sólo con conocimientos se capacita
una persona? ¿lo qué dice en el papel, sucede en la práctica?, cfr. Rugarcía
(1998).
- "El año pasado publicamos doce libros". ¿Cuánta gente los ha leído
y con qué consecuencias? ¿cuántos se han vendido y cuántos regalado?
- "El
año que entra inauguraremos nuestra primera aula virtual". ¿Se están preparando
los maestros para aprovecharla? ¿Quá hay con el diseño de materiales educativos?
…
Contrastando los ejemplos anteriores con la calidad educativa que estamos
logrando no hay opción fuera de denunciar la diferencia con frecuencia tan
enorme que existe entre recursos, medios y agentes académicos con resultados
educativos. Por supuesto que no se trata de acabar con la formación de maestros,
las publicaciones, los edificios, los libros, las computadoras,... sino de
orientarlos correctamente, de tener claro, desde el principio, el servicio
educativo que van a brindar para con ello formar a los maestros y asignar los
recursos coherentemente.
Estas dos influencias modernas (grupos externos y
ciencia-tecnología) en la tarea educativa han conducido a perder de vista el
asunto medular de la misma: las personas, los estudiantes, el hombre y las
gentes que conforman su sociedad. La institución educativa sirve a la persona y
a la sociedad.
Déjenme aventurar el lápiz para expresar lo que pasaría si
miramos a la tarea educativa, no desde las presiones sociales interesadas en
quien sabe que, ni desde las presiones modernistas de la ciencia-tecnología
interesadas en ya sabemos que, sino desde las que silenciosamente expresan las
personas tanto dentro de la institución educativa como fuera de ella. En otras
palabras, en lugar de tener presentes a los programas, tengamos en mente a los
alumnos y en lugar de pensar en los siguientes niveles escolares o en las
profesiones, pensemos en las personas a quienes los egresados van a
servir.
Cuando el hombre se antepone como punto de partida y llegada de la
tarea educativa, surgen de inmediato dos ideas claves para entender la relación
entre lo humano y lo educativo. Por un lado, Fullat (1986) establece que "el
hombre no nace terminado como las bestias"; dada su naturaleza se tiene que ir
haciendo o perfeccionando durante su vida. Y por otro, Kant (en Fullat, 1986)
indica que la única manera de hacerse hombre es vía la educación. De esta forma,
la educación es una especie de parto inagotable de lo humano; educar es
desarrollar al ser humano.
Es difícil rebatir este tipo de posturas tan
genéricas, pero el asunto medular para entender mejor la educación y sus
consecuencias operativas, es contestar a la pregunta: ¿qué hace al hombre,
hombre? o ¿qué perfecciona al hombre? Pregunta que, sin lugar a dudas, al
hacerla con cuidado, conduce a diferentes respuestas. Platón por ejemplo, dice
(Gervilla, 1988) que "educar es dar al cuerpo y alma toda la belleza y
perfección que merecen". Sí, pero ¿qué perfecciona al alma? ¿el alma?
Desde
la perspectiva social, una especie de lema pulula por los ambientes educativos
oficiales en la actualidad: "La educación debe preparar para la vida actual".
Sí, pero una vez más, desde otra postura, ¿qué prepara para la vida actual? y
¿cómo se proporciona esa preparación?
En otras palabras, el problema de la
educación consiste en contestar a dos preguntas seriadas, la primera es: ¿qué
hace al hombre educado, es decir, que lo prepara para la vida social y lo
desarrolla como persona?, o de manera operativa, ¿cuál es el perfil de egresado
pertinente a estos tiempos? La segunda, desprendida de la primera: ¿cómo le hago
para darle a los alumnos esas características? Para poder operativizar el perfil
del egresado al que se llegue, es necesario establecerlo sin ambigüedades. Decir
que se quieren "buenos egresados" es decir todo y nada al mismo tiempo; es
inoperable con eficacia: ¿Qué quiere decir "buenos"?
TIPO DE EDUCACIÓN
La historia educativa reciente indica que las presiones modernistas fuerzan a
actualizar profesores y planes de estudio, a adquirir equipos de computo y de
laboratorio sofisticados, …, es decir a preocuparnos por los recursos para
enseñar sin tener claro el perfil del egresado que se quiere formar. Sin saber
lo que hace a un hombre educado, nos abocamos a innovar los recursos para
formarlo. ¿Formar, qué?, ¿enseñar, para qué?, ¿trabajar, para qué?…
En los
hechos, la dinámica actual del sistema educativo que incluye al universitario,
esta generando un egresado tipo "grabadora", bueno para repetir, copiar e
imitar, con frecuencia, inclusive, sin entender lo que repite, copia o imita.
