Jack Black
El ruido casi imperceptible del silenciador al disparar, el
olor a quemado del gatillo, el ruido del casquillo de la bala
rebotando varias veces contra el suelo y el cuerpo sin vida
cayendo desplomado. Esa había sido mi vida, durante 12 años,
desde que apreté por primera vez el gatillo, contra mi primer
objetivo, a los 22 años.
Toda mi vida se había basado en mi trabajo, asesino, hasta aquel
día.
Todo empezó un 12 de marzo de 1999. Yo vivía en una casa cerca
del puerto, solo, desde allí se podía ver el mar y las
gaviotas, tenía todo lo que me hacía falta, y el dinero no era
un inconveniente. Como cada mañana me desperté sobre las 8:30
a.m. desayuné y me fui a mi sótano, allí tenía mi material de
trabajo: todas las armas habidas y por haber, explosivos como
para volar una ciudad entera y mis "pequeños" aparatos
eléctricos. El ordenador, sonó con su pitido, advirtiéndome así
que tenía correo electrónico, abrí el ordenador, ya que era
portátil, el programa se abrió.
- Hola Jack Black, ¿qué tal estás hoy?..
- Bien Carla, ¿qué tienes para mí?.
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"Carla" era la persona que por E-mail, me enviaba a mis
objetivos y me pagaba.
- Tengo un nuevo paquete para ti.
- Pásame la ficha.
El ordenador indicó que los datos estaban siendo transferidos.
Era un Varón, moreno, de 42 años de edad. La foto llegó y se
imprimió al instante.
- El pago será como de costumbre, $500000 por adelantado y $50000
al acabar el trabajo.
- De acuerdo, en la misma cuenta de sieempre.
- OK. Y recuerda Jack, tú eres el mejorr, el numero uno.
- Lo sé Carla, lo tendré en cuenta.
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- Buena caza.
- Gracias.
La conversación acabó de esa manera. El objetivo residía en
Miami, así que cogí el teléfono y llame a una agencia de
transportes, empaqueté todo lo que iba a necesitar, en media
hora estaban en la puerta de mi casa, les entregué las cajas, la
dirección y me aseguraron que en un día estarían en destino,
cogí el primer avión para Miami. Cuando llegué me fui al hotel
en el que había reservado la suite más lujosa, al día
siguiente llegó todo mi material. Me puse a trabajar, estuve
vigilando a mi objetivo durante tres días enteros, tenía una
vida bastante rutinaria, por lo que el trabajo, sería fácil.
Decidí eliminarlo desde la azotea de un edificio, que estaba
enfrente del edificio donde él trabajaba. Al día siguiente subí
a la azotea, hacía un sol extremadamente caluroso y un viento
leve y apacible, saqué mi rifle de larga distancia con
silenciador. A las 9:22 a.m. como cada día, entraba en su
despacho, apunté y antes de que pudiera disparar, vi en mi
pantalón el reflejo de una mirilla, salte hacia atrás antes de
que nadie me pudiera disparar, me refugié detrás de la caseta
de la azotea por la que había accedido a ella. En efecto, era un
francotirador, empezó a disparar sin cesar una ráfaga de balas
que rebotaban en la pared contigua a la que estaba apoyado yo.
Después empecé a disparar yo, una de las veces en que yo estaba
disparando, conseguí verle la cara, era un hombre joven, moreno,
llevaba gafas y el pelo por el hombro.
Tenía que salir de allí, estaba en inferioridad de condiciones
ya que mi edificio era más bajo que el suyo, con una rápida
maniobra conseguí entrar en la caseta, sin recibir ningún
disparo. Bajé las escaleras corriendo, llegué hasta la calle y
corrí hasta la azotea del edificio en el que estaba el
francotirador, pero cuando llegué ya no había nadie.
Volví a mi hotel, encendí mi ordenador y me puse en contacto
con Carla.
- Hola, Jack.
- No me digas hola, joder.
- Esa no es manera de hablar a una amigga.
- Han intentado eliminarme, ¿quién ha ssido?.
- No lo sé, ¿qué ha sido del objetivo?..
- Sigue vivo.
- Pues elimínalo, para algo te pago.
