Arqueo
Aegyptos
En El Interior De La Pirámide
La Constelación de Egipto
Texto de Amenofhis III |
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Se suele decir que en el campo de la astronomía, Egipto no alcanzó el conocimiento al que llegaron, por ejemplo los babilonios. Pero sin embargo, es muy probable que lo que ocurrió no fuese sino que los sabios egipcios utilizasen de aquel saber tan solo lo que les era verdaderamente útil. Un ejemplo muy claro lo tenemos en la utilización de la rueda, puesto que hay escenas de la IV Dinastía en las que vemos escaleras móviles mediante ruedas, parece ser que no fueron utilizadas a gran escala. Y es que a lo largo de los años, Egipto sobrevivió a los caos que se daban en en mundo exterior, envuelto en su propia burbuja que lo mantenía apartado de cualquier evento que no resultase útil a su forma de ser ó pensar. Todo aquello que no evolucionase en el campo religioso ó del carácter práctico, tales como la medición del tiempo ó las orientaciones de los santuarios, no era imprescindible; pero ello no significa que fuese desconocido. Si uno se pone a indagar un poco en la relación que el cielo tenía con la vida cotidiana, y por defecto con todo lo que representaba una base de carisma importante para la vida del egipcio, vemos que las creencias religiosas, que eran la base del mundo egipcio, provenían de las profundidades del cosmos. En el Universo había emergido la vida, el caos primigenio, en el cual Atum había resurgido como una forma de vida propia, formaba parte de los antiguos textos, en los cuales se relatan claramente que los dioses de Egipto procedían del cielo. Así pues, no es extraño que dos de las divinidades más importantes de Egipto, Isis y Osiris, sean en realidad Sirio y Orión. Pero Sirio no solo une a Egipto con Isis, sino que representa el momento en el que el Nilo se desborda a mediados de junio. La egiptología ortodoxa acepta que los astrónomos egipcios conocieron desde las primeras dinastías los planetas más brillantes, que ellos identificaron con Isis y con Horus. Pero el tema es mucho más complejo de lo que parece... Isis fue relacionada con Sirio, mientras que a Horus se lo identificó con el planeta rojo Marte. Pero, ¿dónde está la relación entre Sirio y Marte? Sencillo. Sirio es hoy una estrella de color blanco azulado, pero hace 2000 años, tenía un color rojizo, y así vemos vinculada a Isis con el color rojo en las representaciones en las que ella toma carácter benévolo; y son numerosísimas las representaciones en las que la vemos vestida con un vestido rojo. Pero, ¿qué tiene que ver esto con la antigüedad de los estudios de los egipcios acerca de Sirio ó Marte? He aquí otro gran dilema entre la egiptología ortodoxa y las fuentes de los antiguos historiadores. Si bien la primera acepta que desde temprano los egipcios sabían discernir las estrellas y los planetas, es necesario el estudio durante siglos para que esto sea posible. Y, la primera, la egiptología ortodoxa, no acepta las fechas de la segunda, los antiguos historiadores, cuando hablan de fechas tales como 10.000 ó 26.000 años. Llegados a éste punto, uno está de acuerdo que las fechas son desorbitadas, pero desde luego siempre está la incertidumbre de saber en qué están medidas esas cantidades de tiempo, ¿en ciclos solares? ¿en ciclos lunares? El astrónomo griego Hefesio dejó constancia de que los antiguos egipcios, desde los albores de su tiempo, sabían distinguir a la estrella Sirio con total claridad, y que además podían aventurarse a realizar predicciones dependiendo de su brillo ó del color que tomaba por el horizonte. Son varios los testimonios que aseguran que en aquellos momentos, incluso sobre el siglo III ó IV a.C., Sirio tenía un color rojizo. Ahora sí, el debate comienza cuando muchos astrónomos afirman que, en realidad lo que los antiguos veían era la estrella Sirio B. Pero eso es harina de otro costal. Si bien podemos admitir que en Santuarios como el de Karnak, la orientación corresponde correctamente a la dirección del Sol en el año 1480 a. C. , ó que el Santuario de Abú Simbel era un prodigio que conseguía marcar con perfección asombrosa el comienzo de la crecida y el final de ésta misma, debemos admitir que estos sabios del Imperio Nuevo debieron haber bebido de fuentes más antiguas, simple lógica. Ahora, si aceptamos que complejos funerarios como los de Gizeh ó aún más antiguos, el del rey Djeser en Saqqara están perfectamente alineados ó corresponden a puntos concretos en el firmamento, también la lógica nos induce a pensar que los sabios de la III y IV Dinastía bebieron de fuentes más antiguas. El estudio del cielo no es cuestión de unos años. Son necesarios cientos de años para llegar a comprender el movimiento de una sola estrella. El conocer la posición de las estrellas contribuyó a que los egipcios supiesen marcar desde muy antiguo los equinoccios y los solsticios de verano e invierno. Existían muchos edificios (hoy por desgracia ya no) los cuales su interior estaba perfectamente marcado por la salida del Sol. Y, si existe un monumento que está ligado a la astronomía claramente, esos son los de Gizeh. Su orientación , ubicación y la unión que existen entre diferentes partes de los monumentos y el firmamento, no pueden ser producto del azar. Hoy día la teoría esgrimida por Robert Bauval suele aceptarse sin tapujos. Por casualidad, viendo una fotografía aérea de los vértices de las tres pirámides, Bauval descubrió el increíble parecido que tenían con la constelación de Orión. Para resumir su trabajo, podemos adoptar el breve cuadro explicativo que él mismo elaboró en su momento.
Conjuntamente, Bauval explica que:
Además, no hay que olvidar que la Esfinge de Gizeh está orientada hacia el este, y que en la Gran Pirámide incluso existe la interelación entre Isis-Sirio y Osiris-Orión, divinidades emparentadas bajo el matrimonio y relacionadas con las constelaciones a las que apuntan los canales de las cámaras de la Gran Pirámide. La verdad es que estas comparaciones no se detienen en la meseta de Gizeh, y no sería absurdo pensar que puesto que este complejo parece obedecer a un plan determinado, otras pirámides de Egipto obedezcan a la situación que adoptó en su momento un grupo determinado de estrellas. Y si otro monumento en Egipto se vincula claramente a la astronomía, ese es el Santuario de Dendera, en el Alto Egipto. El techo astronómico de Dendera es una de las herencias más espectaculares de la antigüedad. En él se pueden ver representados los signos del zodíaco, en un disco de dos metros y medio de diámetro. El santuario se puede datar alrededor del siglo I a. C., bajo el reinado Ptolemaico, pero sin embargo, está levantado sobre las ruinas de una edificación datada en tiempos de Keops. Aquí, el hecho fundamental es que existía la costumbre egipcia de edificar nuevas construcciones sobre las ruinas de edificios más antiguos, como es el caso de Luxor, pero también es cierto que ese edificio jamás perdía la función para la que había sido concebida. No sería extraño deducir que ya en los tiempos de Keops, el edifico que había en Dendera estuviese designado a servir a los sabios que Su Majestad, Salud, Fuerza y Vida, tenía destinados al estudio del firmamento. |
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© 2005, Amenofhis III (Luis Gonzalez Gonzalez) amenofhis_29@hotmail.com |
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