Esta es sin duda una generalización irrespetuosa,
No entienden lo que saben.
Usted es el mejor juez de la veracidad de esta aseveración. ¿Qué porcentaje de los conocimientos que aprendió en toda su escolaridad entendió? Mi experiencia en docenas de exámenes profesionales e inclusive de grado me dice que este porcentaje es muy bajo. Teniendo presente este problema, un rasgo necesario en el perfil de egresado que se busca es: "conocimientos entendidos". Este es una característica que el sentido común ratifica como relevante para la educación. El conocimiento que no se entiende sirve de nada en la interacción social.
No saben realmente lo que quieren.
Esta aseveración implica que el egresado no es capaz de tomar sus propias decisiones con la seguridad que dan los valores aprehendidos con todas las de la ley. En otras palabras, una persona es movida por los vientos sociales diversos y a veces contradictorios cuando no ha decidido conscientemente qué vale la pena en su vida; esto es un valor. Si una persona aprehende un valor implica que su mente y afectividad están comprometidas y por tanto se refuerzan las actitudes y compromisos correspondientes. Una actitud es una tendencia estable a ser de determinada manera ante ciertas circunstancias. Por ejemplo, si una persona decide dedicar parte de su vida a los "estudiantes", porque estos le importan, tiende a dar clases, leer cuestiones sobre educación, relacionarse con otros maestros,... Al mismo tiempo tiende a ser responsable, a preocuparse por sus estudiantes, a retroalimentarlos,... Como puede observarse, no es lo mismo querer ser maestro quién sabe por qué razones, que decidir dedicar parte de la vida a los alumnos y a su educación porque en verdad nos valen, nos mueven a tomar decisiones en función de ellos, nos impelen a actuar pensando en ellos. Las actitudes se refuerzan en una persona ante la presencia de un valor asumido por su propia reflexión. Y los valores sirven de horizonte y estímulo para tomar decisiones en la vida; de aquí la importancia de asumirlos con cuidado, pues aprender a valorar es aprender a decidir y aprender a decidir es aprender a vivir.
Esta noción de valor establece de una manera un poco más clara, el reto
educativo en estos tiempos tan controvertidos: enseñar a decidir teniendo
presente la tensión existencial entre diversos valores asumidos previamente. El
drama existencial de esta época tiene dos causas relevantes: La primera refiere
a que nuestras actitudes son endebles porque están atadas a valores "aceptados"
sin la menor reflexión critica. Situación que conduce a no saber bien lo que se
quiere e implica no ser capaz de manejar la libertad conscientemente
(intelectual y afectivamente) para tomar decisiones. La segunda tiene que ver
con el valor que de hecho orienta decisiones y acciones: uno mismo. Nuestras
decisiones son desconsideradas. El lema que parece extenderse sigilosamente es:
"hay que hacer dinero, como sea, pero hacerlo; entre más mejor. De otra manera,
la mística que parece permear el devenir social es: "primero yo, después yo y
ya, hasta después, ... también yo", cfr. Rugarcía (1999 o 2000).
De aquí se
deduce un segundo constituyente operativo del perfil buscado: "actitudes firmes
vinculadas a valores asumidos con seriedad".
No saben resolver problemas.
De esto, casi con seguridad, usted ha sido testigo.
Le pediría que en el
espacio a continuación indicara lo que requiere una persona en sí misma para
resolver un problema:
Las respuestas que generalmente se dan a esta pregunta son: definirlo,
entenderlo, seleccionar información, conocimientos sobre el asunto, ganas de
resolverlo, analizarlo, creatividad, tomar decisiones, evaluar la respuesta,
...
