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Aportaciones para el proyecto Rayuel_o_matic, como una forma
de agradecimiento hacia sus creadores por poner al alcance de muchos la obra de Julio.
"A medida que el siglo XX madura, prosperan ideas
europeas que consideran al lector como fundamental en la génesis de la obra
literaria. Años antes de la publicación de Rayuela, José María
Castellet reelabora y sintetiza esas ideas en una obra clave en la crítica española;
La hora del lector, Barcelona, Seix Barral 1957. Cortázar, sin embargo
parece estar destinado para poner en práctica, en la obra de creación hispano
americana lo que ya estaba latente.
En su soledad de París, Horacio intenta la comprensión de otro ser
paralelo: Morelli, el escritor sin amigos y sin lectores. No obstante, en sus
teorías literarias encontramos el manifiesto de Cortázar en lo que atañe a
literatura de liberación. Ante las acongojantes visicitudes del siglo XX, el
intelectual se encuentra en solitario, perseguido muchas veces por la izquierda
y la derecha, por el gobierno constituido y por convenciones sociales. Para él
la mayoría de las veces, solamente le queda el lector como meta de comunicación.
Ahora bien, este lector está masificado, acosado por los medios de información
modernos. El autor no puede permanecer en la misma situación de superioridad
que el narrador tradicional; tiene que hacer un pequeño esfuerzo para atraerse
la confianza del lector. Para contar las penas al semejante hay que acudir a la
ocasión propicia, para que el interlocutor comparta las congojas. El autor debe
procurar estar en el mismo tiempo que el lector, a su altura y en su mundo.
Morelli parece entregarse a la búsqueda de esta solución: "Intentar en
cambio un texto que no agarre al lector pero que lo vuelva obligadamente cómplice
al murmurarle, por debajo del desarrollo convencional, otros rumbos esotéricos".
No se trata de un "mensaje", sino de una conversación entre
"mensajeros". Para Cortázar no hay novela sin lector- creador. La
literatura es vida compartida, "puente vivo de hombre a hombre y que el
tratado o el ensayo sólo permite entre especialistas". Lo que persigue
Morelli- Cortázar es poner al lector en una situación personal, en un contacto
directo, sin barreras de tesis o mensajes psicológicos. En síntesis, Morelli
expresa la sublime intención de Cortázar: "Por lo que a mí respecta, me
pregunto si alguna vez conseguiré hacer sentir que el verdadero y único
personaje que me interesa es el lector, en la medida en que algo de lo que
escribo debería contribuir a mutarlo, a desplazarlo, a extrañarlo, a
enajenarlo". Naturalmente, el lector entonces tiene que dejar de ser un
ente pasivo que adquiere la obra, la almacena, la vuelve a tomar entre sus
manos, la lee y la elimina. No es así la intención del autor, sino que aspira
a mucho más: "Hacer del lector un cómplice, un camarada de camino.
Simultanearlo, puesto que la lectura abolirá el tiempo del lector y lo
trasladará al del autor. Así podrá llegar a ser copartícipe y copaciente de
la experiencia por la que pasa el novelista, en el mismo momento y en la misma
forma". Morelli-Cortázar no intenta la construcción de un
personaje al modo tradicional, sino que pretende que el lector contribuya a dar
la dimensión completa de los seres que deambulan por la novela.
Para convertir un ser plano en uno denso también cuenta con la fuerza del
lector, con todas sus experiencias, pero también con todas las debilidades, con
todas sus limitaciones. Con la forja de una situación límite, Cortázar va a
conseguir la concreción de su solitario personaje, al mismo tiempo que logrará
la definitiva cooperación del lector y la sublimación del doble. A mitad de
camino, como dos parlamentarios antes de la batalla, cada uno con sus armas, el
autor y el lector deben colocar las diversas piezas de la obra. A mitad camino
entre dos edificios coloca también Cortázar a Horacio y Traveler. La situación
límite en su obra adquiere dimensiones difícilmente superables. Para llegar al
encuentro es necesario volver la vista atrás."
Joaquin Roy, la obra Julio Cortázar ante su sociedad 1974,
Ediciones Peninsula.
(Agradezco a Salvador Asunción Aguado por
facilitarme esta cita).
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