- ¿Qué tal Jack?, Eres muy ágil, has essquivado mis disparos
como el mejor, claro, que tú eres el mejor. ¿No?. 973 objetivos
eliminados y ni una sola bala recibida.
- Eso dicen, ¿cómo te llamas, hijo?
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- Me llamo Bond, James Bond.- Soltó unaa aguda carcajada.- No, en
serio, me llamo Robert Said.
- Muy bien Robert, solo quiero que sepaas una cosa, te voy a
matar.
- Ahhh! Gracias por avisarme, y ahora mme tengo que ir, trabajo.
- Encantado, Robert.
- El placer ha sido todo mío.
Se fue, no era un tipo para nada apacible, era arrogante y su
humor me producía nauseas; conclusión, tenía que matarle, pero
antes tenia que acabar con mi objetivo. Fui donde trabajaba, entré
en el despacho después de que su secretaria me hiciera pasar,
saqué mi arma con silenciador y le propine un disparo entre ceja
y ceja, se quedó sentado goteando sangre, salí de allí después
de invitar a su secretaria a cenar y de que ella aceptara. Me
dirigí a mi hotel, sabía que Robert estaría allí, entré en
el hotel, subí a mi habitación, como era de esperar la puerta
estaba abierta, saqué mi arma, entre siendo lo más sigiloso que
pude, pero cuando la puerta estuvo a la mitad de lo que podía
abrirse, sonaron unas campanillas, en décimas de segundo, abrí
la puerta del todo y me tiré al suelo del recibidor, me deslicé
por el suelo hasta la segunda puerta, ya que el suelo, de mármol,
estaba pulido, mientras una ráfaga destrozaba la puerta, me
levanté, y me apoyé en la pared, salí corriendo hasta el baño,
mientras él me disparaba una y otra ráfaga, conseguí llegar
sano y salvo al baño.
- ¡Hola Jack, te estaba esperando!.
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- ¡Pues ya estoy aquí!.
- ¡Tienes sin duda la mejor habitación del hotel, es muy
luminosa!.
- ¡Gracias, pero será mejor que te ahorrres las palabras!.
Una ráfaga más destrozó otro tanto de la habitación.
- ¡Si sigues de este modo, tendrás que pagar los destrozos
Robert!.
- ¡No te preocupes Jack todo corre de mmi cuenta!.
- ¡Bueno, pues entonces!...
Disparé 5 veces.
- ¡Abusas de mi confianza Jack!.
- ¡No, solo quiero ser hospitalario conn mis invitados!.
- ¡Te lo agradezco, eres el mejor anfittrión que jamas he
tenido!.
- ¡Bueno, Recuerda que soy él numero 1!!.
Un par de ráfagas recorrieron la habitación.
- ¡No lo serás por mucho tiempo!.
Mientras disparaba más ráfagas, vi como se escondía detrás
del sofá. Yo salí del baño, di un par de pasos y me coloqué
detrás de la barra.
- ¡¿Qué tal estas Jack?!.
- ¡Bien ¿y tú?!
- ¡Muy bien, pero te noto un poco cansaado, ya no eres tan joven
como antes Jack!.
- ¡No, no lo soy, pero sigo siendo mejoor que tú!.
Empezó a disparar, pero ya no eran ráfagas, ahora eran disparos
normales.
- ¡Ya no tienes subfusil Robert!.
- ¡Tengo algo mejor!.
Los dos disparamos.
- ¡Muy bien chico, todo a una carta!.- Dije yo.
Salté por encima de la barra, me tiré al suelo y me deslicé
unos metros, él saltó de detrás del sofá, cayendo justo
delante de mí, y terminamos cara a cara en el suelo y apuntándonos
los dos. Hubo unos momentos de tensión, nos miramos a los ojos y
yo apreté el gatillo, pero ya no quedaba ninguna bala en la recámara,
le miré, me miró y los dos esbozamos una sonrisa en nuestra
cara.
- Me toca.- Dijo él.
- Te toca.- Dije yo.
Entonces apretó el gatillo.
Bueno, la vida es así: unas veces se gana y otras se pierde, y
los jóvenes tienen que reemplazar a los veteranos, es ley de
vida, yo la cumplí
con el que entonces era el numero 1, y ése, sin duda, será el
destino de Robert.
Fin