De aquí, resalta un aspecto adicional a conocimientos y actitudes-valores
necesario para resolver un problema: "habilidades intelectuales", estas se
pueden definir como los operadores o potencial humano para manejar el
conocimiento. Las habilidades intelectuales son la herramienta mental para
manejar los conocimientos, por tanto no son ni conocimientos ni actitudes y
están detrás de operaciones mentales como recordar, definir, entender,
seleccionar, analizar, crear, sintetizar, innovar, evaluar, establecer una
hipótesis, imaginar, interpretar, inferir,
Cuando una persona aprende-comprende una serie de conceptos del tema que sea,
desarrolla su potencial para aprender; cuando resuelve una serie de problemas
académicos moviendo sus conocimientos y sentimientos, en el camino desarrolla su
potencial para pensar y sentir, es decir, para manejar conocimientos y
sentimientos; y cuando valora situaciones durante su vida escolar, revisando los
valores que las sustentan y las consecuencias futuras de ellas, refuerza sus
actitudes y desarrolla su potencial para tomar decisiones éticas. Esta es la
parte esencial de la tarea educativa; es la huella permanente que queda en el
hombre cuando se le olvida, inclusive, lo que se le enseñó. Este perfil
educativo implica trabajar las tres dimensiones del hombre: cognitiva,
intelectual y afectiva y corresponde a lo que puede llamarse una educación
integral, cfr. Rugarcía (1998).
De esta manera, la primera pregunta relevante
sobre la educación, ¿qué hace a un hombre educado? ha quedado respondida al
integrar una visión social y filosófica de la educación.
Espero que entienda
por qué he tardado tanto en este asunto aparentemente alejado del tema de este
ensayo, pero si no se plantea el asunto de la educación de una manera clara,
operativa y suficientemente razonada, cualquier innovación educativa, por
moderna o impresionante que sea, podría seguir siendo educativamente inútil. Hay
que tener criterios claros cuando uno enfrenta a los dioses de esta época: la
ciencia, la tecnología, la economía, el individualismo,...
La respuesta a la
pregunta cómo lograr el perfil de egresado descrito por la institución escolar
que lo adopte como propuesta para el trabajo curricular, solo se insinuará
enseguida al tenor de revisar el rol del profesor, del maestro o del educador y
lo discuto más ampliamente en otros escritos, (1998a, 1997 y
1994).
EL PAPEL DEL PROFESOR
El asunto de la formación de egresados en un ambiente real o virtual está en
manos del educador y de "nadie más". Todo empeño del sistema educativo debería
girar alrededor de formar y desarrollar al maestro para promover y eventualmente
lograr el perfil del egresado que comunitariamente se haya establecido. En la
formación y desarrollo de profesores está la clave metodológica eficaz para
renovar la educación, cfr. Rugarcía (1997).
Esta convicción también
contribuye a justificar lo extenso del apartado anterior. La intensión es poder
integrar adecuadamente los dos temas claves de este capítulo: "educación y
"virtual". En congruencia con este apartado, lo virtual se refiere
fundamentalmente a los recursos electrónicos para apoyar al profesor en su tarea
educativa.
LA EDUCACIÓN VIRTUAL
Este apartado cae por su propio peso: la virtualizacion tenderá a desaparecer
del escenario educativo, a menos que los profesores que participen en ella estén
formados para usar los recursos electrónicos en pos de una mejor educación. Dada
la situación que prevalece, lo mismo podría decirse de cualquier otra práctica
cotidiana, innovación o invención educativa.
Esta conclusión es la que
subyace, quizá sin darse cuenta, a las recomendaciones que investigadores como
Martín, et al. (1997) y Richards (1997) hacen a los profesores en torno a los
medios electrónicos para enseñar, por ejemplo:
- Cada sesión debe cubrir un tema completo.
- Prepare suficiente material
para cubrir el tiempo asignado.
- Incluya un asistente in situ.
- Promueva
la interacción entre alumnos y de ellos con usted lo más que pueda: plantee
preguntas o problemas y dé tiempo para contestar individual o grupalmente.
-
No use un medio electrónico solo para transmitir información.
- Siempre
asigne material impreso diseñado para este medio al impartir un curso, cfr.
Rugarcía (1994).
- Promueva el aprendizaje en equipo, cfr. Rugarcía
(1995).
- Es preferible que pueda "ver" a su auditorio; yo diría interactuar
con él.
Todo lo anterior parece ratificar que es más relevante la educación que se genera que el medio, electrónico o no, con el que se propicia. De aquí la importancia del maestro en estos menesteres. Sin embargo, a la fecha, la situación de la formación de profesores y los recursos financieros disponibles, hacen pensar que primero debe promoverse la formación de docentes para educar y luego incorporar los recursos electrónicos (o de otro tipo) si fuese posible y se viera necesario.
Otra limitación al uso de medios electrónicos en la educación estriba en que una imagen pierde el aroma de la interacción humana directa. Un profesor diestro en el arte de educar, puede responder crítica y creativamente a su auditorio de manera personalizada, con lo que se facilita el impacto en las dimensiones afectiva e intelectual de la tarea educativa. Esta postura estaría ratificada por Stroll (Panitz, 1997), uno de los pioneros de Internet, como ya se dijo y por uno de los más prestigiados expertos en educación en los EUA Neil Postman (1996, p. 44).
Todo parece apuntar a que los medios electrónicos tienen un potencial enorme
para transmitir información, conceptos, ideas, tanto de manera impresa como por
medio de personas, pero la educación demanda mucho más que eso. El mero
conocimiento no humaniza, no educa, ni directa ni indirectamente, cfr.
Kolvenbach (1993); y menos si todo se maneja como mera información. En cierto
sentido el poder de la multimedia en la educación, no se ha aprovechado.
Otra
consecuencia del empleo de la electrónica en la educación que pasa
desapercibida, es el efecto "respuesta inmediata". El alumno, al interactuar con
la computadora, se va acostumbrando a responder de inmediato a los retos que
enfrenta. Así tiende a aprender conocimientos por muy complejos que sean, a
resolver problemas y a tomar sus decisiones. No es necesario que desarrolle los
riegos sociales y personales de esta manera de ser. A la vida no se puede
responder como una computadora. Una vida que no se reflexiona críticamente no
vale la pena ser vivida, decía Socrates.
Una última limitación de la
educación virtual es el alto costo de la tecnología que se requiere, cfr.
Penfield (1996) y Rugarcía (1999).
Cabe reconocer, el ingrediente motivacional para los niños y jóvenes que
acompaña a su interacción con los medios electrónicos, pero el camino es arduo
para diseñar el software y formar a los maestros para aprovechar esos recursos
con eficacia educativa. Los medios electrónicos se han usado más bien con fines
de entretenimiento, pero la educación implica atender, pensar, resolver,
valorar, estudiar, …, trabajo y pasión. La escuela o la universidad no son
centros formales de diversiones.
En una reunión con personas especializadas
en la conversión de material impreso a disco compacto se comentó una experiencia
que consistió en que una experta diseñara un programa para que los niños
aprendieran matemáticas. La persona que narraba esta experiencia expresó con
júbilo que al terminar la sesión los niños preguntaron: "Cuándo
venimos
CONCLUSIONES
La multimedia es portadora de promesas que se harán realidad en la medida en
que se conecte su empleo con el desarrollo humano, con una mejor educación. De
no hacerlo así, alcanzará en las mazmorras de la historia la cohorte de las
utopías pasadas.
Un problema de estos tiempos es que confundimos medios con
fines o, más claro, nos conformamos con usar medios modernos sin importar sus
consecuencias educativas; invertimos en ellos o pagamos por servicios que los
implican, pero no prevemos ni revisamos la huella que deja en las personas que
los usan para aprender o resolver retos. Da la impresión que la electrónica se
emplea con fines políticos o económicos y no educativos como debería de ser.
Ojalá no desaprovechemos la oportunidad para construir un mundo más humano, mas
justo y no justo un mundo más.
Los medios electrónicos modernos son mucho mejores para enseñar lo que
enseñamos, pero si esto es precisamente lo que se cuestiona, para qué enseñar
mejor lo que no vale tanto la pena. La mera transmisión de información no educa,
es decir, no prepara para enfrentar la vida ni mejora a la persona. La
tecnología por si misma no puede hacer mejor lo que de hecho esta siendo mal
hecho.
Una vez más, concluyo que el problema de la educación en la mayor
parte del mundo ilustrado, no es de recursos humanos o materiales, electrónicos
o artesanales, sino del sentido que demos a su manejo y al final de cuentas de
los resultados educativos a que se llegue. Antes que dinero o tecnología
electrónica, las escuelas, las universidades y cualquier otra institución
educativa, necesitan renovar el significado de su educación; necesitan
establecer con claridad operativa lo que quiere decir un "hombre
educado".
Cambiar los medios educativos, formar profesores, hacer escuelas,
ampliar bibliotecas, modernizar laboratorios y cualquier otra cosa de estas, es
humana y socialmente inútil si la mística docente continúa su rutina
irrelevante. Es algo así como cambiar majestuosamente el entorno educativo para
que el estudiante salga "igual".
La calidad educativa depende de los medios o recursos que se usen, pero es
una función exponencial de la manera como los alumnos interactúen con los
contenidos que portan esos medios.
La necesidad de maestros formados en
aspectos metodológicos y tecnológicos para educar se hace evidente. Por tanto,
insisto en que antes de incorporar medios electrónicos en la educación, es
necesario enseñar a educar a los maestros.
Al final de cuentas una mejor
educación se promueve entre más "humana" es la interacción directa o indirecta
entre alumnos y profesores bien preparados. Nada sustituye a un profesor
comprometido con el desarrollo de sus alumnos. Antes que educación virtual
necesitamos educación real que es una consecuencia de profesores renovados en su
mente y corazón; en sus destrezas intelectuales y en sus actitudes conectadas
con valores.
Termino reiterando que educar no es transmitir conocimientos o
información, sino lograr que el alumno desarrolle su mensaje humano y social. Me
gustaría cuestionar a aquellas personas que dicen que los medios electrónicos
son útiles para mejorar la enseñanza aseverando que han sido un medio excelente
para evitar el aprendizaje educativo.
El cambio de mística educativa que se propone es más importante que asignar
recursos a la paz o a la justicia, a la salud o a la pobreza, a combatir las
drogas o a renovar el medio ambiente, pues al final de cuentas estos y otros
problemas se empezarán a desvanecer de la faz de la Tierra sólo por medio de una
mejor educación de la población. Ninguna sociedad es mejor ni podrá ser mejor
que los hombres y mujeres que genera su sistema educativo.
La educación
virtual: ¿Nueva educación? Aun no, …, quien sabe.
REFERENCIAS
Balpe, J.-P., "Le pixel crève l'écran", Le monde, avril 1997, pp. 25-27.
Fullat, O., La agonía escolar, Ed. Humanistas, Barcelona, 1986.
Gardner, A., Multiple intelligences, Basic Books, N.Y., 1993.
Intelligence reframed: multiple intelligences for the 21st Century, Basic Books, N.Y., 1999.
Gervilla, E., Axiología educativa, Eds. TAT, Granada, 1988.
Goleman, D., Emotional intelligence, Bantam Books, N.Y., 1995.
Working with emotional intelligence, Bantam Doubleday Books, N.Y., 2000.
Helfer, C., "Virtuellement en cours", Le monde, avril 1997, pp. 36-39.
Kolvenbach, P., Ignatian pedagogy today, Villa Cavalletti, April 1993.
"Entrevista", El pais, abril 3, 1994
Lecourt, D., "Le savoir en cybérie", Le monde, avril 1997, pp. 30-31.
Martin, B. et al., "So you want to develop a distant education course?", ASEE Prism,
February, 1997, pp. 18-22.
Penfield, P., "Education via advanced technologies", IEEE transactions on education, Vol. 39, No. 3. August 1996, pp. 436-443.
Panitz, B., "A cyberskeptic's view", ASSE Prism, May-Jun 1997, pp. 18-20.
Postman, N., The end of education, Vintage Books, N.Y., 1996.
Quéau, P., "Multimédia", Le monde, avril 1997, pp. 19-21.
Richards, L., "Lights, camera, teach", ASEE Prism, February, 1997, pp. 24-27.
Rugarcía, A., "Investigación-docencia: ¿un mito o una alternativa?", Educación química, enero 1992, pp. 5-16.
"Calidad total en la universidad", Revista de la educación superior, enero-marzo 1994, pp. 63-77.
"El empleo de semi-apuntes en la enseñanza de la ingeniería", Educación química, Vol. 5, #1, enero-marzo 1994, pp. 46-54.
"El aprendizaje en equipo en la universidad", Didac, UIA-Sta. Fe, primavera 1995, pp. 15-21.
"Formación y desarrollo de profesores universitarios", periódico Enlaces, año 1, Nos. 1 y 2, marzo y abril 1997.
"La sociedad y la educacion", Magistralis, UIA-GC, primavera 1998, pp.29- 41.
La calidad total en la ensenanza universitaria, Reencuentro, UAM-X, #22, Sept. 1998, pp.22-30.
Valores y valoraciones en la educación, Trillas, México, 1999.
"Educación a distancia: ¿otra educación?, boletín, UIA-GC, Puebla 1999.
Valores y valoraciones en la educación, 2a edición, por publicarse en el ano 2000 o 2001.
Terenzini, P., y E. Pascarella, Vivir con mitos, CIEES, México, 1994.
Truong, N. y O. Bakan, "Quand l'image fait écran", Le monde, avril 1997, pp. 28-29.